La reciente edición de la Cumbre del G77 + China llegó a su fin el sábado pasado. Más de 130 naciones se unieron para pedir un mundo más equitativo y justo desde Cuba, un país conocido por su régimen opresivo y despiadado en las Américas.
Las felicitaciones polémicas. El secretario general de la ONU, António Guterres, elogió a la dictadura cubana por su «generosidad» y «éxito en el desarrollo de vacunas» para las personas «víctimas de la desigualdad» debido a la pandemia de COVID-19.
El olvido de la ONU. Guterres no hizo mención de los más de mil presos políticos en la isla, a pesar de que estaban frente a sus ojos. Su discurso se centró en la «injusticia y el olvido de siglos», y en la crítica a los «ricos y privilegiados». Fue más de lo mismo.
El mensaje de Díaz-Canel. El dictador designado por los Castro abogó por la democratización de las relaciones internacionales. Sin embargo, omitió mencionar que Cuba lleva 64 años sin democracia y sin elecciones creíbles.
Cambiando las reglas del juego. Díaz-Canel afirmó que los países del sur global son víctimas del comercio desigual y salvaje. Sin embargo, no mencionó a los presos políticos, a los torturados, a los exiliados ni a los mercenarios cubanos en Ucrania. Eso quedó convenientemente fuera de su discurso.
Daniel Ortega pide que lo dejen en paz. El dictador nicaragüense, quien lleva 16 años en el poder y es responsable de 355 asesinatos, solicitó respeto y tolerancia. Sin embargo, en Nicaragua no hay ni una pizca de ambos. Sacerdotes, periodistas y estudiantes son encarcelados sin distinción.
Ortega no quiere ninguna interferencia de Estados Unidos ni de Europa, pero paradójicamente, Estados Unidos es el principal socio comercial de Nicaragua y las remesas provenientes de ese país son el sustento de una economía en ruinas.
Maduro quiere ir a la Luna. El tirano venezolano instó al G77 a fortalecer su alianza tecnológica con India y China. A pesar de la grave crisis humanitaria y la escasez de alimentos en Venezuela, el gobierno firmó un acuerdo con China para participar en una misión lunar.
Maduro intenta mostrarse como un líder democrático, pero detrás de su lujoso traje de diseñador, oculta su miedo a elecciones libres y competitivas. María Corina Machado es una amenaza para él.
El presidente Lula. Durante su discurso en el G77, el presidente de Brasil destacó la importancia de la agenda sobre cambio climático y la cooperación entre países del sur.
Brasil anunció que proporcionará ayuda a la agonizante economía de Cuba a través de programas de cooperación en salud, agricultura y tecnología. Lula sabe que el comunismo ha sido un fracaso colosal.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, compara a Israel con Rusia. Cometió un grave error al comparar la invasión rusa a Ucrania con la relación entre Israel y Palestina.
Petro, como es habitual, habló extensamente sobre la justicia climática, pero evitó mencionar los crímenes e insultos de Daniel Ortega en Nicaragua.
Influencia política y económica en aumento. Los países del G77 poseen las mayores reservas mundiales de recursos estratégicos como el litio, el petróleo, el cobre, entre otros. Su importancia no puede ser ignorada y China lo sabe muy bien.
La cumbre del G77 tiene un ganador absoluto: la dictadura cubana. Raúl Castro, el verdadero poder en la isla, celebró en silencio su victoria diplomática y los elogios del secretario general de la ONU.
Cuba ha tenido una diplomacia increíblemente exitosa. Logró convocar a ministros y líderes de 134 países, al secretario general de la ONU y al presidente del G20, a pesar de ser una isla pobre y supuestamente bloqueada.
La cumbre del G77 encubrió décadas de hambre, miseria y represión con sonrisas y aplausos. Los crímenes cometidos en ese tiempo siguen impunes.