Entre 10 y 15 días podría abastecer la gasolina enviada a Venezuela por el empresario Wilmer Ruperti, pero de forma racionada. A este combustible se le deben incorporar aditivos para que llegue al octanaje que se requiere
Ahiana Figueroa | @ahianaf / TalCual
El empresario venezolano Wilmer Ruperti afirmó recientemente en una entrevista con la agencia de noticias AP que haría lo necesario para evitar que la creciente escasez de combustible en el país genere una explosión social. Es por ello que -dijo- enviará 1 millón de barriles de gasolina, de los cuales 300.000 barriles llegaron a los puertos hace una semana. Pero se trata de gasolina de 80 octanos, no apta para ser despachada.
Trabajadores petroleros confirmaron a TalCual del ingreso del combustible enviado por Ruperti, el cual comenzó a ser distribuido a varios estados. Sin embargo, esta gasolina no cuenta con el octanaje requerido por estándares internacionales, es decir, de 91 y 95 octanos.
Explicaron las fuentes consultadas que a esta carga de combustible importada se debe añadir varios aditivos para poder suministrarla el mercado interno, componentes de los cuales también adolece Petróleos de Venezuela (Pdvsa). De acuerdo con informaciones suministradas por agencias de noticias, el gobierno de Irán habría enviado al país insumos para refinar combustible, los cuales llegaron en 15 vuelos de la aerolínea Mahan Air.
Según los cálculos de analistas petroleros, los 300.000 barriles de gasolina enviada por Ruperti podría abastecer entre 10 y 15 días, pero de forma racionada como hasta ahora se ha hecho. Estiman que desde la cuarentena la demanda ronda los 35.000 barriles diarios, muy por debajo del consumo interno promedio antes de la paralización de actividades de unos 150.000 barriles diarios.
Una de las fuentes señaló que ya se han distribuido en varios estados unos 20.000 litros de gasolina, pero desconocen qué ha pasado con el resto de las regiones. «No sabemos con certeza cuánto de esa gasolina se ha distribuido», dijo.
Venezuela padece de escasez de combustible desde hace varios años, especialmente en ciudades del interior del país, donde las personas han tenido que permanecer entre 12 y 20 horas de cola en las estaciones de servicio para abastecerse. En la capital Caracas se habían generado desabastecimientos puntuales de dos días, pero desde que se decretó la cuarentena para evitar la propagación del coronavirus, muchos caraqueños se quedaron sin el combustible.
«Esa gasolina durará como unos 15 días, se está distribuyendo pero racionada. El problema que hay es que esa gasolina que llegó tiene el problema que es de 80 octanos, por lo que tienen que colocarle los aditivos para mejorarla», informó uno de los trabajadores consultados que prefirió no ser identificado.
En su entrevista con AP, Ruperti afirmó que, si le permiten, enviaría a Venezuela cargamentos mucho más grandes. «No es un asunto de negocios personales (…) Es un asunto de beneficios para un pueblo que está sufriendo las consecuencias de muchas medidas que se han tomado en el ambiente político». No obstante, la ayuda habría sido más efectiva, si la gasolina enviada hubiera sido de al menos de 91 octanos para que Pdvsa pudiera hacer una distribución inmediata.
Ruperti se negó a revelar en dónde está adquiriendo la gasolina. Pero sí dijo que algunos de sus fondos provienen de Pdvsa y que, para evitar sanciones de Estados Unidos, Maroil Trading Inc., una empresa registrada en Panamá con una filial en Europa, abrió una cuenta bancaria en Rusia. La agencia AP había reportado previamente que las cuentas estaban en el banco Derzhava, con sede en Moscú.
Por otra parte, la Asociación Metropolitana de Expendedores de Gasolina del Distrito Capital, estados Miranda y Vargas, advierte que son muy pocas la estaciones que reciben combustible, como resultado de una selección realizada por las Zodi Capital y Zodi Miranda, en el marco del operativo de contingencia que realiza el Ejecutivo. Ana María Urdaneta, presidenta de la asociación, recalcó que las estaciones seleccionadas son consideradas como prioritarias para la distribución de la oferta de combustibles de acuerdo a criterios establecidos entre estas dependencias y Pdvsa.
Como consecuencia de la falla en el suministro de gasolina por parte de Pdvsa a las estaciones de servicio, «el sector arrastra un daño patrimonial acumulado e histórico, desde hace más de un año está sumergido en una grave crisis económica y operacional, la cual ha conllevado a un estado de calamidad».