DESNUTRIDO Y EN LA INDIGENCIA: La cruda historia del destacado oficial del Ejército que simpatizó con el chavismo

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El capitán Montero Lema está irreconocible, muy delgado. Su caso originó polémicas e indignación entre los integrantes de la Fuerza Armada

Por Sebastiana Barráez – Infobae

“Es el capitán Montero Lema Carlos Alberto, mi numero 04144536366, si por favor me podría llamar, soy compañero de promoción”, así es el último mensaje que se encuentra en Twitter, del 20 de septiembre 2016, de un militar a quienes mucho recuerdan como excelente oficial, y que hace unos días fue encontrado en estado de indigencia, irreconocible, muy delgado y hablando incoherencias. No se sabe cuánto tiempo ha estado así, pero su caso originó polémicas e indignación entre integrantes de la Fuerza Armada, más aún porque Montero es defensor de la revolución bolivariana y dejó de recibir las medicinas que necesita para tratamiento prolongado.

Montero Lema, quien nació el 22 de marzo de 1963, fue el número 10 de la promoción del Ejército 1984 “GB Juan Gómez Mireles”, que tuvo 109 graduandos, y de la cual egresó también, en el Nr. 9, el exministro y Mayor General Miguel Rodríguez Torres, quien tiene más de tres años preso en manos de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) acusado de Traición a la Patria.

En esa promoción, lugar Nr. 18, también está el Ministro de la Defensa, GJ Vladimir Padrino López. Y otro de los hombres del 4 de Febrero, quien ha sido gobernador, diputado y dirigente clave del chavismo, Francisco José Ameliach Orta.

Montero Lema es Licenciado en Ciencias y Artes Militares (AMV) y pasó a retiro en 1998, por invalidez parcial y permanente, al sufrir accidente en actos del servicio.

Un capitán lo describe como “la mente más brillante de su promoción, excepcional compañero. Ahora con trastornos mentales, bipolaridad, en situación de calle, fue llevado al Hospital de Maracay con el apoyo de compañeros de promoción y luego trasladado e ingresado al Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo”.

Otro oficial opina que “él representa la Venezuela de hoy. Vergüenza debe darnos a todos”. Uno más opina: “De no ser porque muchos oficiales de la reserva activa tienen hijos en el exterior, que los ayudan con el sustento, habría muchos más oficiales de la reserva activa en situación de indigencia. Es realmente lamentable la situación de la reserva activa con $ 10 de remuneración mensual”.

“Montero Lema requiere mucho más, atención médica continua, alimentación, alojamiento”, destaca otro oficial. “Es triste que un Oficial (no importa el componente), llegue a esos extremos. El tratamiento para la bipolaridad, por ejemplo, dos medicamentos salen casi a 30 euros, ¿Cómo los compra un oficial del ejército, aunque sea general, cuando la pensión o el salario no llega ni a esa cantidad de dinero? En Venezuela no se consiguen esos medicamentos, ni los suministra el Ipsfa”.

“Una vez que se hizo público el vídeo y la información del Montero Lema, lo fueron a buscar por el nerviosismo de Padrino López, y ya está en el hospital militar Dr. Carlos Arvelo de Caracas. La gran incógnita es hasta cuándo le darán los medicamentos, además de la situación de otros miles de oficiales en condiciones precarias”.

“No es el caso puntual de un oficial en la situación de retiro, es que existen miles de oficiales desnutridos y en precariedad de salud, ante los alarmantes salarios y/o pensiones. Igual oficiales en actividad obligados a corromperse para sobrevivir”.

No lo reconocí

Un capitán de apellido Parra dijo que le produce honda tristeza y es reflejo a lo que estamos expuestos. Hace 3 semanas un vecino me informó que abordó un hombre en estado de abandono en la zona del Parque de Ferias de Maracay. Le llamó la atención que se expresaba bien por lo que denotaba había recibido educación y al ahondar en la comunicación este le manifestó que era Oficial de la Fuerza Armada, en especial del Ejercito y con el grado de General de División”.

Relata Parra que su vecino se colocó a la defensiva “pero seguía notando que en su expresión había construcción de frases con sentido y hablaba de compañeros con fluidez, incluyendo al actual ministro Padrino López. Me enseñó una fotografía que le tomó, pero no lo reconocí hasta que me dijo el nombre y lo asocié, se trataba del Capitán Carlos Montero Lema, profesional que trabajo conmigo en la Dirección de Construcción del Ejército entre los años 1998 al 2000”.

Explicó que dicho oficial “fue un excelente profesional, plaza de la AMV y la Básica. Fue comisionado a cumplir funciones en la frontera Irak Kuwait con los Cascos Azules de la ONU y allí sufrió un accidente (caída de una torre de observación) donde quedó con muchos problemas en especial de su parte mental”.

“Al enterarme de esto, me puse en contacto con el Teniente Coronel Alí Sosa, quien trabajó bajo mi mando en Puerto Ayacucho y él activó a sus compañeros de promoción hasta ubicarlo. Ayer lo llevaron al Grupo Salom y hoy deben estarlo ingresando al Hospital Militar de Maracay”.

Un buen oficial

El coronel (Ej) Antonio María Guevara Fernández, dice por su parte, “no conozco las interioridades del caso actual del capitán (Ej) Carlos Montero Lema, quien fue encontrado en situación de indigencia en Maracay y con un cuadro emocional crítico. Asumo que ya debe estar internado en algún centro asistencial de la zona, con el apoyo de sus compañeros de armas que están en situación de actividad. Ojalá ya esté atendido”.

Agregando “pero sí conozco al teniente Montero Lema hasta el año 1987. Yo estaba de instructor en la Escuela de Infantería ese año de la crisis de la corbeta Caldas. En el epicentro de la crisis, estaba de vacaciones y me concentraron con la urgencia del caso en Caracas desde donde me asignaron al Batallón de Infantería Carabobo en San Cristóbal (Táchira). De allí salí con una compañía de fusileros a las inmediaciones de San Pedro del Río, donde tenía la responsabilidad de formar parte de unos puestos avanzados generales (PAG) y establecer algunas vanguardias de seguridad en ese frente”.

“El entonces teniente Montero Lema fue mi oficial ejecutivo en la compañía. Sin ningún tipo de reserva, hasta ese momento, puedo calificar que nada de lo que se ejecutó durante esa concentración, el despliegue y la posibilidad de maniobrar con mi unidad fundamental en el contacto con las fuerzas militares colombianas al frente, dejó de tener la voluntad, el entusiasmo y el interés de Montero, para contribuir con su comandante en el control y mantenimiento de la moral de combate en ese entonces”.

Perfila al hombre que fue encontrado en la indigencia como uno de esos profesionales “a quienes se les asoma el qué es lo que hay que hacer y el cómo se lo dejas al libre arbitrio, a sabiendas de que no te va a fallar. Esa fue mi experiencia con el teniente Montero en esa referencia operativa, que sin lugar a duda fue excelente. Después le perdí la pista”.

“Montero hizo una excelente carrera mientras estuvo en actividad. Fue oficial de planta en la AMV (Academia Militar de Venezuela) y de la Escubafan (Escuela Básica de la Fuerza Armada), fue observador militar en Irak designado por la ONU y además instructor en la Escuela de Infantería. Pasó a retiro en 1998 por un accidente en actos del servicio. Hasta que lo vi, en alguna ocasión, vestido de franela roja y respaldando la revolución. Y ahora, en este video que circula, con la evidencia de algún morbo emocional activo que lo acecha en la contigüidad de la tercera edad”.

Y con mucha crudeza el coronel Guevara agrega “ya no se trata de los disparos del arma de un enemigo en un puesto fronterizo. Se trata de los fuegos a discreción contra los que no hay parapeto ni trinchera en la etapa del retiro de la institución: la salud”, de la que dice que “se ha visto asediada por las carencias que ha construido la misma revolución que apoyó, destruyendo el excelente sistema de seguridad social que se disfrutó con mucha eficiencia, en la historia institucional reciente que se vivió en las Fuerzas Armadas Nacionales (FF.AA.NN)”.

Considera que ente ello “solo queda expresar que el enemigo de los venezolanos no está frente a San Pedro del Río en el estado Táchira, está en Fuerte Tiuna, en el quinto piso desde donde se observa la colina Gato. Y desde ese ventanal de observación, en una butaca ejecutiva, frente a una copa de vino (probablemente un Petrus) y mientras observa el ascenso de las fragantes y azules volutas de un Cohiba Presidente certeramente guillotinado, comanda los disparos y todo el fuego de eficacia de contra batería haciendo diana en su compañero de promoción Montero Lema, en todos los militares, en los venezolanos y en la democracia, la paz, la libertad de la subregión latinoamericana, el general en jefe Vladimir Padrino López, su compañero de promoción. Es triste ¿verdad?”.

Rendirse o reaccionar

Recuerda el coronel Guevara que “hace poco circuló un comunicado del Frente Institucional Militar (FIM) donde se desnudaba la grave situación socioeconómica que estaban atravesando los militares retirados y los activos que no están enchufados (administración pública, narcotráfico, etc). Ese diagnóstico no es ajeno en su impacto, al resto de los venezolanos”.

“Hambre, inseguridad, incertidumbre hacia el futuro, desintegración familiar y fractura de la unidad nacional proyectan a una Venezuela en la indigencia y con graves problemas en la emocionalidad. Y súmele a eso, la tragedia logística que significa el Covid y los tumbos del liderazgo opositor”.

A su juicio “ante este dilema se abren varios caminos; formar parte de la diáspora, rendirse ante la emocionalidad de las carencias socioeconómicas mientras esperamos las dádivas del poder o, reaccionar militarmente dentro y fuera de Venezuela”.

Considera el coronel que el caso del capitán Montero “no se diferencia del de todos los militares retirados que penan diariamente para comer, para comprar sus medicinas, para ingresar a un centro asistencial o para morirse dignamente, tal cual como fueron los servicios prestados a patria”.

“Ahora, ni rojos ni azules, sin ningún color, en algún momento, los militares tuvieron un alto nivel de aceptación y reconocimiento en la sociedad venezolana, y en ese momento, casos como el de Montero, eran por la vía de la excepción. Hoy son la regla. Y los uniformados tienen un importante nivel de rechazo. Sin lugar a duda, es triste”, finaliza el coronel Guevara.