El día después

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Ha sido larga y dura nuestra crisis, dibujada en todos los escenarios por donde pasa la vida diaria de los venezolanos, consecuencia, principalmente, de un prolongado conflicto político, de allí la relevancia que pueden llegar a tener los venideros comicios presidenciales, pautados para finales del mes de julio.

Por El Nacional

Las elecciones son, ciertamente, una herramienta importante para zanjar las disputas que se dan en una sociedad, pero no alcanzan por sí solas para resolver una crisis de la envergadura de la venezolana. Deben estar acompañadas por un compromiso que permita abordar los aspectos contenidos en los convenios suscritos en México y Barbados, con el fin de alcanzar una estabilidad política que permita atender los graves y urgentes problemas que confrontamos e iniciar la ruta hacia una nueva sociedad en la que quepamos todos.

Hay, así pues, que ventilar políticamente el país, abrir las ventanas para que entren los nuevos aires que soplan desde nuestra presente realidad y simultáneamente desde las radicales y aceleradas transformaciones que se están generado a lo largo y ancho del planeta, sobre todo a partir del siglo XXI, anunciando lo que se ha descrito como un cambio de época en la historia de la humanidad.

Al margen de los resultados que arrojen las votaciones, habrá que apostar por la convivencia nacional, creando las condiciones que favorezcan la cohesión social y el bienestar de todos. Hay, por tanto, que cambiar de raíz el formato de la política que hemos padecido en las últimas décadas, sellado por una polarización insensata, y aprender a navegar en medio de las controversias, por más complejas que sean, creando un espacio para que tenga lugar un diálogo fundamentado en una relación de tolerancia mutua, alrededor del bien común y desde la perspectiva de un futuro que no puede ser sino compartido.

Con base en lo señalado anteriormente, entonces, hay que ubicar la propuesta del presidente Gustavo Petro, apuntando a la realización de una consulta nacional, que ha sido recogida por distintos sectores políticos y que se haría el día de la elección presidencial. Dicha consulta debería ser diseñada recogiendo los distintos puntos de vista de todos los actores, sin exclusiones, y tendría como objetivo reconocer los resultados arrojados por las urnas, garantizar los derechos políticos tanto del candidato perdedor como de sus seguidores y sentar las bases de un gobierno de unidad nacional a partir de las negociaciones que sean necesarias, rescatando la política como instrumento para construir un proyecto sugestivo de vida en común, como habría dicho el filósofo español José Ortega y Gasset.