El 19 de enero, apenas unas horas antes de que Joe Biden jurara como nuevo presidente de Estados Unidos, Antony Blinken despejaba ante legisladores la política que se desarrollará frente al gobierno de Nicolás Maduro.
Blinken, quien había sido hasta 2015 asesor de seguridad adjunto, para el presidente Barak Obama, espera pronto ser ratificado en el Congreso como el nuevo Secretario de Estado.
El senador por Florida, Marco Rubio, quien desde su apoyo a Donald Trump y a la causa por la libertad de Venezuela, ha dejado conocer sus graves dudas respecto de Biden enfrentando a la tiranía venezolana, increpó a Blinken y, quizás, se llevó una sorpresa.
En “dos platos”, el nuevo Secretario de Estado anticipó que al régimen madurista y a sus sancionados les vienen más dolor, y también más presión de la comunidad internacional.
Estados Unidos puede venirse más duro frente al régimen de Maduro
Blinken es reconocido por ser un promotor del multilateralismo, y en el caso de Venezuela, esa visión parece encaminada a sumar fuerzas entre democracias aliadas y potencias muy influyentes, para lograr que en este país suramericano se celebren finalmente elecciones presidenciales libres, justas y verificables.
Yo recuerdo que a principios del 2020, en medio de una euforia pro Trump, quien parecía determinado a acabar con el régimen de Maduro por varias vías, no fue poca la cantidad de venezolanos que se molestaron por unas gestiones en las que andaba el dirigente opositor Carlos Vecchio.
Vecchio, nombrado por el gobierno interino de Juan Guaidó como Embajador ante Estados Unidos, había dejado conocer sus reuniones, nada menos que con la presidenta de la Cámara de Representantes, archi enemiga de Trump, la demócrata Nancy Pelosi.
Incluso desde antes, este embajador y su equipo venían cultivando el apoyo bipartidista en Estados Unidos, lo que se ilustró como tarea bastante avanzada cuando el 4 de febrero de 2020, ambas cámaras, ambos partidos, todas las instituciones, ovacionaron de pie al presidente Guaidó durante el mensaje del Estado de la Unión.
Embajador Vecchio explica el nuevo proyecto internacional contra “dictadura venezolana”
Ahora hablamos con Vecchio, quien desde Washington, y comprobado que más valían aquellas “mentadas de madre” por sus reuniones con líderes demócratas, a que no se hubiera adelantado una diplomacia bipartidista; pasa a explicarnos lo que a su juicio puede ocurrir en tiempos de la administración Biden.
Si bien el nuevo presidente había dicho durante su campaña que Nicolás Maduro era un dictador, el que respecto de Cuba anticipara que retomaría la línea de su antiguo jefe, Barak Obama, hizo crecer muchas dudas sobre su determinación real de apoyar la lucha por la libertad de Venezuela.
Pero Blinken, según cuenta con especial acento el embajador Vecchio, no solo tilda a Maduro de dictador, sino de dictador brutal. “Y sobre las sanciones fue muy claro en la necesidad de hacerlas mas eficientes, al punto de que los sujetos sancionados realmente sientan el dolor”, que hasta ahora no han sentido.
Vecchio manifiesta su acuerdo, además, con la necesidad de que grandes democracias, particularmente de América, se coordinen y asuman un mayor protagonismo en la gestión por la transición política en Venezuela. E igualmente que haya una mejor articulación con Europa.
¿Puede esperarse que Nicolás Maduro salga del poder a través de elecciones?
Abusando del trato con el embajador Vecchio, le formulé un cuestionario con la exigencia de que solo me responda con un si, o con un no:
¿Crees que en realidad la de Venezuela no es una dictadura cualquiera? ¿Crees que es criminal? ¿Crees cierto que está vinculada al narcotráfico? ¿Crees que está promoviendo y asociándose con el terrorismo internacional? ¿Y crees que la solución viene por elecciones?
A todas las preguntas, menos a la última, Vecchio respondió afirmativamente. Y, claro, le manifesté de inmediato que si él no cree que la salida sea electoral, percibo como un contrasentido que la comunidad internacional hable de eso, justamente, de elecciones.
Respondió que no.”No es un contrasentido. Porque justamente estamos hablando de que esa mayor presión y esa mejor coordinación internacional, más lo que se actúe internamente en Venezuela, nos tiene que llevar primero a una transición”, y desde esa transición se prepararían finalmente las elecciones libres, justas y verificables.
Vecchio argumenta que el dictador nunca concederá la celebración de elecciones en las que pierda el poder, pero esta nueva etapa, en la que se buscan nuevas tácticas al interior de Venezuela y la posibilidad de que grandes democracias y potencias actúen por primera vez en bloque muy bien coordinado, puede desembocar en la salida de Nicolás Maduro y la instalación de un gobierno de transición.
Potencias mejor coordinadas pueden agilizar una transición política en Venezuela
Pide que nos imaginemos lo que ocurriría si las potencias comienzan a actuar en una política común para que se aplique la justicia universal y se desaten los castigos para las 46 personas determinadas en el informe de la comisión de verificación de hechos de las Naciones Unidas, por haber cometido crímenes de lesa humanidad contra los venezolanos.
También advierte que habría mayor eficacia en el cerco a la “oxigenación” del régimen madurista, si un nivel superior de coordinación de grandes potencias, persigue las operaciones de narcotráfico o la comercialización del “oro de sangre” extraído del arco minero venezolano.
Incluso, abunda Vecchio en su explicación del nuevo rumbo hacia la transición, este bloque de potencias coordinadas, puede llevar a un nivel más determinante las conversaciones con China y con Rusia, a fin de que dejen de ser las bombonas auxiliares que dan respiro al gobierno de Maduro.
Estados Unidos, Canadá, Brasil, Colombia, Reino Unido, Alemania, Francia y Países Bajos, según el embajador Carlos Vecchio, son potencias y grandes democracias que podrían constituir, con una vocería especial de la secretaría general de la Organización de Estados Americanos (OEA), un grupo de coordinación para un trabajo mayor, multilateral, en favor de llevar a Venezuela a una transición política.
El problema de la falta de unidad interna complica la transición política
Tras la explicación de su visión sobre lo que podría ser una nueva faena de la comunidad internacional, el asunto interno, en Venezuela, y la posibilidad de que se asuman nuevas tácticas, vino a la conversación, claro, de mi parte teñido de dudas por las dificultades que entraña lograr una mejor plataforma unitaria.
Esta semana, los diputados electos en 2015, liderados por Juan Guaidó, suscribieron un acuerdo para materializar el mandato en que resultó la celebración de la Consulta Popular el pasado 12 de diciembre.
Y es importante repasar los asuntos consultados: exigencia del cese de la usurpación y organización de elecciones libres, rechazar las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre y desconocimiento nacional e internacional a la eventual nueva Asamblea Nacional, y un llamado enérgico a la comunidad internacional para que de más eficientes pasos hacia el cambio político en Venezuela y hacia un mejor socorro ante la crisis humanitaria.
Parece que las rutas explicadas por Carlos Vecchio, en su área directa de acción, la internacional, propenden a cumplir el mandato de la Consulta Popular. ¿Pero la dirigencia opositora en Venezuela, realmente se prepara para aportar las nuevas tácticas que conlleven al cese de la usurpación y a que con la presión internacional se instale un gobierno de transición?
El dilema entre una solución y “espejismos de solución”
El embajador dice al respecto que lo que se debe aportar es solución y no un espejismo de solución, donde enmarca a propuestas que “solo terminan favoreciendo al régimen de Maduro”.
Por estos días, quienes hacemos periodismo sobre la crisis política venezolana, vamos quedando atónitos al ver y escuchar cómo líderes de la oposición, incluso la representada en la Asamblea Nacional electa en 2015 y dirigida por Guaidó, debaten sobre si es conveniente o contraproducente prepararse para las elecciones de gobernadores y alcaldes que corresponderían realizarse en 2021.
Y hay otras divergencias. Vecchio, por ejemplo, cree que es un espejismo de solución plantear que la atención sobre Venezuela se centre solo en lo humanitario y más adelante, buscando ciertas condiciones, se vaya resolviendo el problema político por vía de elecciones de diverso tipo.
En este plano habría que incluir también a la propuesta de prepararse para un referendo revocatorio en 2022, olvidando la capacidad de defraudación perpetrada por el régimen de Maduro contra el revocatorio del año 2016.
El “horror” de terminar beneficiando a Nicolás Maduro
Dice Vecchio, con todo rigor, que si puertas adentro no hay un convencimiento de que es la hora de proteger la coalición opositora y de ampliarla en torno a una agenda común de lucha, entonces se estará beneficiando a la dictadura.
Es más, acentúa, el que le quiera mentir a los venezolanos, pues que lo haga, pero la solución no puede esperar a resolver retos de gobernaciones, de revocatorios y de espera de otra fecha de presidenciales en unos cuantos años.
“La solución pasa por resolver la salida del poder de este régimen. Lo sabes. Nada va a resolverse con esta gente en el poder. Imagina cuántos millones más de venezolanos habrán tenido que salir del país, si esperamos a resolver esto por allá en 2024”.
Al cierre de esta conversación, Carlos Vecchio admitió que ciertamente Estados Unidos y su nueva administración tienen otras urgencias que atender, como la pandemia, la recuperación de su economía, su política sobre cambio climático, y otros; pero que será su objetivo principal la reposición del caso Venezuela, como de gran importancia y urgente atención.
Presidente Joe Biden tiene por qué mantener su mirada en Venezuela
Y pasa lista de problemas en los que se involucra actualmente Venezuela, con los que el nuevo líder de la Casa Blanca, podrá mantener mucho mas fija su mirada en el país suramericano.
Si hay preocupación medioambiental y el cambio climático, en Venezuela se estaría dando el mayor ecocidio del mundo, con el desastre del arco minero en manos del régimen madurista y sus asociados.
Si hay interés en el respeto a los derechos humanos en el mundo entero, pues Venezuela sería hoy la cantera de los peores casos de crímenes de lesa humanidad.
Si en la Casa Blanca es prioritario el tema de la seguridad nacional, pues habría de verse cómo los principales enemigos de Estados Unidos están asociándose con el régimen de Nicolás Maduro.
Y sigue, en fin, dando ejemplos que prefiere dejar para sus nuevos oficios, porque “este gobierno de Biden tiene apenas unos días, y aún ni se ratifican del todo a los funcionarios con voz y voto para la política hacia América Latina, ni se ha nombrado a los equipos que les prestarán apoyo”.
De lo que ocurra en suelo venezolano, sabe bien, dependerá en gran medida el tiempo que tome lograr una transición, por lo que sin mencionar a ninguno de los líderes proponentes de otras vías, llama a escoger rápido entre mentirle a los ciudadanos con un espejismo de solución, o unirse en torno a lo que considera la única vía que además contará con apoyo del mundo democrático: una transición que finalmente lleve a elecciones presidenciales libres.