Enfermedades cardiovasculares aumentan en un 40% en Venezuela

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Recuperados de covid-19 que confían en supuestas mejorías y pacientes sin poder controlarse los valores en hipertensión o diabetes figuran en ese incremento de 40% de casos de enfermedades cerebrovasculares (ECV). Alza generalizada a nivel nacional y Lara no escapa a esta realidad, por lo que especialistas sugieren el seguimiento para evitar discapacidades o la muerte a causa de infartos.

Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.-

Dicho contexto empieza previo a la pandemia y que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) registraba en 2020 con 60% de mortalidad por enfermedades cerebrovasculares en Venezuela, teniendo en primera fila a la afección isquémica del corazón, caracterizada por daños en las arterias coronarias. De hecho, Daniel Piñero, presidente de la Federación Mundial del Corazón, advertía del alza en más del 75% de mortalidad en países de bajos o medianos recursos y con la incidencia del tabaquismo, hipertensión arterial, diabetes y obesidad, así como el estrés psicológico junto a trastornos emocionales que originen infartos. Amenazas que no tienen distinción de edad y pueden atacar sin piedad.

Pero más allá de la incidencia de casos, también se genera esa disminución de la capacidad productiva de la población con pacientes que sacrifican sus condiciones motoras o funcionales. El caso es tan complejo que la doctora, Karen Dueñas, miembro de la Sociedad Interamericana de Cardiología, refiere que a la tasa de decesos por estas enfermedades (morbimortalidad), le suman las amenazas de aquellos que terminan padeciendo discapacidad.

Según Huniades Urbina, vicepresidente de la Academia Nacional de Medicina, las secuelas por el virus pueden perdurar relativamente en cada paciente y la afección cardíaca se encuentra entre ese 10% de adultos que deben mantenerse en control por los estragos de esta enfermedad inflamatoria.

Todo es relativo de acuerdo a la evolución del paciente que puede padecer de frecuencia cardíaca baja y hasta derrame pericárdico por acumulación de líquido en el saco que rodea al corazón. Advierte las temidas consecuencias por crisis de angustia junto a la hipertensión que llegan a manifestarse en posibles infartos. Además del riesgo latente en niños que pueden sufrir de Kawasaki y que sin ser tratado a tiempo desencadena una aneurisma por tanta inflamación.

Para el infectólogo, Antonio González Mata, el coronavirus siempre deja latente esa posibilidad de padecer alguna enfermedad cerebrovascular por la misma génesis inflamatoria responsable de obstruir arterias. «El riesgo puede ser de 50% de probabilidades en hipertensos», resalta de quienes se recuperaron del covid-19, pero no realizan actividad física. La disposición es esencial para evitar con el control permanente, sin caer en mayores amenazas.

Según Javier Cabrera, director regional de Salud, este tipo de enfermedades ha sido una de las primeras causas de consultas en la pandemia y con la morbimortalidad nacional que también se desprende de la data mundial. También reconoce que entre las consecuencias latentes figura la discapacidad, cuyas limitaciones funcionales se pueden corregir con el abordaje temprano y rehabilitación temprana, las cuales se pueden realizar en hospitales tipo I o en ambulatorios de la red Barrio Adentro.

Sigue latente
Cuando el doctor, Edson Hernández, titular del Comité de investigación del covid en Lara, señala el panorama en la entidad empieza por reconocer que las enfermedades cerebrovasculares siguen entre las principales secuelas poscovid. «No es algo exclusivo porque viene de ese 35 a 40% que han presentado estas consecuencias», advierte de los síntomas que llegan a ser tan relativos y dependiendo del padecimiento del virus leve o grave. Cambios que suelen registrarse hasta más de tres meses después, a partir del ligero cansancio, palpitaciones, arritmias y demás indicios por identificar a tiempo.

Recuerda esos giros en la pandemia, cuyo ataque inicial se ubicaba en pulmones y deficiencia respiratoria, pero que con el transcurrir de las variantes demuestra la vulnerabilidad de los órganos y en especial el corazón. El acecho del tromboembolismo trascendiendo de los pulmones y atacando al cerebro y corazón, debido a las arterias obstruidas por coágulos.

Advierte peligros que llegan a cubrir incluso a atletas, personas con un estilo de vida de ejercicios y afectados por la dilatación del endotelio, conocido como la base interna de los vasos sanguíneos. Reconoce de casos tan sorprendentes que los jóvenes terminan con daños en intestinos e hígado.

Según Hernández, en Lara siguen trabajando con el proyecto de atención al protocolo de covid prolongado y se adecúan espacios en el Hospital Luis Gómez López. Además de insistir en la importancia de la protección con la inmunización respetando los lapsos para los refuerzos. Una deuda que sigue pendiente en la toma de conciencia entre embarazadas y tampoco debe subestimar el resguardo de niños o adolescentes.

Peligro latente
Hernández llama al control de pacientes crónicos con enfermedades que pueden ser detonantes y despertar tragedias entre las cerebrovasculares. Empieza por explicar que los diabéticos son los más afectados al comprometer sus arterias. Pero en casos de juntarse con la hipertensión y secuelas poscovid se aumenta hasta cuatro veces más la probabilidad de terminar en un infarto.

En esa cadena de peligros, cita que los pacientes crónicos con varios años como fumadores y obesos llegan a una combinación tan propicia para caer en una enfermedad coronaria y los riesgos se ubican hasta 16 veces más. Condicionantes tan dañinas cuando no se cumple con una adecuada alimentación rica en frutas y vegetales, que sirven de protección.

Con todas las advertencias de los especialistas, se coincide en la necesidad de tomar conciencia de la importancia de la vacunación anticovid. Los recuperados con disposición a seguir en control y aquellos que siempre han librado la batalla contra la hipertensión arterial junto a diabetes, permanecer bajo vigilancia médica y distantes del sedentarismo.

Más allá de considerar traicionero al corazón, es tomar en cuenta sus alertas. Se trata de alarmas tan sigilosas mientras el paciente asume una presunta mejoría. Pero ese trecho de secuelas de la pandemia insistirá en sorprender a incautos que pensaron en una despedida inmediata al covid-19 y la muerte seguirá acechando.

Niños vulnerables ante el Kawasaki
Los riesgos de 80% de niños menores de cinco años a padecer de Kawasaki siguen latentes, así lo explica el infectólogo, Antonio González Mata, de esa inflamación que llega a ser cerebral. Advierte de atender los cuadros febriles y sarpullido enrojecido con tratamiento antes de la semana.

Esta preocupación es compartida por Hernández, titular del Comité Covid, al conocer que casi se triplican los casos sin precisar un estimado y se debe confirmar a través del ecocardiograma.

Tal angustia fue vivida por Francisco Flores, su nieta de tres años fue diagnosticada luego de presentar fiebre y sangrar por la nariz. «Nos asustamos, en el pediátrico no la atendían hasta que tuviésemos el tratamiento completo», cita que no llegaban a casi $400 para comprar, luego lograron conseguir que les dieran el tratamiento.

Se pierden años por discapacidad
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), advierte que América pierde 40.8 millones de años de vida por discapacidad cada año, contando con las enfermedades cerebrovasculares entre las principales causas. Un hecho que resta potencial cuando ataca a personas jóvenes en plena edad productiva.

Según Hernández, quien es cardiólogo, las secuelas dependerán del grado de severidad de la enfermedad, conociendo de pacientes que han sufrido accidente cerebrovascular o aneurismas que pueden ser afectados en la movilidad de sus miembros superiores o inferiores.

Una situación que deben corregir a la brevedad posible con la rehabilitación, para evitar condenar a una persona a un largo proceso de recuperación durante varios meses.