Cáritas Venezuela: Se agudiza el retraso de crecimiento en los niños venezolanos

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En Venezuela, paliar el hambre en niños y niñas no es suficiente. La crisis prolongada ha impactado la nutrición y el crecimiento de los más pequeños, y esas implicaciones negativas podrían ser aún más evidentes con el paso de los años. Por ello, según especialistas, atender el retraso del crecimiento también debe ser una prioridad para el país.

Mariana Souquett Gil | @nanasouquett / Efecto Cocuyo

Según el estudio «Patrones de emaciación y retraso del crecimiento lineal en niños venezolanos», presentado este viernes 5 de noviembre en la teleclínica de SOS Telemedicina sobre atención nutricional de Venezuela, la mayor proporción de desnutrición aguda detectada por la organización Cáritas de Venezuela se encontró en los niños más pequeños: antes de los dos años de edad, con una estabilización entre los 18 y los 24 meses de vida.

Susana Raffalli, nutricionista experta en seguridad alimentaria y nutrición pública, explicó que la prevalencia de la desnutrición aguda disminuyó entre 2017 y 2019 (12%) y, según actualizaciones de Cáritas, aumentó durante la pandemia para solo descender recién. El análisis detectó retraso del crecimiento en 33% de los niños con desnutrición aguda.

Del total de niños con retraso del crecimiento, 13% llegó a presentar desnutrición aguda. Este dato, de acuerdo con la experta, significa que existe un 87% restante con retraso del crecimiento que también necesita atención y que no está incluido en la mayoría de los programas de asistencia.

Así, Raffalli explicó que existe otra ventana para la acción frente a esto: antes de los 24 meses de edad, en los primeros 1.000 días de vida. De acuerdo con la especialista, hay niños atendidos por Cáritas que ya estaban afectados por el retraso del crecimiento lineal, independientemente de su diagnóstico nutricional.

«Los niños que llegan con retraso del crecimiento quizás ni siquiera pasaron hambre. Comieron, pero su nutrición no era efectiva», dijo.

Raffalli destacó que no tener hambre no es suficiente: se necesita calidad y seguridad nutricional. El estudio concluye que el retraso del crecimiento debe ser una prioridad humanitaria en el marco de la crisis prolongada en Venezuela, y así también prevenir la persistencia de la desnutrición aguda.

En cuanto a la desnutrición aguda, los niños podrían estar más afectados que las niñas
Para ello, llamó a las autoridades, organizaciones y agencias a incluir programas que no solo se centren en salvar las vidas de los niños con desnutrición, el principal enfoque actual, sino también en atender y acompañar a aquellos con retraso del crecimiento.

«Es necesario demandar calidad nutricional de los subsidios del Estado o de las canastas nutricionales se que reciben de las agencias internacionales y nacionales», señaló la experta este 5 de noviembre. «Cada acción de caridad, de participación social y de respuesta humanitaria tiene que llevar el mensaje de que es necesario comer, pero comer con una calidad nutricional y de forma digna».

Explicó que los datos reflejan las niñas llegan a los 60 meses (5 años) con un retraso de crecimiento de hasta 7 centímetros, mientras que en los niños ronda los 5 centímetros.

Pero rezagarse y dejar centímetros de crecimiento atrás también implica un retraso cognitivo, afectivo y privación sanitaria, de acuerdo con la experta en seguridad alimentaria. Para las niñas con menos centímetros, puede implicar llegar a su adultez y momento gestacional con problemas perinatales, un mayor riesgo de mortalidad y más posibilidades de dar a luz a un niño con desnutrición.

«Este avance progresivo del retraso del crecimiento puede generar para Venezuela en los próximos 20 años impactos negativos en la productividad del país y en la vida de los niños, además de generar una carga sanitaria», destacó.

Vidas por debajo del potencial
Carlos Villalobos, economista y coautor del análisis presentado por Raffalli, destacó que las consecuencias del impacto de la crisis pueden condenar a niñas y niños actuales a una vida por debajo de su potencial, por lo cual instó a priorizar a adoptar políticas que prioricen a los más pequeños.

Omar Zambrano, economista jefe de la firma Anova Policy Research, destacó que esa situación puede tener una doble carga: los niños con déficits nutricionales al inicio de sus vidas tienden a tener menos años de escolaridad acumulada y dificultades para el desarrollo, por lo cual pueden tener una vida laboral menos productiva.

«En 20 años, cuando les toque acceder al mercado laboral, van a acceder a trabajos no sofisticados y con bajos salarios», expresó.

Menos sobrepeso y oportunidades
Mercedes López de Blanco, pediatra presidenta de la Fundación Bengoa, se refirió a la doble carga nutricional: en países de ingresos bajos y moderados aparece el sobrepeso junto al bajo peso. Pero en el caso de Venezuela, desde el inicio de la crisis, el exceso ha desaparecido y el déficit ha aumentado, particularmente el que implica desnutrición crónica.

«Debido a la crisis humanitaria compleja, el déficit nutricional se ha duplicado o triplicado y el sobrepeso ha disminuido», dijo.

En la actualidad, una de las experiencias para la recuperación de la desnutrición aguda es el programa de educación nutricional de Save the Children en Anzoátegui, con más de mil consejerías para menores de 5 años y la formación de consejeras y promotoras comunitarias. El programa además destaca la importancia de la lactancia materna, explicó María Eugenia Díaz, oficial de nutrición de la organización en Anzoátegui.