Un avión comercial de American Airlines y un helicóptero militar Black Hawk colisionaron en el aire la noche del miércoles cerca del Aeropuerto Nacional Reagan en Washington D.C., provocando la caída de ambas aeronaves al río Potomac y la suspensión de todos los vuelos en la terminal.
El avión, un Bombardier CRJ700 operado por PSA Airlines, llevaba a 60 pasajeros y cuatro tripulantes. El helicóptero, según un funcionario de defensa, transportaba a tres soldados del ejército estadounidense.
Unidades de rescate acuático y embarcaciones contra incendios se desplegaron rápidamente en la zona del accidente. Se han reportado al menos cuatro personas rescatadas con vida y trasladadas a hospitales, pero las autoridades no han confirmado el número de víctimas fatales. El senador Roger Marshall, de Kansas, sugirió que la tragedia podría haber dejado un saldo considerable de fallecidos.
La colisión, que ha causado conmoción y asombro en la comunidad aeronáutica, plantea interrogantes sobre cómo un accidente de este tipo pudo ocurrir en un espacio aéreo tan controlado. Expertos en aviación señalan que los aviones comerciales están equipados con sistemas anticolisión (TCAS) precisamente para evitar este tipo de incidentes.
«Es asombroso que esto haya ocurrido», expresó Pete Munteen, corresponsal de aviación de CNN. «Este accidente representa una alineación increíble de fallos en la cadena de seguridad aérea».
Las autoridades se encuentran investigando las causas del accidente. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, aseguró que el Departamento de Defensa está monitoreando la situación y listo para brindar asistencia.