Ni siquiera Marcos Pérez Jiménez, que encarceló y asesinó a militantes y dirigentes de la tolda blanca, pudo terminar con los adecos
Por Danny Leguízamo / El Cooperante
Tras el fallo del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional contra la actual directiva de Acción Democrática, toda la oposición se ha solidarizado con Henry Ramos Allup y la militancia de ese partido, pues la acción del régimen comporta el intento por desmontar los últimos vestigios de civilidad política en Venezuela para perpetuar a la dictadura comunista.
Marcos Pérez Jiménez, un sanguinario dictador, no pudo destruir a los adecos ni con el vil asesinato de Leonardo Ruiz Pineda en San Agustín. El tesón con el que Rómulo Betancourt construyó al histórico partido socialdemócrata desde abajo hacia arriba, trascendió en el tiempo y ya se aproxima a 79 años.
La reciente maniobra de Nicolás Maduro a través de su Tribunal Supremo de Justicia para liquidar a las autoridades nacionales de la tolda blanca, despojándolas del uso de la tarjeta, símbolos y probablemente las sedes de AD, ha despertado la solidaridad automática del resto de la oposición venezolana, que observa con estupor cómo la tiranía pretende la simulación de un partido opositor para acompañar próximos sainetes electorales convocados por un mal intento de Consejo Nacional Electoral.
Desde Juan Guaidó hasta los dirigentes y militantes de los partidos políticos de oposición le han tendido una mano a los blancos. El régimen va también por Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia y Voluntad Popular, y ya es hora de entender los siguientes ítems:
-Solo nadie puede. La mezquindad es la peor enemiga de la oposición, pues lesiona los intereses de la mayoría que busca reemplazar a la dictadura por un sistema democrático.
-La persecución del TSJ contra los adecos ratifica que la decisión de no concurrir al próximo sainete electoral fue la más acertada.
-No se trata de ni votar, sino de votar con condiciones justas, pues el voto sigue siendo una herramienta que promueve cambios cuando los procesos comiciales se organizan con transparencia.
-El Gobierno avanza en su proyecto totalitario, pues con partidos ilegalizados y buena parte de sus dirigentes presos, refugiados o en el exilio, se multiplicará el control del régimen sobre una sociedad hambrienta y harta tras 20 años de socialismo.
-La dirigencia opositora, más golpeada que nunca, tendrá que repensar su estrategia y sentar las bases para exigir elecciones libres y justas, pues las salidas mágicas con intervenciones multilaterales no firman parte de la agenda electoral.
-Ya es la hora de la unidad férrea, pues mientras dentro de la oposición persistan las individualidades por encima de los intereses colectivos, la dictadura encontrará el caldo de cultivo perfecto para perpetuarse en el poder.