China responde a Estados Unidos con nuevos aranceles y control de exportaciones en medio de la creciente tensión comercial

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China anunció el martes una serie de nuevos aranceles sobre productos estadounidenses, intensificando aún más la guerra comercial en curso entre las dos economías más grandes del mundo. Esta medida es una respuesta directa a los recientes aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, en un conflicto que también involucra el tema del tráfico de fentanilo.

A partir del martes, la administración estadounidense impuso un arancel adicional del 10% sobre todas las importaciones chinas. En represalia, el Ministerio de Finanzas de China anunció aranceles del 15% sobre las importaciones de carbón y gas natural licuado (GNL) de Estados Unidos, y del 10% sobre petróleo crudo, maquinaria agrícola y ciertos automóviles. Estas medidas entrarán en vigor el 10 de febrero.

Además de los aranceles, China también impondrá controles a la exportación de minerales estratégicos, incluidos el tungsteno, el telurio, el rutenio y el molibdeno. El Ministerio de Comercio y la Administración de Aduanas de China justificaron esta medida como una forma de «proteger la seguridad nacional». China domina una parte significativa de la producción mundial de estos metales, que son cruciales para la industria tecnológica y la transición hacia energías limpias, lo que convierte a esta medida en un arma económica estratégica.

El presidente de Estados Unidos ha justificado los nuevos aranceles como una forma de presionar a China para que detenga el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos, una crisis que ha cobrado la vida de miles de estadounidenses. «China tiene que dejar de enviarnos fentanilo. Si no lo hacen, los aranceles van a subir aún más», advirtió el mandatario el lunes. Sin embargo, China ha eludido su responsabilidad en la crisis del fentanilo, describiéndola como un «asunto interno de Estados Unidos».

China ha anunciado que presentará una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) y que tomará otras «contramedidas», aunque ha dejado abierta la posibilidad de futuras negociaciones. El Ministerio de Finanzas chino declaró que los aranceles estadounidenses «violan gravemente las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)» y «no abordan los problemas de Estados Unidos, sino que también socavan la cooperación económica y comercial entre China y Estados Unidos».

En un movimiento adicional, China añadió dos empresas estadounidenses, Pvh Group e Illumina Inc, a su lista de entidades no confiables, alegando que «violan los principios del mercado, interrumpen las transacciones normales con empresas chinas, adoptan medidas discriminatorias contra empresas chinas y dañan gravemente los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas».

Las bolsas de Hong Kong experimentaron una reducción de sus ganancias tras el anuncio de represalias por parte de China, lo que refleja la incertidumbre del mercado ante la escalada de la disputa comercial. Los expertos sugieren que la falta de un acuerdo entre China y Estados Unidos podría llevar a que los aranceles se conviertan en una herramienta de presión recurrente, lo que generaría inestabilidad en la economía global.

A diferencia de su enfoque con Canadá y México, donde se llegaron a acuerdos para suspender aranceles a cambio de una mayor cooperación en el control de la migración y la lucha contra el narcotráfico, el gobierno estadounidense ha mantenido la presión económica sobre China debido a la falta de concesiones.

China se enfrenta ahora a un escenario en el que su dependencia de la manipulación económica y la coerción política podría volverse en su contra. Mientras Estados Unidos continúa con su política de «Estados Unidos Primero», China sigue apostando por el control de recursos estratégicos y la represión económica como respuesta a la creciente presión internacional.

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