BBC: La cuarentena “no es sostenible a largo plazo” porque el daño social y económico sería catastrófico

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El mundo está paralizado. Los lugares que una vez estuvieron llenos del ajetreo y el bullicio propio de la vida cotidiana se han convertido en pueblos fantasma con restricciones masivas.

James Gallagher / BBC

Han cerrado fábricas, colegios, se han impuesto restricciones a los viajes y se han prohibido reuniones tumultuosas.

La respuesta global a esta enfermedad no tiene precedentes.

¿Pero cuándo terminará y cuándo podremos seguir con nuestras vidas?

El primer ministro de Reino Unidos, Boris Johnson, dijo que cree que el país puede «cambiar el rumbo» de la lucha contra el brote en las próximas 12 semanas y acabar con el coronavirus.

Pero incluso si el número de casos comienza a disminuir en los próximos tres meses, todavía estaremos lejos del final.

La tendencia puede tardar mucho tiempo en desaparecer, posiblemente años.

Está claro que la estrategia actual de autoaislamiento, que muchos países han puesto en marcha, no es sostenible a largo plazo porque el daño social y económico sería catastrófico.

Estrategias de salida
Lo que necesitan los países que ya han alcanzado el pico de la epidemia es tener claro cuál va a ser la «estrategia de salida», es decir, cómo van a levantar las restricciones y volver a la normalidad, pese a que el coronavirus no va a desaparecer.

Pero si levantan las restricciones que frenan el virus, entonces los casos inevitablemente se dispararán.

«Tenemos un gran problema en cuanto a cuál debe ser la estrategia de salida y cómo vamos a salir de esto», dice Mark Woolhouse, profesor de epidemiología de enfermedades infecciosas en la Universidad de Edimburgo.

«No es solo Reino Unido. Ningún país tiene una estrategia de salida».

Es un gran desafío científico y social.

Vacunación

  • Un número suficiente de personas desarrollan inmunidad tras contraer la infección
  • Cambiar permanentemente nuestro comportamiento como sociedad
  • Cada una de estas rutas reduciría la capacidad de propagación del virus.

Una vacuna debe dar inmunidad a alguien para que no se enferme si se expone al virus.

Si se vacuna a suficientes personas, en torno al 60% de la población, y el virus no es capaz de causar brotes, se alcanza lo que se conoce como el concepto de inmunidad colectiva.

Esta semana recibió una vacuna experimental en Estados Unidos la primera persona, después de que se permitiera a los investigadores saltarse el procedimiento habitual de realizar primero pruebas con animales.

La investigación de vacunas se está llevando a cabo a una velocidad sin precedentes, pero no hay garantía de que sea exitosa y requerirá inmunización a escala mundial.

La mejor suposición es que una vacuna podría estar lista en entre 12 y 18 meses si todo sale bien.

Ese periodo de tiempo es mucho si tenemos en cuenta las restricciones sociales adoptadas y que no tienen precedentes durante tiempo de paz.

«Esperar una vacuna no debe considerarse una estrategia. No lo es», dijo el profesor Woolhouse a la BBC.

La estrategia a corto plazo de Reino Unido y otros países es reducir los casos tanto como sea posible para evitar que los hospitales se vean desbordados.

Es cuando un sistema de salud se queda sin camas de cuidados intensivos cuando aumentan las muertes.

Una vez que la aparición de nuevos casos se ralentiza, se pueden levantar algunas medidas por un tiempo, hasta que los casos vuelvan a aumentar y se necesite otra ronda de restricciones.

Pero cuándo puede suceder todo esto es incierto.

El principal asesor científico de Reino Unido, Sir Patrick Vallance, dijo que «no es posible establecer plazos absolutos en las cosas».

Hacer esto podría, involuntariamente, conducir a la inmunidad colectiva, ya que es un proceso en el que cada vez más personas se infectan.

Pero podría llevar años conseguirla.

Según el profesor Neil Ferguson del Imperial College de Londres: «Estamos hablando de suprimir la transmisión a un nivel en el que, con suerte, solo una fracción muy pequeña del país se infectará».

«Así que eventualmente, si continuamos haciendo esto durante más de dos años, tal vez una proporción suficiente del país en ese momento podría haber sido infectada para brindar algún grado de protección comunitaria».

Pero hay dudas sobre si esta inmunidad durará.

Otros coronavirus, que causan síntomas de resfriado común, conducen a una respuesta inmune muy débil y las personas pueden contraer el mismo virus varias veces en su vida.

Alternativas: sin punto final claro
«La tercera opción son los cambios permanentes en nuestro comportamiento que nos permiten mantener bajas las tasas de transmisión», dijo el profesor Woolhouse.

Esto podría incluir mantener algunas de las medidas que se han implementado. O introduciendo pruebas rigurosas y aislamiento de pacientes para tratar de estar al tanto de cualquier posible brote.

«Hicimos detección temprana y rastreo de contactos la primera vez y no funcionó», agrega el profesor Woolhouse.

El desarrollo de medicamentos que puedan tratar con éxito una infección por Covid-19 también podría ayudar a las otras estrategias.

Podrían usarse tan pronto como las personas muestren síntomas en un proceso llamado «control de transmisión» para evitar que lo transmitan a otros.

O para tratar a pacientes en el hospital y hacer que la enfermedad sea menos mortal y reducir la presión de las plantas de cuidados intensivos.

Esto permitiría a los países hacer frente a más casos antes de tener que reintroducir medidas como la cuarentena.

Aumentar el número de camas de cuidados intensivos también ayudará a hacer frente a brotes más grandes.

Le pregunté al consejero médico jefe del Reino Unido, el profesor Chris Whitty, cuál es la estrategia de salida.

Me dijo: «A largo plazo, claramente la forma de salir de esto es una vacuna y todos esperamos que suceda lo más rápido posible».

«A nivel mundial, la ciencia encontrará soluciones».