Se puede analizar el fenómeno «koki» sólo desde la anécdota, el parte periodístico, eso es correcto, pero se queda en la superficie; es necesario ir al fondo del fenómeno koki: qué significa políticamente, socialmente, por qué surge ahora, cómo lo enfrenta el madurismo.
Por: Toby Valderrama y Antonio Aponte / Aporrea
El koki, qué duda cabe, es una manifestación de la clase marginal, es su respuesta al desastre en que han convertido el país. Una respuesta confinada a su visión corta de la sociedad y a la estrechez de las soluciones que esa visión produce. No va más allá del barrio donde se origina. El gobierno, también de ideología marginal y lumpen sindicalero, no puede ofrecer otra solución a este fenómeno que la emanada de su condición ideológica, la violencia, el atropello. En resumen, lo que sucede hoy en Caracas es un enfrentamiento entre manifestaciones marginales, que ocurre en un escenario de profundo vacío político.
La ideología marginal desde el gobierno, el madurismo, destruyó el armazón institucional del país, desmontó el Estado, y lo que es peor, destruyó las relaciones espirituales que mantenían cohesionada a la sociedad, acabó con la obediencia consciente a las leyes de convivencia, el respeto al imperio de las leyes, la imparcialidad del sistema de justicia, arrasó con la credulidad en el prójimo. Así creó un vacío social que es llenado por pequeños poderes locales que imponen un cierto orden que es aceptado por el miedo y también por la simpatía. El desastre de la ideología marginal en el gobierno toca a todas las manifestaciones sociales, desde la acción de gobierno hasta la vida en el barrio, pasando por la economía, la cultura en general.
El fenómeno del koki, al igual que el pésimo gobierno, es un asunto ideológico: la ideología marginal no es capaz de dirigir un Estado, ni de dirigir un barrio. Por eso las soluciones a los tantos «kokis» que existen en los barrios y en el gobierno no está en la represión, en las recompensas, en los diálogos. El gobierno marginal madurista no puede resolverlo, les falla la ideología, sólo atina a buscar culpables, viene fracasando desde la razzia en el barrio de Maracay, fracasó con la olp, con las faes, con los colectivos. No puede solucionar un problema quien lo lleva en sus entrañas.
El problema en realidad está en miraflores, en la ideología que allí se enquista, y es allí donde debe comenzar la solución. El país en manos de un gobierno marginal está destinado a ser destruido. De eso se trata hoy, de salvar al país. Todo lo que pasa son manifestaciones de esa ideología, desde el asalto a pdvsa, la pérdida de la moneda, el robo del salario, de las reivindicaciones sociales, del futuro de los jóvenes. El país está siendo devastado por la marabunta marginal. La solución no está en elecciones, ni en pañitos caliente atacando con tanquetas los barrios, esos son paliativos. La solución tiene que ser de fondo, arrancar de raíz la ideología que conduce el desastre, salir del madurismo para volver a Chávez. De no hacerlo, la solución del capitalismo que ya asoma en las declaraciones de sus sicarios, será un gobierno fascista que mate al perro para terminar con la rabia.
¡VOLVER A CHÁVEZ!