A medida que se acerca el mes de las primarias opositoras en Venezuela, las amenazas contra el proceso persisten, sin lograr despertar un clima electoral en el país. Aunque la campaña oficialmente ha comenzado, no se ven pancartas ni propaganda en los medios tradicionales. En su lugar, el proselitismo se concentra en el ámbito digital, donde se han denunciado agresiones contra algunos candidatos y se han realizado mítines en diferentes regiones. Sin embargo, una demanda ante el Tribunal Supremo de Justicia pide la suspensión de estas elecciones, lo que añade incertidumbre al proceso.
A pesar de las críticas y las dudas, la Comisión Nacional de Primaria (CNP) asegura que las elecciones se llevarán a cabo el 22 de octubre en más de 3,000 centros de votación en todo el país, así como en otros 87 lugares en el extranjero donde podrán participar más de 397.000 migrantes venezolanos. Mientras tanto, el chavismo insiste en que estas elecciones internas no se celebrarán y promueve investigaciones sobre su financiamiento.
La ubicación exacta de los centros de votación es uno de los desafíos a enfrentar por los organizadores. Para solucionar este problema, se contará con la ayuda de activistas y voluntarios que estarán afuera de los centros informando y facilitando el proceso para los votantes.
La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que auspicia el proceso, ha decidido llevar a cabo estas primarias sin el apoyo del Consejo Nacional Electoral (CNE), por lo que no podrán utilizar los puntos tradicionales de votación ni contarán con el apoyo de la Fuerza Armada. En su lugar, se solicitará el apoyo de los cuerpos de seguridad en las instancias nacionales, estatales y municipales.
María Corina Machado es considerada la favorita en todas las encuestas, seguida de cerca por Henrique Capriles. Sin embargo, ambos están inhabilitados para ejercer cargos públicos de elección popular, lo que plantea un dilema sobre la posibilidad de establecer una sucesión de la candidatura hasta encontrar a un político que no esté vetado por las instituciones.
A pesar de las dificultades y las agresiones sufridas durante la campaña, tanto Capriles como Machado siguen llamando a votar a los 20 millones de electores habilitados para hacerlo, aunque se estima que solo participe alrededor del 20% del padrón.
Persisten dudas sobre la transparencia de las primarias, ya que se llevarán a cabo de manera manual en un país que ha utilizado sistemas computarizados en elecciones anteriores. Se verificará visualmente a cada elector para evitar fraudes.
Los partidos opositores se mantienen en reuniones privadas para analizar alternativas al resultado de las primarias, ya que se considera que es poco probable que cumplan su objetivo de elegir un candidato presidencial de coalición.
A pesar de los obstáculos, María Corina Machado no se rinde y promete llegar «hasta el final» para ganar el 22 de octubre y presionar para que se le permita competir en las elecciones presidenciales de 2024, algo que el chavismo y las instituciones han negado rotundamente.