CADA UNO EN LO SUYO: Falta de credibilidad de oposición minoritaria debilita llamado a participar en elecciones

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La oposición minoritaria insiste en llamar a participar en elecciones, pero el mensaje no logra el vuelo necesario para que la postulación a las regionales sea una línea asumida por el grueso de los adversarios de Maduro. Héctor Briceño, profesor del Cendes, advierte que ningún sector opositor por sí solo puede revertir la destrucción de las garantías electorales

TalCual

La oposición minoritaria insiste en su llamado a participar en elecciones en las regionales de 2021. Sin embargo, hasta ahora, el mensaje no toma el vuelo necesario para que la postulación a los comicios sea una línea asumida por el grueso de los adversarios de Nicolás Maduro.

El 23 de enero, Maduro dijo que le corresponderá a la Asamblea Nacional (AN) electa en 2020, y al nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) que deberá escoger ese cuestionado Parlamento, fijar la fecha de las comicios. Según el gobernante, no le convence la propuesta de la oposición legislativa actual de realizar megaelecciones. El planteamiento fue anunciado por el diputado Timoteo Zambrano (Cambiemos).

Mientras tanto, persisten los cuestionamientos hacia la concurrencia a procesos electorales de dudosa garantía. Estos argumentos son propios del G4 y de otros sectores radicales de los adversarios de Maduro, quienes no han hecho ningún anuncio que apunten a que han sido persuadidos de cambiar de idea.

¿Por qué los partipacionistas no tienen eco?

Para el politólogo Luis Salamanca, la respuesta es clara y se resume en la falta de “enraizamiento social” de los dirigentes opositores que se han sumado a las elecciones organizadas después de 2015.

Salamanca, también exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE), añade que cuando se dieron los llamados de un sector de la oposición a participar en las presidenciales de 2018 y en las parlamentarias de 2020, no era necesario ser muy experto para saber que se trataban de comicios sin condiciones, no competitivos y con resultados predecibles.

“Los grupos opositores de la mesa de diálogo nacional (“la mesita”) son vistos por el elector como una corriente sin representatividad. El único que podía decir eso era Henri Falcón, en Lara, pero lo perdió en el 2017, cuando perdió la gobernación y desde entonces ha tenido un comportamiento electoral y político muy errático”, asevera Luis Salamanca.

El politólogo agrega que un handicap de Henri Falcón, a quien identifica como el dirigente más representativo de la oposición minoritaria, es su pasado chavista. De allí, indica, que Falcón “no es visto como un líder opositor propiamente dicho”.

Expresa que el exgobernador de Lara, y excandidato presidencial en 2018, ha servido “como comparsa del régimen de Maduro, lo que ha terminado es poner en duda su condición de opositor”.

Para Salamanca, la decisión de Henri Falcón de ir a las regionales es desesperada y de supervivencia por cuanto, paulatinamente, ha perdido espacio en la arena política. Recuerda que en las parlamentarias de 2020, Avanzada Progresista en alianza con pocos partidos, solo sacó un millón 600 mil votos.

Henri Falcón aseguró, el 17 de enero, que hay una deuda con la sociedad y por eso irá por la revancha. «Volveremos a la gobernación, para reencontrarnos, avanzar y progresar!», escribió el dirigente de Avanzada Progresista en su cuenta de Twitter.

Oposición sin confianza
Nancy Requena, investigadora del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Metropolitana, señala que el asunto es que los dirigentes opositores pro comicios no generan confianza porque suelen cambiar su discurso.

La analista indica que el término «colaboracionista» es un razonamiento que algunos grupos intelectuales acuñan para la oposición minoritaria. Sin embargo, cree que el meollo del asunto es otro. «El ciudadano de a pie no se ha visto retratado en estos grupos y se necesita confiar. La confianza se gana con hechos, no con discursos», puntualiza Requena.

Por otra parte, Luis Salamanca acota que la posición de los participacionistas versus las de los opositores que se abstienen tiene sus bemoles. “Ahora habrá que ver cómo queda esa oposición que obtuvo muy pocos diputados en la Asamblea Nacional (AN) electa el 6D, en tanto la oposición mayoritaria entregó el Parlamento de manera gratuita», plantea.

Oposición en tres y dos
En medio de la diatriba interminable sobre recurrir al voto como parte de la lucha para el cambio político, lo que sigue siendo esencial es el trabajo conjunto.

«Durante los últimos años el gobierno ha destruido las garantías electorales de manera importante. Adicionalmente la oposición también ha ayudado a construir una matriz de opinión en contra del voto muy difícil de revertir. En este momento ningún sector de la oposición en solitario podría revertirla. Solo una campaña unitaria podría preparar a la oposición para capitalizar el descontento popular a través del voto», destaca Héctor Briceño, profesor del Centro de Estudios del Desarrollo Universidad Central de Venezuela (Cendes).

Briceño destaca que participar o abstenerse en los próximos procesos electorales (sean regionales, municipales, revocatorios de mandatos, o presidenciales) tiene sentido sí hay un plan diseñado a mediano y largo plazo.

Puntualiza que, hasta ahora, las decisiones adoptadas por la oposición venezolana tienen tres características: no son planificadas, son planificadas a mediano muy corto plazo, o se generan como reacción a las decisiones del gobierno. Subraya que el gobierno no otorgará las condiciones electorales que la oposición desea para participar.

En ese contexto cree que «la oposición necesita diseñar un plan de lucha y reconstrucción de la democracia, que obligatoriamente pasa por mejorar las condiciones electorales para participar en elecciones, para progresivamente reinstitucionalizar el país».

Para el profesor del Cendes, la decisión de participar en elecciones no debe estar sujeta a la presunción de victoria o derrota. Asevera que todo proceso electoral, incluso elecciones no democráticas, cuenta con cierto grado de incertidumbre para todos los actores.

¿De qué depende la decisión de participar o no en elecciones? Héctor Briceño indica que la decisión debe responder a una estrategia de fortalecimiento y expansión del apoyo político. «Cuando los sectores democráticos se preparan para participar en elecciones, luchan por condiciones justas, se organizan, movilizan a la población, transmiten sus mensajes y proyecto de país, siempre ganan, aún cuando puedan ser derrotados por el abuso, manipulación y ventajoso del gobierno», destaca.

La estrategia conjunta es el camino que también pone sobre la mesa Luis Salamanca. De esta manera, destaca el consenso que logró la oposición mayoritaria para las Parlamentarias de 2015.

«Hay que participar en elecciones, pero no de cualquier manera. Se requiere concurrir con una estrategia clara y de forma unitaria. Debe saberse que no vas a lograr el objetivo de cambiar el régimen, pero si como una estructura de crecimiento de poder como oposición para lograr sentar al gobierno a que negocie», acota Salamanca.

El riesgo de claudicar
La profesora Nancy Requena destaca que mientras por un lado se insisten en participar, en el otro extremo se cae en la negación absoluta y la parálisis. Agrega que todo esto se da, mientras no se lucha por conquistar espacios.

«El asunto de participar o no en elecciones va más allá y hay que propiciar, no ceder espacios. Esto no es un asunto del G4 o del G6, es un problema sistémico. Todos en la oposición deben trabajar en el mismo sentido. Aquí un problema de liderazgo colectivo. No se trata, hablando en términos diplomáticos, de que unos tengan el placet y otros no», subraya Requena.

La analista indica que Venezuela ha pasado 22 años creyendo en el mesianismo. Destaca que la oposición, aquejada de una crisis de liderazgo, debe trabajar en una hoja de ruta factible a corto, mediano y largo plazo, además de no perder de vistas las alertas que le imponen actuar.

En ese sentido, Requena puntualiza que las aspiraciones electorales que desde ya se levantan en las regiones evidencian que deben reconocerse los problemas locales y atenderlos. Recuerda que esto fue uno de l0s logros de la descentralización.

Cada uno en lo suyo
El llamado a participar en las regionales de 2021 también lo hacen los dirigentes de los partidos a los que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), de manera exprés, puso al frente de directivas ad hoc.

Así por ejemplo, Bernabé Gutiérrez, secretario general ad hoc de Acción Democrática (AD), informó el 25 de enero que el partido discutió acuerdos para las elecciones de gobernadores, alcaldes, legisladores y concejales.

Al día siguiente, el diputado Luis Eduardo Martínez fue el vocero en la sesión de la AN en la que este sector adeco esgrimió que las megaelecciones serían una vía «para que el venezolano vuelva a confiar en el voto como mecanismo de cambio».

A mediados de enero, Juan Guaidó, presidente de la AN de 2015 y reconocido como presidente interino por más de 50 países, reiteró su posición sobre ir a comicios con el escenario con el que inició el 2021. “La meta es una: recuperar la democracia, la libertad, y lograr elecciones libres presidenciales y parlamentarias. El gran debate es cómo”, admitió.

En ese contexto, Henrique Capriles, excandidato presidencial que ha marcado distancia de Guaidó, señaló que «la vía electoral debe ser rescatada, luchando por una condiciones mínimas para poder ir a elecciones con el fin de que el venezolano recupere paulatinamente la confianza en el voto. El 25 de enero, el dirigente puntualizó que es en las urnas donde se da la verdadera pelea.