Es irónico que mientras Nicolás Maduro llama al diálogo, sus subalternos hablen como si fueran dueños de la verdad absoluta, y peor, que las declaraciones de tales funcionarios dejen en evidencia que lo menos que han hecho es conversar con la gente al emitir afirmaciones que solo afectan al pueblo de una manera emocional.
Por: Javier Antonio Vivas Santana | Aporrea
En efecto, cuando la vicepresidenta Delcy Rodríguez afirma: «Hoy todavía Venezuela padece de inflación, pero salimos del mecanismo de hiperinflación. Los últimos meses el pueblo venezolano ha visto que no hay hiperinflación, aunque sus números siguen impactando» ¹. Pues, tales declaraciones, representan una sinonimia de máxima ineptitud, incompetencia, desafuero, y llenas de ignominia, porque son el producto de un gobierno que sólo ha empobrecido a los venezolanos.
Y si las declaraciones de Delcy Rodríguez, resultan apócrifas, porque al parecer ella no va a un supermercado, o no tiene que sobrevivir con un salario o pensión que equivale a menos de un dólar mensual. Verbigracia, la vicepresidenta no solo confiesa que con el madurismo hemos vivido – y seguimos viviendo – con hiperinflación, sino que el mal no va a desaparecer en el corto ni mediano plazo, es decir, la pobreza va a continuar mientras ellos sigan en el poder.
Y si las declaraciones de la actual y principal subordinada al presidente de la República, bien podemos definirlas como infelices; es obvio que lo dicho por el Mayor General Ovidio Delgado Ramírez, Comandante de la Región Estratégica de Desarrollo Integral (REDI) de la zona de Los Andes, es la más completa revelación que en los estados Táchira, Mérida y Trujillo, y especialmente en el primero de los mencionados, viven una completa tragedia en materias de electricidad y suministro de gas doméstico, cuando éste uniformado desde un video asegura que están listos para distribuir «leña» al pueblo al decir: «En esta represa hay gran cantidad de árboles que arrastran los ríos cuando el torrente es más fuerte, ayer empezamos a cortar esos árboles y vamos a empezar una campaña con nuestros compañeros representantes políticos para repartir leña a las personas». Y si lo anterior fuera poco, el general remata sus insólitas palabras con esta perla histórica: «No se trata de volver a la prehistoria, pero en casa de mi abuela y de mi mamá cocinaban con leña».²
Por supuesto, que semejantes palabras comprueban el reciente mensaje que difundí en Twitter en el cual con imágenes incuestionables³, mi hermana debe buscar palos y ramas para cocinar a mi sobrina y nuestros padres – ambos de tercera edad – que viven en Rubio, ciudad del Táchira donde la población, además de no tener suministro de gas, pasan hasta una semana consecutiva sin luz, sin que existan autoridades que den respuestas a las necesidades de las personas, sino por el contrario, la respuesta, palabras más, palabras menos son: «vayan a buscar más leña».
Nunca en la historia republicana una cúpula civil y militar había sido tan mezquina con los problemas de hambre y necesidades básicas del pueblo. Ante ello, a Delcy Rodríguez preguntamos: si ya no «vivimos en hiperinflación», ¿cómo se puede vivir con menos de un dólar mensual de salario mínimo o pensión? Por su parte el general debería responder: ¿Si alguien del pueblo de Rubio o de cualquier parte de los estados andinos sale a protestar porque no tienen gas, o electricidad, igual se van a cumplir sus órdenes de que esos pueblos reciban «leña»?
Si la vicepresidenta y el militar referido no responden nuestras preguntas, pues el presidente de la República tiene la palabra.