Migrantes de la comunidad indígena Warao de Venezuela que se han visto obligados a huir hacia Guyana estarían siendo reclutados para trabajar bajo condiciones de esclavitud en minería ilegal en el país caribeño.
Alrededor de 1.500 integrantes de la comunidad Warao se han visto obligados a trabajar sin paga en minas de oro ilegales en Guyana, según un nuevo informe de Kapé Kapé, organización venezolana de derechos humanos. Algunos indígenas estuvieron allí durante tres semanas antes de lograr escapar con ayuda de religiosos locales y regresar a Venezuela, donde dieron la alerta.
Los Warao fueron supuestamente reunidos en la comunidad guyanesa de Murako, cerca de la frontera venezolana en mayo de este año y llevados a trabajar en la zona de Kumaka, comunidad costera al norte del país, según denunció Kapé Kapé.
Pero tal parece que los reclutadores guyaneses también habían ingresado a Venezuela para engañar a otros Warao para que trabajaran con ellos con falsas promesas.
«Los guyaneses se habían ido hasta Delta Amacuro [estado venezolano al este del país, donde habita la comunidad Warao]; dos indígenas de la comunidad de Murako se ofrecieron ante la oferta de trabajo, siendo llevados a Kumaka», relató Juan Carlos González, Warao residente en Guyana, quien conoció a algunos de quienes fueron forzados a trabajar en las minas, según la denuncia de Kapé Kapé.
«Supuestamente [los contrataron] para ponerlos a trabajar como recolectores de hortalizas en el campo, pero no fue así, los trajeron engañados y los mandaron directo a las minas para trabajar como esclavos», agregó González.
Análisis de InSight Crime
Aunque la migración de miembros de la comunidad Warao a Guyana es un fenómeno relativamente reciente, según Kapé Kapé, parece que los dueños de las minas ilegales de oro están promoviendo activamente esta migración.
El regreso de quienes huyeron de las minas hacia sus hogares en Venezuela puede servir como advertencia y detener por un tiempo esas campañas de reclutamiento, pero la comunidad sigue siendo muy vulnerable.
En los últimos años, Guyana ha recibido a miles de refugiados venezolanos. Sin embargo, se presume que los miembros de la comunidad Warao solo comenzaron a cruzar la frontera en masa en diciembre de 2020, según le dijo Kapé Kapé a InSight Crime. No osbtante, esta comunidad prefiere a Brasil o Trinidad y Tobado como destino.
Desde entonces, estos migrantes han sido blanco de varios esquemas oportunistas y criminales.
Incluso, quienes consiguen trabajo pago por lo general reciben menos del 50 por ciento del salario promedio en Guyana, relató a InSight Crime un observador de derechos humanos que trabaja con Kapé Kapé en Delta Amacuro, quien pidió que se mantuviera su anonimato para resguardar su seguridad.
«Es una explotación de la mano de obra indígena venezolana», explicaron.
Dada la precaria situación en la que han vivido históricamente muchos miembros de la comunidad, en el pasado se han visto envueltos en ciertas economías criminales que se desarrollan a lo largo de la frontera entre Venezuela y Guyana, como narcotráfico, contrabando de gasolina, tráfico de aves silvestres y contrabando.