En un informe titulado Pies para que los tengo, de la Red Clamor y el Consejo Episcopal Lationamericano (Celam), junto al apoyo de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur), se expusieron los restos y riesgos de los migrantes venezolanos.
“Superemos la barrera de la indiferencia, creemos conciencia sobre el valioso aporte que las personas refugiadas y migrantes venezolanas hacen al país que las acoge”, expresó el azobispo Gustavo Rodríguez.
En el comunicado sobre la situación que transitan los migrantes venezolanos se encuentran varios testimonios que relatan la realidad de los viajeros.
En el texto también recomiendan a las organizaciones de la Iglesia Católica atender a las personas en condición de movilidad humana, a los organismos de las Naciones Unidas y otras instancias nacionales e internacionales, para que juntos promuevan el desarrollo integral de las personas refugiadas y migrantes.
“En el marco de la III Jornada Mundial de los Pobres, esta publicación nos recuerda la importancia del valor de la compasión y la solidaridad hacia las personas que han tenido que dejar su país en búsqueda de una vida digna y segura.” Recalcó el Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano.
Los más de 200 testimonios de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en diferentes países de América Latina, mencionan retos comunes como la xenofobia y la discriminación, obstáculos en el acceso a derechos e integración social, así como numerosas dificultades para su inclusión laboral.
Los datos que propinó Acnur dice que cerca de 4,7 millones de venezolanos abandonaron su país, esto debido a la calidad de vida que hay en Venezuela.
“Las personas continúan saliendo de Venezuela para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales”, señaló la organización.