“CORONACRASH” Aerolíneas, hoteles y restaurantes son las tres industrias más duramente golpeadas

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Una nota de la revista Forbes expone en cifras la pavorosa crisis que atraviesan los tres sectores. Los restaurantes ya despidieron 3 millones de empleados, sólo en EEUU. Pero la crisis es también muy fuerte en Europa.

Infobae

Aerolíneas, hoteles y restaurantes son las tres industrias más duramente golpeadas por las medidas tomadas por los países centrales para combatir la pandemia de coronavirus, precisa un artículo de la revista Forbes, en base a información sobre esos sectores en Estados Unidos, pero también en algunos países europeos.

Las tres sectores han registrado dramáticas caídas en sus ingresos y no tienen reservas financieras suficientes para protegerse, dice la prestigiosa publicación de negocios, lo que llevará a una enorme cantidad de despidos. E incluso cuando termine la pandemia, a esos sectores les llevará hasta un par de años volver a la situación previa.

En el caso de las aerolíneas, la nota cita una encuesta de la firma Harris, según la cual apenas uno de cada seis norteamericanos (15%) piensan que volverán a volar a menos de un mes de que el gobierno informe que la temible enfermedad Covid-19 ha sido abatida. Otro 16% respondió que lo harán recién a los tres meses y 49% que esperará hasta seis meses para volver a volar.

De hecho, como ya publicó Infobae, apenas el coronavirus comenzó a esparcirse por los países europeos, la International Air Transport Association, la organización que agrupa a las grandes líneas internacionales y regionales, calculó que debido a la crisis las empresas perderían este año 113.000 millones de dólares.

Otra nota publicada en Infobae identificó además a las aerolíneas internacionales, las automotrices europeas y las petroleras norteamericanas del sector “no convencional” como las empresas más comprometidas con deudas bancarias que deben afrontar en los próximos meses.

Sobre las aerolíneas, el artículo de Forbes precisa que en 2019 Delta, American, United, Southwest, Alaska, JetBlue, Hawaiian, Spirit, and Allegiant tuvieron ingresos por USD 184.000 millones y ganancias por 20.000 millones. Pero los números para este año colapsaron. Según TSA, un sistema de monitoreo, el número de pasajeros es actualmente 90% menor al de hace un año.

Respecto del sector hotelero, la nota de Forbes cita también que la encuestadora Harris registró que solo 21% de los norteamericanos estaría dispuesto a alojarse en ellos dentro del primer mes una vez que la curva de contagio del virus se achate. Sumando los que esperarían hasta tres o seis meses para hacerlo, se llega a que recién a los seis meses un 60% de los norteamericanos estarían dispuestos a pasar al menos una noche en un hotel.

El colapso de las Aerolíneas tendrá a su vez un impacto directo sobre los operadores aeroportuarios, que para 2020 tenían planeado inversiones por USD 35.000 millones, cifra que les será imposible financiar: los ingresos de los aeropuertos dependen básicamente del número de pasajeros y de vuelos que pasen por ellos.

Otro dato en el mismo sentido: para el 30 de junio, estimó IATA, el número de pasajes aéreos cancelados será de 1.100 millones, lo que significará una pérdida de ingresos por ese concepto de 252.000 millones, un 44% a nivel global.

Para peor, las líneas aéreas tenían, antes del golpe del coronavirus, muy pocas reservas a disposición, suficiente para financiar, en promedio, apenas dos meses de operaciones. Por lo que se espera que será una de las primeras industrias en pedir ayuda estatal.

Otro efecto del colapso de los vuelos es la consiguiente caída en las órdenes de compra a la industria aeronáutica. Boeing, que ya había debido asimilar el impacto financiero por los dos accidentes de su modelo 737 MAX, que finalmente decidió discontinuar volverá a tener más cancelaciones que órdenes de compra y Airbus, el consorcio europeo, verá declinar el número de pedidos.

Los efectos de todo esto sobre el empleo son enormes. La industria hotelera emplea en EEUU dos millones y medio de personas en forma directa y 8,3 millones en total, que atienden y mantienen en servicio a 3,5 millones de habitaciones y contribuyen unos USD 650.000 millones al PBI anual, según la Asociación Americana de Hoteles y Alojamientos y la consultora Oxford Economics.

Para mensurar el impacto que podría tener allí el golpe de la pandemia y las medidas de prevención asociadas, la nota de Forbes recuerda que luego de los atentados terroristas de 2001 en EEUU y durante la “gran recesión” de 2008/2009, la tasa de ocupación en los hoteles bajó a 59 y 54% y que se perdieron 400.000 y 470.000 empleos, respectivamente.

El hecho es que la crisis actual es mucho mayor. Por ejemplo, la cadena Marriot anunció que la tasa de ocupación en sus establecimientos en China estaba aún debajo del 15% y por debajo del 25% en América del Norte y en Europa, contra 70% un año antes. Otros hoteles están viendo caídas peores.

En el caso de restaurantes, los efectos sobre el empleo han sido ya demoledores: ya despidieron a 3 millones de personas, en buena medida debido a disposiciones de 42 de los 50 estados norteamericanos que prohibieron los servicios in situ. Muchos intentan compensar con servicios de comida para llevar, pero esto compensa apenas una fracción de los ingresos perdidos.

Al respecto, la Asociación Nacional de Restaurantes de EEUU precisó que en promedio sus 4.000 asociados vieron caer 47% sus ingresos y que 70% ya habían despedido personal y reducido el número de horas de trabajo del personal retenido. Peor aún, la mitad dijo que seguirá con los despidos y reducciones horarias en abril. Los casos extremos tampoco son mínimos: 3% ya cerró sus operaciones y 11% dijo que lo hará dentro de los próximos 30 días. El balance de la Asociación, hasta ahora, es de una pérdida de USD 25.000 millones en ventas y 3 millones de empleos.

De hecho, recientemente Jeff Bezos, el fundador y principal accionista Amazon, ofreció tomar hasta 100.000 empleados despedidos de los bares y restaurantes norteamericanos, para poder cubrir la creciente demanda y envío de productos -especialmente aquellos vinculados a la salud- de ciudadanos y familias recluidos en sus hogares.

También los restaurantes en países europeos, como Alemania y el Reino Unido, vieron colapsar el número de comensales.