ABSTENCIÓN DEL 2005: La oposición no puede darse el lujo de perder la Asamblea Nacional

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Las fuerzas democráticas, representadas en la Asamblea Nacional, están obligadas a convertir las dificultades y obstáculos en oportunidades para el combate. Tras el error cometido de la abstención en 2005, la oposición debe asumir que constitucionalmente el período legislativo se vence este año, y que Maduro aprovechará la circunstancia para desmontar con votos lo que no ha podido desmontar con balas: el Parlamento.

El Cooperante

Un error se cometió en 2005. Un error costoso. Los poderes fácticos presionaron. Y la oposición -toda- anunció su retiro de la contienda electoral para escoger diputados del Parlamento, un comicio clave que le dio a Hugo Chávez libertades amplísimas para gobernar el país sin una oposición con tribuna institucional.

El cambio de estrategia en 2015 derivó en una elección que permitió obtener dos tercios del Parlamento. El Gobierno, abrumado por la victoria opositora, usó el poder de su Tribunal Supremo y la complicidad de la Fuerza Armada con el objetivo único de desmontar al Parlamento, condenando a decenas de diputados a la cárcel o al exilio.

Pero es un hecho que la Asamblea Nacional no ha sido desmontada, a pesar de la existencia de la espuria ANC, del arrebato del Palacio Federal y de Luis Parra, quien de verdad se cree presidente y finge sesiones llenando curules con milicianos y legisladores del Psuv.

Y esa misma Asamblea Nacional, la que dirige Juan Guaidó, es la que hoy reconoce y respalda la comunidad internacional, muy a pesar del régimen y de ciertos sectores presuntamente opositores, que desde el inicio han saboteado directa o indirectamente a la oposición, algo que debe hacer muy feliz a Nicolás Maduro.

La leģítima Asamblea Nacional, pese a las dificultades, avanza en la designación de nuevas autoridades del Consejo Nacional Electoral, un paso indispensable para lograr el objetivo de elecciones libres puesto que, al fin y al cabo, toda la comunidad internacional pide exactamente eso: elecciones libres.

La proximidad de las elecciones pautadas en la Carta Magna para renovar la Asamblea Nacional, no obstante, es un hecho que debe examinarse con cuidado. Henrique Capriles Radonski ha advertido recientemente en un artículo de opinión, que la oposición debe convertir las elecciones parlamentarias «en un hecho político». Un hecho, por ejemplo, como el de Bolivia, que desencadenó la salida de Evo Morales del poder.

La declaración que este martes pronunció Henry Ramos Allup, y que fue sacada más que intencionalmente fuera de contexto por Vente Venezuela, abre una ventana en medio de la encerrona: elecciones presidenciales y parlamentarias con un nuevo Consejo Nacional Electoral y la debida supervisión internacional.

Tras 20 años de ensayo y error, la oposición ya no puede darse demasiados lujos. Y mucho menos el de perder la Asamblea Nacional, un Poder que no ha sido desmontado ni con plomo ni con trampas, y que muy a despecho de los radicales de la oposición, es la verdadera piedra en el zapato del régimen y no el discurso de las guerras heroicas imaginarias que jamás se producirán.