
En un giro significativo en el caso que ha capturado la atención pública durante décadas, el juez Michael Jesic ha otorgado a Lyle y Erik Menéndez, condenados por el asesinato de sus padres hace 35 años, la posibilidad de obtener su libertad condicional. Tras siete meses de deliberaciones legales, el magistrado ha reconsiderado su sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, imponiendo una nueva condena de 50 años de prisión.
Esta decisión, tomada casi un mes después de dar luz verde a la petición de una nueva sentencia a mediados de abril, permite ahora a los hermanos Menéndez, de 57 y 54 años respectivamente, optar a la libertad condicional después de cumplir 35 años tras las rejas.
El fallo del juez Jesic se contrapone directamente a la postura del nuevo fiscal general de Los Ángeles, Nathan Hochman, quien el pasado 10 de marzo rechazó categóricamente la posibilidad de una nueva sentencia. Hochman argumentó que los hermanos no merecían la libertad debido a supuestas inconsistencias y falsedades en su testimonio a lo largo de los años.
Sin embargo, el juez Jesic se mostró favorable a la petición de los hermanos, presentada por su abogado Mark Geragos. «Hoy es quizá el día más importante para ellos desde que fueron encarcelados», declaró Geragos la semana pasada, anticipando la decisión. «Han esperado mucho tiempo a que se haga justicia».
La posibilidad de libertad condicional para Lyle y Erik Menéndez se basa en las leyes de California que permiten esta opción a quienes cometieron delitos graves antes de los 26 años. No obstante, la aprobación final de dicha libertad recae en una junta específica y requiere la firma del gobernador de California, Gavin Newsom, lo que introduce una dimensión política al proceso.
El crimen que conmocionó a la sociedad se remonta al 20 de agosto de 1989, cuando Lyle y Erik Menéndez, entonces de 21 y 18 años, asesinaron a sus padres en su mansión de Beverly Hills. Tras un primer juicio nulo en 1993, fueron declarados culpables en 1996 y sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Después de pasar 22 años en prisiones separadas, los hermanos fueron reunidos en el Correccional Richard J. Donovan de San Diego en 2018, tras demostrar esfuerzos de reinserción, incluyendo la obtención de títulos universitarios. Su caso ha experimentado un resurgimiento en la atención pública gracias a diversos documentales, pódcasts y una reciente serie de Netflix.
Además de la reciente resentencia, existen otras vías potenciales para la liberación de los hermanos Menéndez, como una petición de habeas corpus basada en nuevas pruebas relacionadas con el supuesto abuso paterno, aunque esta opción enfrenta la oposición del fiscal Hochman. Otra posibilidad, aunque menos probable, sería un perdón directo por parte del gobernador Newsom.
Con dos vistas de clemencia programadas para el 13 de junio, la decisión del juez Jesic abre un nuevo capítulo en este controvertido caso, dejando en manos de la junta de libertad condicional y del gobernador Newsom el futuro de los hermanos Menéndez.