La internacionalista explicó que Estados Unidos es un aliado importante, pero que se encuentra en una campaña polarizada que afecta su política exterior
Por El Nacional
Es necesario evitar polarizar los apoyos externos, indicó Elsa Cardozo, internacionalista y doctora en Ciencias Políticas, miembro de la Mesa de Análisis Coyuntural del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, al analizar el tablero geopolítico en función de la crisis venezolana. Dijo que “Venezuela requiere apoyo internacional, pero la organización y articulación interna es fundamental”.
Desde la perspectiva de política interna, afirmó que la oposición democrática debe hacer un esfuerzo de organización que pasa por comprender que no hay soluciones mágicas. “Debe haber concertación amplia, solidez de la interlocución democrática ante el mundo, hay que tener organización primero y capacidad de acción y para sostenerse como oposición”, recalcó.
Dijo que analizar los discursos de los candidatos republicano y demócrata en Estados Unidos permite inferir que no habrá un cambio sustancial hacia Venezuela, ni un levantamiento irrestricto de las sanciones.
“Estados Unidos, un aliado importante cada vez más visible y con mayores iniciativas para Venezuela, con incentivos negativos y positivos, está en medio de una campaña polarizada, que ha causado temor en los analistas por los daños que pueda afrontar la institucionalidad del país. Se reconoce su importancia como referencia de democracia, pero también su debilitamiento es preocupante. Sus problemas abiertos poco contribuyen a la eficiencia de su política exterior, habrá que ver qué sucede en noviembre”, señaló.
Cardozo señaló en una nota de prensa que la pandemia, la recesión -que promete agravarse- y las tensiones geopolíticas in crescendo configuran un escenario mundial donde el caso venezolano puede perder interés por parte de las organizaciones gubernamentales. En ese sentido, puntualizó que el panorama mundial no parece propicio para la causa democrática y da un mayor margen de maniobra para las autocracias.
Por otro lado, explicó Cardozo que entre mayo y agosto Latinoamérica se convirtió en el epicentro de la epidemia, y reporta una grave recesión, la peor en los últimos 100 años, reclamos sociales y la reaparición de protestas, es decir, la atención hacia Venezuela compite con los fuertes problemas de cada país. Sin embargo, aclaró que la preocupación por nuestra crisis no cesa por el tema de la emigración y la seguridad regional que implica la presencia de grupos regionales en territorio nacional y la explotación del arco minero.
En referencia a Europa sostuvo que tiene una complicada agenda económica, y ahora se divide entre la Europa austera y la Europa con dificultades económicas, y a ello se le suman los retos políticos intracomunitarios: los populismos y los extremismos, que tienden a exacerbarse en periodos complejos.
“El escenario extracomunitario en el vecindario europeo está marcado por la incidencia rusa, la proyección económica y geopolítica de China, el tema de Ucrania, y el de Bielorrusia más recientemente, el Medio Oriente, el norte de África, y Libia. El Medio Oriente -gran rompecabezas-, Europa y Asia registran movimientos telúricos de reordenamiento mundial, hay un realineamiento de las potencias en los distintos conflictos, y la política de poder asumida por Turquía e Irán, es un reto”, advirtió.
Cardozo destacó que ha crecido la brecha entre Estados Unidos y Europa, así como el margen de influencia de los autoritarismos, que sin escrúpulos han aprovechado la emergencia para acentuar sus agendas geopolíticas. Agregó que Rusia no está en condiciones de correr riesgos y aun así hace su juego en el caso de Bielorrusia, y no deja de buscar un acercamiento con China para ganar terreno frente a sus adversarios occidentales.
Entretanto, precisó, que el régimen de Venezuela busca apoyo internacional a elevados costos, al ofrecer garantías y comprometer recursos y soberanía en aras de lograr tratos con países que tienen la disposición de asumir riesgos geopolíticos, con acciones atrevidas, como Rusia, China, Turquía e Irán. “Qué es lo propio de estos países y del régimen nacional: reclamar diálogos, pero polarizar entre adversarios y aliados, defender la injerencia en términos extremos, pero asumirla para aprovechar las crisis políticas ajenas. Así se administran los regímenes autocráticos contemporáneos”, planteó.