¿DÓNDE ESTAMOS Y HACIA DÓNDE VAMOS? infectólogos responden

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Con más de 3,7 millones de casos de COVID-19 en el mundo, Venezuela se dirige a su tercer mes de cuarentena con casi 400 contagios. Mientras, muchas interrogantes sobre el nuevo coronavirus y su enfermedad continúan sin resolverse.

por Mariana Souquett Gil | @nanasouquett / Efecto Cocuyo

¿Dónde estamos y hacia dónde vamos? Tres médicos infectólogos venezolanos respondieron esta pregunta este viernes, 8 de mayo, en una videoconferencia organizada por SOS Telemedicina, iniciativa de la Universidad Central de Venezuela.

Jaime Torres, jefe de Infectología del Instituto de Medicina Tropical de la UCV, destaca que “paradójicamente” la pandemia ha tenido un impacto más elevado en países de mayores recursos, con mayor actividad y desarrollo, en comparación con países de menores recursos.

Sin embargo, expresa que deben estudiarse los factores demográficos, climáticos, ambientales, de infraestructura y velocidad de las respuestas gubernamentales que pudieran diferenciar el avance del COVID-19 en cada país.

En el caso de Venezuela, afirma que las cifras oficiales muestran un promedio de entre seis y ocho casos nuevos por día e indica que se trata de una curva estable. Añade que es difícil saber la cifra real de casos, pero enfatiza que se asume que hay un “subregistro importante” al tomar en cuenta elementos como que casi de la mitad de los casos son asintomáticos.

Recuerda que se estimaba que luego de dos meses Venezuela tuviera al menos 8 mil casos, hecho que debería estar asociado a un mayor número de casos graves y muertes. No obstante, señala que incluso agregando el subregistro de muertes, Venezuela seguiría por debajo de otros países de Suramérica.

Circulación del virus y fenómenos
Mario Comegna, infectólogo del hospital Vargas de Caracas, asegura que todavía el sistema de salud de Venezuela, tanto en el sector público como el privado, no está colapsado con casos de COVID-19. Sin embargo explica que es posible que se estén “escapando” algunos casos.

Según Comegna, los fenómenos que habrían podido influir en el bajo número de casos reportados en Venezuela son la capacidad del país de hacer pruebas con la técnica de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), la vía más fiable a nivel mundial para diagnosticar COVID-19, y por la menor sensibilidad y los tiempos en los que se realizan las pruebas rápidas.

“El virus está circulando pero no en tanta cuantía. Por otro lado están los fenómenos sociales, políticos y económicos. No estamos aislados desde que se dictó la cuarentena. El aislamiento de Venezuela viene desde mucho más atrás y las dificultades para la movilización en el país son claras y evidentes”, indica.

Uno de los aspectos que preocupan a los infectólogos es la flexibilización de la cuarentena, pues destacan que en el caso venezolano ocurre cada día por las necesidades diarias de muchas personas.

“Vemos que las personas están saliendo a la calle y no están respetando el distanciamiento y tampoco estamos viendo que estén utilizando las mascarillas. Criticable o no, la situación de las personas en Venezuela es muy particular y la gente tiene que salir”, dice Comegna.

La vida que viene
Carlos Torres-Viera, infectólogo del Centro de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas del sur de Florida, en Miami (Estados Unidos), resalta que Estados Unidos no respondió de forma efectiva durante las primeras semanas por fallas en diagnóstico y aislamiento. Explica que la curva de Estados Unidos dejó de subir vertiginosamente, pero no ha descendido tanto como en España. Mientras, en Latinoamérica la tendencia es al ascenso.

Para Torres-Viera, experto en salud pública, se espera que los países que han empezado a superar su primera ola, a menos que surja una vacuna antes de tiempo, sufran una segunda ola de casos. La entrada de países al otoño-invierno también representará un reto en el futuro.

Mario Comegna, también infectólogo de la Clínica El Ávila, afirma que entre las preguntas que quedan sin responder está cuánto tiempo dura la inmunidad en las personas recuperadas. Cómo va a modificar la vida, mientras no haya vacuna, es otra de las interrogantes. Resalta que es probable que afecte la vida social y económica y se tomen medidas en escuelas, universidades, eventos deportivos y culturales.

Según Jaime Torres, con las medidas de cuarentena tanto el mundo como en Venezuela buscan “ganar tiempo” para disponer de tratamiento efectivo y vacunas. Resalta que hay más de 70 candidatos vacunales que se están evaluando en todo el mundo, pero su aplicación no será inmediata. Determinar una fecha para el levantamiento de la cuarentena sigue siendo una incógnita.

“Las cuarentenas no son para erradicar el virus sino para retardar su diseminación. El levantamiento va a llevar necesariamente a una mayor circulación del virus”, dice el profesor de la UCV.

La esperanza es retrasar la transmisión hasta disponer de una vacuna especial que inicialmente se aplique a poblaciones de alto riesgo. Mientras tanto, el mundo tendrá que adaptarse.

“Vamos a tener que convivir con esta infección por un tiempo mucho más prologado que la cuarentena”, expresa Torres.