El Tren de Aragua, el desgobierno y la anarquía que matan, no solo en Venezuela

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En Chile, Perú, Colombia y otros países de América Latina cunde el desconcierto sobre las dimensiones de la banda transnacional El Tren de Aragua, que opera desde el Centro Penitenciario Tocorón, en la población del mismo nombre, estado venezolano de Aragua.

José Ospina-Valencia – DW

La Policía de Chile mantiene tras las rejas de la cárcel de Valparaíso a «Estrella», «uno de los más temerarios líderes de El Tren de Aragua», según dijo a la televisión chilena Héctor Arenas, exprefecto de la Brigada Investigadora de Personas Perdidas. En Chile , el grupo contaría con unos 100 miembros. Audios confiscados revelan que ya estarían presentes «en todos los distritos» de Chile y amenazan con matar a quienes los persigan.

En la cárcel, pero no entre rejas
Desde hace meses, vienen apareciendo en Bogotá personas asesinadas en bolsas negras de plástico. Las autoridades culpan de estos crímenes a Héctor Guerrero alias «Niño» y a alias «Giovanny» o «Viejo», líderes de la banda El Tren de Aragua, prisioneros en Tocorón. Los inculpados están presos en la cárcel de Tocorón, aunque eso no quiere decir «tras las rejas».

La alcaldesa de la capital colombiana, Claudia López, solicitó a las autoridades judiciales y penitenciarias de la República Bolivariana de Venezuela, «los buenos oficios para reforzar las medidas de efectiva privación de la libertad».

¿Exageran medios y autoridades sobre las dimensiones y el impacto internacional de El Tren de Aragua? ¿Qué es realidad, leyenda, mito? «Obviando las exageraciones, lo único que puedo decir es que, en la medida en que he ido haciendo el trabajo de investigación, he ido confirmando que el mito es realidad», dice a DW Ronna Rísquez, experta en crimen organizado y seguridad ciudadana, y agrega que las investigaciones en Chile y Colombia demuestran que «hay una expansión real, aunque, el grupo no opera como una franquicia, como se ha dicho».

Cárceles en Venezuela: estados paralelos, autoridad superior
Los presidiarios en Venezuela han creado estructuras de mando paralelas, o incluso superiores a las estatales, dirigidas por un líder absoluto denominado «pran».

«Más de la mitad de las cárceles venezolanas están controladas por pandillas carcelarias», confirma a DW la abogada Carolina Girón, directora del Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), que analizó 31 de las 52 cárceles de Venezuela.

De estas, 8 están bajo el control de las pandillas carcelarias, 8 son controladas por el Estado, y las otras 15 están bajo un control mixto, donde hay ‘pranes’ y cierta autoridad del Estado».

La situación de las cárceles, caldo de cultivo
Las condiciones carcelarias en Venezuela propician además la anarquía. «En Venezuela hay un 174 por ciento de hacinamiento», apunta la directora del OVP, quien explica que «la capacidad instalada es para 21.100 y actualmente hay 33.000 personas en centros penitenciarios».

Según la jurista, a esta cifra hay que sumar un número similar de personas retenidas en los calabozos policiales. Carolina Girón explica que, «en Venezuela, prácticamente cada organismo de seguridad tiene calabozos». Esta atomización impide conocer el número real de internos.

Desde muchas cárceles del mundo se delinque, pero muchos se preguntan cómo es posible que delincuentes desde una cárcel en Venezuela logren traspasar muros y fronteras para dirigir una organización que trafica con migrantes y armas, y logra, por ejemplo, extorsionar y matar a chicas webcam en Colombia. Según InSight Crime, en Venezuela el Tren de Aragua ya está presente en 10 estados y en América Latina en países como Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Costa Rica y México.

¿Quién le entregó las cárceles a los criminales?
¿De dónde obtienen las armas con las que dominan cárceles, barrios contiguos, ciudades y lugares fuera de Venezuela? «El Gobierno lo sabe, es cómplice, porque en Venezuela no hay venta libre de armas. La munición es monopolio de las Fuerzas Armadas. En Venezuela, ni siquiera los vigilantes de seguridad privada pueden portar armas. Están prohibidas», precisa la directora de Observatorio Venezolano de Prisiones», y se pregunta: «¿Cómo llegan a la cárcel de Tocorón y a todas las cárceles venezolanas armas de guerra que son de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas?»

En Venezuela, las cárceles se han convertido es una especie de estados dentro del Estado. «La Policía captura, pero son las pandillas las que mantienen a los presos y, bajo amenaza armada, los obligan a pagar hasta por tomar agua».

¿Quién es el responsable de esta entrega del poder policial a los criminales en las cárceles de Venezuela? «Estamos hablando de un régimen. Digo régimen, porque todos los poderes están supeditados al Ejecutivo, que pretende controlarlo todo. Pero su única ejecutoria, la única forma de medir su éxito hasta el presente, tiene que ver con su permanencia en el poder. En función de eso, es que se toman las decisiones acá. Y parte de esas decisiones tiene que ver con la cesión de espacio para grupos armados no estatales», explica a DW el consultor de seguridad Javier Ignacio Mayorca.

El «cerco diplomático” favoreció a los criminales
Las autoridades de Chile y Colombia lamentan no poder perseguir eficazmente a los criminales, porque no obtienen información de las autoridades judiciales de Venezuela. Este obstáculo está originado por la rotura de las relaciones entre Colombia y Venezuela, y en cierta medida, con otros países que apoyaron el llamado»cerco diplomático» al Gobierno de Nicolás Maduro.

Así, concluye Mayorca, la reciprocidad en el intercambio de información judicial se convierte en una prueba sobre «qué tan serio se toma Maduro el restablecimiento de las relaciones con el Gobierno del presidente de Colombia, Gustavo Petro, en especial».