Estados Unidos se ha quedado sin aliento. Tras una noche de «déjà vu» electoral respecto a 2016, aún no está claro que el candidato demócrata, Joe Biden, favorito en todas las encuestas, vaya a arrebatar la presidencia a Donald Trump, quien ya se ha apresurado a proclamarse vencedor sin conocer los resultados definitivos. La situación podría empujar al país a una crisis institucional e incluso a conatos de violencia.
El reloj del escrutinio electoral se ralentizó a partir de las 01.00 local del miércoles (06.00 hora GMT), cuando quedaba un puñado de estados clave por conocer, siete territorios de los que pende el futuro de un país alertado por la amenaza de protestas y disturbios por parte de partidarios de uno u otro candidato.