El legado del «affaire» Odebrecht

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El caso Odebrecht es uno de los ejemplos más notorios y repugnantes de corrupción en América Latina, con la distribución de grandes sumas de dinero a políticos, empresarios y exfuncionarios de 12 países. La constructora brasileña Odebrecht fue descubierta en una investigación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, junto con otros diez países latinoamericanos. En esta investigación se reveló que Odebrecht había sobornado a presidentes, expresidentes y funcionarios de gobierno en Angola, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Venezuela durante las últimas dos décadas. Si bien el caso Odebrecht es un escándalo de proporciones enormes, nos centraremos aquí en el caso de Venezuela, donde la constructora dejó una gran cantidad de obras públicas sin terminar.

En la actualidad, algunas de las obras que Odebrecht fue contratada para llevar a cabo en Venezuela y que aún están pendientes son las siguientes:

– La modernización del Aeropuerto Internacional de Maiquetía.
– La construcción de estaciones del Metro de Caracas, aunque la mayoría de las estaciones planificadas llevan más de diez años en construcción y aún no están en funcionamiento. La línea cinco del metro, que debería haberse completado en 2010, solo ha alcanzado un avance del 30% hasta 2016.
– El Cabletren Bolivariano, cuyas obras comenzaron en 2007 y se suponía que estarían terminadas en 2015, pero aún no se han completado.
– La extensión de la Línea II del Metro de Los Teques, en el estado Miranda. De las siete estaciones planificadas, solo tres están operativas hasta 2016.

En febrero de 2016, durante una audiencia en la Asamblea Nacional de Venezuela, el representante del Consorcio OIV, asesor externo de Odebrecht, no pudo dar una explicación clara sobre el retraso de cuatro años en el proyecto de la Central Hidroeléctrica Tocoma. Como resultado, se declaró responsabilidad política a seis exministros de energía eléctrica.

Además de estas obras sin terminar, Odebrecht también habría realizado aportes ilegales a la campaña del líder opositor venezolano Henrique Capriles Radonski en 2012, según información del diario brasileño Valor Econômico. En octubre de 2017, la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz, hizo público un video en el que el exdirector de Odebrecht en Venezuela declaraba que Maduro había recibido $35 millones para financiar su campaña presidencial en 2013.

El gobierno venezolano, que fue el que contrató a Odebrecht, debería exigir a la empresa que termine las obras pendientes o que pague una indemnización. También debería exigir al expresidente brasileño Lula da Silva, quien ha vuelto a la presidencia de Brasil, que se finalicen estas obras. Estas obras inconclusas son una muestra más del derroche y la falta de planificación del gobierno «revolucionario» que ha llevado a Venezuela a ser uno de los países más subdesarrollados de América Latina.

Es preocupante que una revista del Grupo Ávila, dedicada a Brasil, no haya mencionado este escándalo de corrupción que debería afectar las relaciones entre nuestros países. Además, resulta incoherente la adhesión de Venezuela al Mercosur, ya que no tenemos mucho que aportar a ese mercado.

Así es como funcionan las cosas en nuestro país: alabamos al ganador sin importar su moralidad. Lula da Silva, en foros internacionales, afirma que en Venezuela no hay una dictadura y que eso es solo una estrategia publicitaria. Lula siempre fue un amigo incondicional del presidente Chávez y ahora busca obtener algo a través de Nicolás Maduro, aunque creo que ya es imposible sacarle algo a Venezuela, excepto refugiados y presos políticos.