Melania Perozo de Estrada es una anciana valiente. Revela que jamás pensó que el 2020 fuera la Navidad más amarga y asustada que haya pasado en su vida. Ese día, su hijo Darío Pastor, quien vive con ella, dormía mientras velaba su sueño preocupada porque él venía padeciendo Covid-19 y ya estaba en la etapa final del tratamiento. “Pensé que era lo peor que pasaba, hasta que llegaron los señores del FAES”. Y es que el solo nombre del cuerpo policial aterra, por la historia de desapariciones y asesinatos que las Fuerzas de Acciones Especiales tienen sobre sí, aunado a que ayer al pemón Salvador Franco lo dejaron morir de hambre y falta de asistencia médica en una cárcel bajo custodia del régimen venezolano.
Narra que cuando apenas se acercaban los primeros minutos del 24 de diciembre, en el sector Las Trinitarias, Barquisimeto, estado Lara, a unos 370 kilómetros de Caracas, donde ella vive con su hijo Darío. Las sombras de la noche lo cubrían todo, porque como es usual en el interior del país, no había electricidad. Ella oyó tocar la puerta, por lo que se apresuró a abrir, extrañada de que alguien apareciera entre la profunda oscuridad a esa hora. Entreabre la puerta y la avalancha de unos 16 funcionarios, dos de ellos eran femeninas, entró a la vivienda.
Preguntan por Darío Pastor. Melania les dice que su hijo está durmiendo. Los FAES entran al dormitorio, lo despiertan y cuando en medio de la conversación el joven les dice que tiene el virus, los funcionarios lo llaman mentiroso. Una prima que había llegado unos días antes dormía en otra habitación; una funcionaria entra a preguntarle dónde están las computadoras. En la vivienda no hay computadora, ninguno tiene laptop.
Los funcionarios revisan todo usando la luz de sus celulares: la cocina, los dormitorios, la sala, requisaron gavetas, closet, camas. Cuando a Darío le colocan las esposas y se lo están llevando, Melania sufre una crisis nerviosa, mientras grita por la ventana, pero sus gritos de auxilio se perdieron en las penumbras. Los funcionarios se llevaron a su hijo. A Melania le contaron unos vecinos que oyeron cuando uno de los funcionarios dijo que lo llevarían a la Unidad en la calle 48.
La anciana llama a su hijo Simón que vive en otra parte de la ciudad, quien trata de saber qué sucedió con Darío Pastor. En FAES se negaron a darle información, pero aceptaron que le llevaran las medicinas para el Covid. Al día siguiente en una de las tantas visitas al lugar pudieron verlo a través de una rendija y se enteraron de que no le habían entregado los medicamentos y que esa noche lo trasladarían para Caracas.
Le hace un llamado a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Organización de las Nacional Unidad, Verónica Michelle Bachelet Jeria, “mi hijo fue llevado con Covid, fue negado el derecho a sus medicinas y por eso temo por su vida”.
Una vieja factura
Melania asegura que su hijo no es un terrorista ni tiene comunicación con ninguna de las personas mencionadas en la Operación BoicotAN, además ninguno es de Lara. Reconoce que su hijo es muy opositor, más que todo por Twitter. Le pregunto por un grupo de Whatsapp en el que está su hijo y menciona que en efecto él es uno de los administradores de “Noticias Venezuela 1”, donde pasan noticias, pero más nada. Dice que quien sí está en ese grupo es esa señora Lesbia Gorrín, pero nada de que son amigos ni tienen comunicación ni nada.
La familia de Estrada Perozo está convencida que Darío Pastor no está comprometido en acciones terroristas. Insisto en preguntarle de dónde pudo salir su nombre. “En las protestas del 2017 él estuvo muy activo en Barquisimeto. Eso que dice la almirante Carmen Meléndez de que mi hijo fue a Caracas y participó en la quema de la magistratura, no es verdad, porque desde hace más de 10 años él no va a Caracas”.
A Darío y a Melania los detuvieron en el 2017. Él era presidente de la junta de condominio y todo el sector estaba cerrado. Durante cierto tiempo hubo fuertes enfrentamientos entre colectivos, los guardias nacionales y los vecinos. Algunos resultaban heridos y Darío Pastor estaba encargado de las medicinas, que suministraban para la atención de los quemados y heridos. En mayor del 2017 hubo un allanamiento al sector con más de 500 funcionarios militares y se llevaron a la anciana y a su hijo al CONAS; a ella la liberaron a los tres días y a Darío a los siete días.
Sin trabajo
El joven acusado ahora de terrorismo es técnico superior universitario en hidrocarburos y tiene curso de soldadura submarina, con lo que pensó que le abriría las puertas la industria petrolera, pero sus sueños se frustraron por la destrucción que ha sufrido Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Darío se fue, en el 2018, con un sobrino para Perú. Trabajó un año y se regresa a Barquisimeto, entre otras cosas porque su mamá estaba viviendo sola y porque él sufre de Asperger. Melania podría ayudarle a mantenerse y eso lo motivó a regresar en julio 2019. No está casado y tiene un hijo, cuya madre murió el año pasado.
El 24 de diciembre 2020 la vida le cambia a la anciana valiente. “Ni siquiera sé dónde tienen a mi hijo. Se llevaron su teléfono y no sé a dónde comunicarme, ni cómo hacerle llegar alimentos, medicina y ropa”.
Melania contó a Infobae que lo único que supieron es que a él le hicieron la audiencia de presentación con un defensor público.
“Mi hijo fue secuestrado por el FAES y presentado como terrorista”, dice Melania a la vez que insiste en saber dónde está su hijo. “Por favor, ayúdenme, que se le respeten los derechos humanos”.
La Operación BoicotAN
La ministra del Interior y Justicia, Carmen Teresa Meléndez le anunció al país que habían detectado y desmantelado una operación que pensaba boicotear la instalación de la Asamblea Nacional, el 5 de enero, en la que se piensan juramentar los diputados que salieron electos y los que fueron consolados con la diputación después de las elecciones del 6 de diciembre 2020, que no tienen legitimidad alguna, porque fue escogida por una minoría de votantes y donde le negaron al participación a los partidos de Oposición, a quienes les arrebataron sus directivas legales.
En información exclusiva, el día 28 de diciembre, publicamos que varios militares habían sido detenidos en la misma causa en la cual se encontraba un mesonero y una azafata del Palacio de Miraflores acusados por tener y negociar explosivo plástico.
Informamos de la detención del matrimonio de capitanes de navío Zoranyi Salazar Maldonado, quien también es médico, y Ronald Jorge. Al día siguiente la ministra del Interior apareció ante la opinión pública hablando de la Operación Boicot, en una historia que tiene demasiadas lagunas.
Hasta ahora no hay verdaderas evidencias, por lo menos presentadas ante la opinión pública, sobre las implicaciones de quienes aparecen señalados de la fulana Operación BoicotAN, más allá de unos mensajes den redes sociales, lo que ligaron a los pequeños 9 pedazos de C4 que tenía el mesonero de Miraflores y que según dijo era para comercializar.
Incluso una de la personas presentadas como financistas de dicha operación, Lesbia Gorrín, le dijo en exclusiva a Infobae que no es terrorista, que no tiene dinero, que vive en España desde hace 17 años y que más allá de un grupo de whatsapp no sabe de dónde sacaron su nombre para que la involucraran en dicha Operación Boicot.
“Imagino esto en un juzgado y yo presentando mi declaración de hacienda, seguro que los jueces estallarían en risas. No tengo cuentas en Venezuela, tampoco en Estados Unidos, aquí mis ingresos son los que he podido ganar de mi sueldo, jamás he cobrado una ayuda aquí, desde que llegué a este país he estado trabajando”, dijo a Gorrín Rodríguez.