El director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, aseguró que el gobierno de Nicolás Maduro tiene hoy un buen flujo de caja para sortear las sanciones, y que por eso no está desesperado por negociar con la oposición.
Anaisa Rodríguez – ND
Durante su ponencia en la presentación de las perspectivas para el primer semestre de 2023 del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB, Oliveros precisó que la administración de Maduro tenía 10 mil millones de dólares en 2021, que ahora son 18 mil millones de dólares y que para 2024, serán 20 mil millones de dólares.
«Eso quiere decir que no tiene situación de caja complicada, está mucho más cómodo. El gobierno en 2020 solo tuvo 5 mil millones de dólares, y ahora en 2023, contará con 4 veces más de ingresos en un Estado más pequeño. Por eso, Maduro no está desesperado por negociar porque no está en una situación de vida o muerte. Si el gobierno siente que debe entregar algo muy alto va a dejar de negociar», declaró ante ND y otros medios de comunicación.
Sin embargo, resaltó que, dada esta situación, la pregunta es: ¿por qué no gasta? «¿Por qué no mete todos esos dólares al mercado cambiario y baja el dólar o por qué no aumenta sueldos? Es importante».
Destacó que los ingresos han aumentado en divisas más del 50% y la recaudación vía impuesto va por encima de 40%.
Sin hiperinflación, pero con una inflación alta y persistente
Ecoanalítica reportó que entre enero y junio de 2022 hubo una desaceleración de la inflación, pero a partir de septiembre se ve una aceleración de los precios. «Con todo y eso, terminaremos con una inflación más baja que el año pasado: 97,9%. Pero el crecimiento de precios en divisas ya acumula una variación del 50%, con respecto a 2021. No volveremos a la hiper inflación, pero habrá una inflación alta y persistente variación de precios en dólares que no permite recuperación del consumo».
Oliveros recalcó que Venezuela no está en hiperinflación, «hoy el PIB petrolero es de 7,9% y antes era de -25%». Pero el gran problema es que el Estado no trabaja en restablecer la confianza en la moneda y eso es solo parte de varios problemas que generan la alta inflación.
«Es un sinsentido decir que el Estado debe dejar de gastar para bajar la inflación, porque los maestros no se pueden morir de hambre. El problema es que la gente no confía en la moneda, cuando alguien tiene bolívares empieza el juego de la papa caliente porque los cambia para comprar dólares».
En medio de este escenario, el Estado no puede aplicar controles tan rigurosos como lo hizo años atrás y se amarra a la recaudación de impuestos. «No concretan los controles porque no tiene mecanismos formales para exigir control de precios, lo que hacía antes con dólares preferenciales, ahora no porque generaría escasez crónica y por eso no puede exigirlo.
Por eso, cada vez restringe más el flujo de caja de los comercios aplicando más y más impuestos. Pero eso también genera un grave problema: más de la mitad de las empresas del país son informales.
Los “techos” de la economía
Oliveros planteó que hay varios frenos o camisas de fuerzas que impiden que la economía venezolana se siga recuperando. «Es una tontería decir que Venezuela se arregló pese a que hay signos a partir de julio de 2020, pero hasta que no se resuelvan varios “techos”, eso seguirá como hemos visto». A continuación, los “techos”:
- El gobierno ha tenido problemas para vender crudo y lo vende con descuento porque Rusia es su principal competidos en el mercado asiático, eso afecta el flujo de caja. Además, Rusia ya no puede traer los aviones con efectivo que son producto de la venta de ese crudo venezolano, porque Rusia también está sancionado por la guerra que le declaró a Ucrania. Por eso ha caído la inyección de dólares a la banca nacional y ha contribuido al alza del tipo de cambio.
- El gasto público se ha incrementado en 150%, es importante, pero contribuye a la inestabilidad de los precios.
- 6% del PIB está ligado a las ayudas y remesas enviadas desde el exterior, mientras que los ingresos del Estado no llegan a 9 puntos del PIB, pero el gasto social es de 16 puntos de PIB.
- Una economía sancionada, Venezuela es el sexto país más sancionado del mundo y eso limita la capacidad de gestión y el mayor impacto está en el sector petrolero, pese a que el petróleo sigue siendo el corazón medular de Venezuela y seguimos siendo una economía petrolera.
- No hay capital disponible para la inversión. El financiamiento es de 60 mil millones de dólares y esto se mantendrá en 2023 porque la banca se hizo muy pequeña.
- El tema de servicios públicos que no mejorará en el corto plazo, y hay que limitar las expectativas frente al acuerdo social de México y los 3 mil millones de dólares porque esto es un monto mínimo para lo que necesita el país.
- El consumidor promedio venezolano es pobre, hay algunos nichos de consumo pero el tamaño es pequeño.
- La sostenibilidad fiscal, y la destrucción del Estado ha generado que Venezuela sea un país profundamente desigual: «y si usted no tiene plata no tiene acceso a salud, educación, alimentación. El sector privado tiene más costos porque debe pagar transporte poner planta y todo lo demás». El Estado no impone controles, pero sí muchos impuestos.
Como conclusión a esta lista de limitaciones, Oliveros expresó: «La senda de recuperación de Venezuela no se dará tan rápido y no es que yo quiera ser aguafiestas, pero Venezuela ha caído como el Salto Ángel, pasamos de 100 a 20 y ahora con el apoyo de la comunidad internacional, podríamos decir que nos podríamos recuperar en unos 10 años, por el contrario, creo que no viviré para verlo».