Así se elige al Papa: el ritual del cónclave desde la sede vacante hasta el ‘Habemus Papam’

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El proceso de elección del Papa: desde el cónclave hasta el «Habemus Papam»

Tras la muerte del Papa Francisco y los funerales, comenzará uno de los rituales más solemnes de la Iglesia católica: la elección de su sucesor, quien guiará a más de 1.400 millones de fieles en el mundo. El cónclave, celebrado en la Capilla Sixtina bajo los frescos de Miguel Ángel, debe iniciarse al menos 15 días después del fallecimiento del pontífice, según establece la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis (1996). No obstante, los cardenales pueden adelantarlo si todos están presentes o retrasarlo cinco días en casos excepcionales, aunque el proceso no puede superar los 20 días desde la sede vacante.

Los electores y las reglas

Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en la votación, aunque los mayores pueden asistir a las reuniones previas. Estas congregaciones generales sirven para debatir el perfil del futuro Papa. Técnicamente, cualquier hombre católico podría ser elegido, aunque históricamente siempre ha sido un cardenal.

El cónclave: aislamiento y votaciones

Desde 2005, los cardenales se alojan en la Residencia Santa Marta (donde vivió Francisco) y son trasladados en autobús a la Capilla Sixtina. Durante el cónclave, cortan todo contacto con el exterior: sin teléfonos, internet o prensa. La policía vaticana vela por el cumplimiento de las normas.

Las votaciones son secretas y se realizan dos veces al día (salvo el primer día, con una sola). Cada cardenal escribe un nombre en una papeleta con la frase «Eligo in Summum Pontificem» y, tras doblarla, la deposita en un altar jurando en latín. Para ser elegido, el candidato necesita dos tercios de los votos más uno. Si tras 13 días no hay consenso, se vota entre los dos más apoyados, pero se mantiene el mismo umbral.

La aceptación y el anuncio

Si el elegido acepta el cargo, se le pregunta qué nombre pontifical tomará. Luego, viste las ropas blancas en la Sala de las Lágrimas y recibe el homenaje de los cardenales.

El mundo sabe que hay nuevo Papa cuando el humo blanco (Fumata Bianca) surge de la chimenea de la Capilla Sixtina (el humo negro indica votación fallida). El cardenal protodiácono (actualmente Dominique Mamberti) anuncia desde el balcón de San Pedro: «Habemus Papam!». El nuevo pontífice aparece entonces para impartir su primera bendición Urbi et Orbi.

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