El empresario Diego Salazar, primo del exministro Rafael Ramírez, acumuló una selecta pinacoteca de 67 obras mientras la trama que pilotó ocultaba 2.000 millones en Andorra del expolio de la energética.
Por El País
El descendimiento es una pintura de 1897 del maestro del realismo venezolano Arturo Michelena. Considerada una de las figuras pictóricas de relumbrón del siglo XIX en Latinoamérica, este artista célebre por batir récords en 2004 en las subastas de Sotheby’s de Nueva York es también el preferido del empresario Diego Salazar, uno de los supuestos cerebros de la red de una treintena de exjerarcas chavistas que saqueó 2.000 millones de la principal firma estatal de su país, Petróleos de Venezuela SA (PDVSA).
Junto a El descendimiento, valorada en 935.000 dólares, Salazar poseía en 2008 un total de 19 obras de Michelena. Un tesoro que engrosa una selecta pinacoteca de 67 piezas de reputados creadores venezolanos. Armando Reverón, Federico Brandt, Antonio Herrera Toro, Tito Salas, César Rengifo, Jesús Soto o Manuel Cabré componen, entre otros, el botín pictórico del empresario.
El valor de mercado de esta colección ascendía en 2008 a 18 millones de dólares, según un informe confidencial al que ha tenido acceso EL PAÍS. La Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand), el organismo del pequeño país pirenaico que investiga por blanqueo a Salazar, firma este documento fechado en noviembre de 2022.
Primo hermano del que fuera ministro de Petróleo, presidente de PDVSA y embajador de Venezuela ante la ONU, Rafael Ramírez, Salazar acumuló su tesoro artístico entre 2008 y 2009, cuando supuestamente pilotaba la red de expolio. O lo que es lo mismo, mientras actuaba como uno de los cabecillas de un grupo que hizo caja cobrando sobornos a empresas —esencialmente chinas— que posteriormente resultaban agraciadas con adjudicaciones de la energética, y del que formaron parte los exviceministros de Energía chavistas Nervis Villalobos y Javier Alvarado.
La selección de Salazar de Michelena (1863-1898) contempla piezas realistas como Las niñas Lola y María Isabel Herrera (valorada en 782.000 dólares), Los morochos Aguerrevere Herrera (750.000), El purgatorio (747.500), La pica (632.500), Naturaleza muerta (580.000), Juventud y vejez (330.000), El 19 de abril (402.500), Retrato de mujer con palomas (368.000), Retrato de mujer (258.750), Jesús en el huerto (280.000), El bautismo (253.000) o Retrato de María Ibarra de Matos (250.000).
La pinacoteca de uno de los artífices del expolio de PDVSA acogía también en 2008 un total de 11 piezas del Armando Reverón (1889-1954), referente de la plástica latinoamericana del pasado siglo apodado El loco de Macuto por haber vivido aislado en una cabaña de este municipio del litoral venezolano.
La pintura de Reverón Las tres gracias, de 1945, es la joya de la colección de Salazar. Vale 1,3 millones, según una tasación de 2008 de la Galería Muci de Caracas incorporada al informe de los investigadores andorranos.
El tesoro artístico del primo de Rafael Ramírez también incluye las obras de Reverón Úveros azules (valorada en 825.000 dólares), Corporación del puerto de la Guaira (724.500), Mujer sentada (661.250), Desnudo (550.000), Cocoteros (550.000), Muelle con grúa (517.500) y Tres figuras con niño (460.000).
El caraqueño Federico Brandt, artista forjado en Alemania, también recala en la pinacoteca del saqueador con las obras Retrato de Bolívar (valorada en 270.250 dólares), de 1906, Frutas (74.750) o Flores (65.000).
Tesoro pictórico
En la compilación también hay hueco para el clásico Antonio Herrera Toro. Boceto para la resurrección de Jesucristo (tasado por la Galería Muci en 180.000 dólares), de 1895, Retrato de niña (120.000), de 1898, Tríptico de Adán o Eva en el paraíso (80.000) son piezas que estaban en manos de Salazar en 2008 de este artista célebre por retratar a la sociedad caraqueña y cultivar la temática histórica y el paisaje.
Otro de los autores es Tito Salas, creador que inmortalizó pasajes icónicos de la historia venezolana. Sus pinturas Retrato ecuestre del general Juan Vicente Gómez (valorada en 437.000 dólares) y Madre e hija (189.750) integran la colección del supuesto cabecilla chavista del expolio.
El pintor realista y dramaturgo César Rengifo, retratista social de la lucha de clases, también tiene un espacio en la pinacoteca del expoliador con Raiza, Paisaje y El creador II, que están tasadas en entre 75.000 y 25.000 dólares.
La selección pictórica, además, acumuló ocho piezas de Mateo Manaure tasadas en 161.100 dólares; obras de Jesús Soto —pintura Varillas negras con morado, de 1975 y valorada en 385.250 dólares—; y de Manuel Cabré, como El Ávila desde San José (180.000) de 1941. La colección se completa con las creaciones de los pintores venezolanos Rafael Monasterios —Paisaje laguna de Catia, valorada en 35.000 dólares—; Héctor Poleo —Bolívar, 60.000—, y Juan Vicente Fabbiani, del que Salazar posee tres obras con un precio de mercado de 60.000 dólares.
Este diario ha intentado sin éxito contactar con la galería Muci, la firma que tasó las obras de Salazar entre 2008 y 2009.
A través de comisiones del 10% a empresas que recibían adjudicaciones de PDVSA, la trama operó como una maquinaria integrada por exdirigentes chavistas y funcionarios de la poderosa firma estatal. Mediante una treintena de sociedades opacas radicadas en paraísos fiscales como Suiza o Belice, la red canalizó el caudal de fondos que fue a parar a Andorra, un país de 78.000 habitantes blindado hasta 2017 por el secreto bancario.
Creí que había perdido mi capacidad de asombro. Estos sujetos son peor que la marabunta; han arrasado con el erario nacional desde hace casi 25 años, y ciertamente arrasaran con lo que aún queda.
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