En una entrevista con LA NACION, Edmundo González Urrutia -que según las encuestas tiene el 52% de apoyos frene al 25% de Nicolás Maduro- no descartó que el gobierno busque impugnar su postulación para los comicios del 28 de julio
Falta algo menos de un mes para las trascendentales elecciones presidenciales de Venezuela, mucho más que unos comicios locales. Y pese a ser un absoluto desconocido hace dos meses, el diplomático Edmundo González Urrutia (La Victoria, 1949) encabeza todas las encuestas independientes. La última, de la prestigiosa Delphos, le otorga un 52% de los apoyos frente al 25% de Nicolás Maduro.
El candidato unitario de la oposición democrática se ha subido al huracán emocional que recorre el país petrolero, encabezado por María Corina Machado. Parecen un tándem perfecto: la líder opositora convoca a multitudes en un fenómeno pocas veces visto en América Latina mientras el embajador firma acuerdos con fuerzas políticas, se reúne con distintos gremios y responde con serenidad y tolerancia a todos los obstáculos que se ponen en su camino.
González Urrutia responde a LA NACIÓN con la misma templanza, consciente de que el chavismo no está dispuesto a ceder el poder como cualquier fuerza democrática. En el camino se suceden insultos, amenazas, fake news y detenciones, pero “Edmundo para todo el mundo”, como lo bautizaron los jóvenes en las redes sociales, se mantiene con su estilo embajador, capaz de comerse un perro caliente venezolano “con todo” sin manchar la corbata y de jugar al dominó con esa picardía que define a los caribeños.
Pese al tiempo transcurrido, Argentina sigue estando en su corazón. Por algo fue embajador venezolano en Buenos Aires durante los primeros tiempos de Hugo Chávez. “Viví durante siete años en la Argentina en funciones diplomáticas. Tengo grandes amigos. Es un país muy cercano a Venezuela. En 1982 fue el país más cercano a la Argentina por el respaldo que les ofrecimos en la lucha por la soberanía de las Islas Malvinas”, rememora el ahora candidato, que siente el respaldo de las democracias regionales, como la argentina.
“Estamos en un proceso inédito, tan inédito como la selección del candidato opositor, que llegó por circunstancias ajenas a mi voluntad. Nunca en mi vida pensé estar en esta posición”, asegura Edmundo, surgido en una noche de cierre de candidaturas, a la desesperada, cuando el chavismo dejó abierta una rendija que la oposición aprovechó, decidida a poner fin a la tragedia venezolana.
–En las últimas semanas son incesantes los rumores respecto a que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) golpeará las elecciones presidenciales por órdenes de Nicolás Maduro y decretará la eliminación de la tarjeta electoral de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), cuyo candidato es González Urrutia. ¿Siente la guillotina revolucionaria sobre su candidatura?
–Esa es una de las opciones que está en el ambiente. Nosotros aspiramos por supuesto a que ellos respeten lo que la mayoría de los venezolanos quieren, su voluntad de cambio, un cambio en paz y para todos los venezolanos. Un país donde el adversario político no sea visto como un enemigo. Un mensaje de tolerancia, con el que hemos insistido durante los pocos días que tenemos de campaña. Pero evidentemente un gobierno con el talante de éste y conociendo como saben las encuestas, que indican una cómoda y sólida ventaja para nosotros, bien asentada, uno puede esperar cualquier cosa. Para este régimen no sería nada extraño, así como han inhabilitado a otros dirigentes, así como han prohibido a María Corina Machado inscribirse en las elecciones, como han cerrado medios de comunicación. No sería nada extraño que tomaran esa decisión (en referencia a la eliminación de su candidatura). Ya han judicializado partidos, inhabilitaron tarjetas electorales… Cada vez más se le ven las costuras antidemocráticas a este gobierno.
–En otros escenarios se teme incluso que se suspendan las elecciones. La semana pasada un falso opositor reclamó al Tribunal Supremo que no haya comicios hasta que se quiten las sanciones. El panorama es de máxima presión, incluso con la carta final de una crisis por el Esequibo frente a Guyana. ¿Cómo asume personalmente un diplomático de carrera, especialistas en conducir crisis, una situación histórica tan extrema, y tan trascendental, como ésta?
–Lo asumí con entereza, como una contribución personal a la institucionalidad democrática de Venezuela, tan golpeada. Y lo asumí porque fueron las 14 fuerzas políticas que integran la Plataforma Unitaria las que unánimemente adoptaron mi candidatura para la presidencia. Era muy difícil rechazarlo.
–¿No teme por sí mismo y por su familia?
–Cuando uno toma estas decisiones está expuesto a riesgos y yo asumí esta responsabilidad a costa de todas estas situaciones que pueden presentarse. Confío en que la madurez política, y digo madurez sin ninguna otra connotación, pueda llegar a hacer que los gobernantes tengan la madurez de dejar que el pueblo venezolano se exprese en sana paz. Varios presidentes latinoamericanos ya han hecho saber al propio presidente Maduro sobre la necesidad de que se hagan unas elecciones justas, libres y transparentes, porque se están jugando mucho en estos comicios.
–¿Ha mantenido contactos con estos presidentes, como Lula da Silva o Gustavo Petro? Luis Lacalle, primer mandatario de Uruguay, ha advertido esta semana que Maduro “no está dispuesto a realizar elecciones transparentes”.
–Esa es una de las opciones que está en el ambiente. Nosotros aspiramos por supuesto a que ellos respeten lo que la mayoría de los venezolanos quieren, su voluntad de cambio, un cambio en paz y para todos los venezolanos. Un país donde el adversario político no sea visto como un enemigo. Un mensaje de tolerancia, con el que hemos insistido durante los pocos días que tenemos de campaña. Pero evidentemente un gobierno con el talante de éste y conociendo como saben las encuestas, que indican una cómoda y sólida ventaja para nosotros, bien asentada, uno puede esperar cualquier cosa. Para este régimen no sería nada extraño, así como han inhabilitado a otros dirigentes, así como han prohibido a María Corina Machado inscribirse en las elecciones, como han cerrado medios de comunicación. No sería nada extraño que tomaran esa decisión (en referencia a la eliminación de su candidatura). Ya han judicializado partidos, inhabilita tarjetas electorales… Cada vez más se le ven las costuras antidemocráticas a este gobierno.
–¿Qué puede empujar a un régimen autoritario, marcado por la violación de derechos humanos y por la corrupción generalizada, a aceptar una pulseada democrático y reconocer los resultados del 28 de julio?
–La presión de la comunidad internacional, la presión que puedan hacer los demócratas del continente, el Parlamento Europeo… Todos abogan por una solución electoral y pacífica al grave conflicto que hay en Venezuela. Todos conocen el talante de este régimen y todos conocen su comportamiento en el pasado y todos están pendientes de sus maniobras. ¿Por qué se suspendió la invitación a la Unión Europea (UE) para que viniesen sus observadores a las elecciones? Por la sencilla razón de que cuando vinieron a las elecciones regionales de 2021 levantaron un informe larguísimo con graves señalamientos y recomendaciones al Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que generó una polémica con el gobierno al punto de que le quitaron la invitación. Para nosotros la mejor observación la harán los venezolanos que van a estar ese día masivamente presentes en los centros electorales, masivamente votando y luego exigiendo que se respete la voluntad popular.
–Más vale que sea así, porque sin la UE, sin la Organización de Estados Americanos (OEA), con delegaciones menores del Centro Carter y de la ONU, el resto de los observadores son aliados del chavismo.
–Los ojos de la comunidad internacional están puestos en Venezuela. Van a ser una suerte de observadores en la distancia de este proceso.
–Cuando falta de un mes, todas las encuestas independientes le dan una ventaja de al menos 20 puntos. Usted ha pasado de ser un diplomático ajeno a la política, un total desconocido para el país, a formar parte del tándem que ha devuelto la esperanza a los venezolanos.
–Esa es la palabra clave: ha vuelto la esperanza a los venezolanos. En este momento, los venezolanos confían en que podemos ser una suerte de bálsamo en una situación como la que atraviesa el país.
–Tras el evento electoral que protagonizó en La Guaira, usted acudió a saludar a los guardias nacionales del destacamento local. Pero desde el poder lo han acusado de amenazar a los militares y cuatro de los activistas y periodistas que allí estuvieron están hoy encarcelados. ¿Qué sucedió exactamente ese día?
–Se trató de un hecho intrascendente que se ha tratado de magnificar. Yo simplemente me acerqué, hablé con el oficial que estaba a cargo del comando de la Guardia Nacional y le extendí mi mano en señal de saludo. Y así mismo me fui. Allá no sucedió absolutamente nada.
–Generales chavistas se han sumado en los últimos días a la campaña electoral con un respaldo total a Nicolás Maduro, incluso con palabras que resultan amenazantes para los demócratas. ¿Por qué creer que cumplirán el papel que determina la Constitución y no volverán a participar en el fraude electoral ya vivido en las elecciones regionales de Barinas?
–Aspiramos a que ellos se mantengan en el marco de la Constitución y del artículo 328, que exige el respeto a la integridad territorial y más nada, sin actividad política.
–¿Ha mantenido algún contacto con otros militares que no formen parte de la élite chavista?
–No, nosotros no hemos mantenido ningún contacto con miembros de las fuerzas armadas.
–Si se produce un milagro político y el chavismo permite juramentarse como presidente al elegido por el pueblo venezolano, usted ocuparía tras un cuarto de siglo de revolución el Palacio de Miraflores. ¿Cómo empezaría a reconstruir Venezuela desde el primer día?
–La reconstrucción es ardua y complicada, porque abarca a todos los sectores de la vida nacional. El país está institucionalmente golpeado y nosotros lo que queremos es mirar hacia adelante, recomponer la institucionalidad democrática y que todos los venezolanos podamos vivir en paz. Y que sea un gobierno para todos.
–Lo acusan de todo, hasta de ser un agente de la CIA y de haber participado en la masacre contra los jesuitas españoles de El Salvador. Pero usted siempre responde con serenidad y respeto, algo que se le ha reconocido en el mundo opositor. ¿Hasta dónde llega su paciencia?
–En español hay un dicho popular: ‘A palabras necias, oídos sordos’. Los hechos que han señalado en la propaganda oficial ocurrieron mucho antes de que yo llegara a El Salvador, es algo que se cae por su propio peso.
–Y por otra parte, Maduro repite de forma reiterada que usted es débil y manipulable…
–Esperemos para ver los resultados y ver así quién va a ser el débil.
–Las malas lenguas advierten que factores de los partidos tradicionales, perdedores de las primarias opositoras, pretenden que se aleje de María Corina Machado para que se acerque a ellos. ¿Cómo es su relación hoy con la líder opositora?
–Absolutamente franca y transparente, y de respeto. Y muy, pero muy cercana.