Curiosamente, «El Potrillo» regresó al escenario donde Vicente Fernández cantó por última vez
Por GDA | El Universal
La vida está llena de ciclos y ayer, una semana después de la muerte de su padre, Alejandro Fernández regresó a un escenario, curiosamente el último que el Charro de Huentitán pisó en vida.
El Auditorio Telmex, en Guadalajara, fue testigo del primero de tres conciertos de «El Potrillo» en el cual abrió recordando a la leyenda de la música mexicana.
«Esta noche los invito a dejar que nuestra música sea nuestra medicina, que nos una, que no llene de alegría, de muchísimo amor», dijo al iniciar el recital.
«Que la última vez que mi padre pisó el escenario fue justamente aquí. Celebremos su vida con un aplauso que llegue hasta el cielo, lo estaban esperando para cantarle a los angelitos», dijo.
El público reaccionó positivamente a la invitación y ejecutó varios segundos con sonido de palmas.
Pero las emociones no acabaron ahí, pues llegó el momento en que al escenario subió Alex Fernández, hijo de Alejandro y nieto de «Chente», para interpretar «El tiempo no perdona», canción que su abuelo le había pedido grabar.
El tema hizo llorar al cantante de «Como quien pierde una estrella», imagen que fue captada por la gran pantalla del inmueble. Padre e hijo se abrazaron por varios segundos entre aplausos de los asistentes.
Alejandro Fernández desconsolado
En su cuenta oficial, el más reciente mensaje de Alejandro fue hace cuatro días donde subió un video de él y su padre.
«Solo quiero decir que amen y aprovechen cada segundo a sus seres queridos. Recuérdenles cuán importantes son para ustedes y disfrútenlo a diario. Yo siempre disfruté al mío», escribió.
Vicente Jr. ha estado posteando varios recuerdo fotográficos, uno de ellos, la tumba de su padre Vicente, la cual luce rodeada de muchas flores blancas y custodiada por un crucifijo.
Adiós al rey
Con su poderosa voz Vicente Fernández inmortalizó canciones como “El rey”, “Volver, volver” y “Lástima que seas ajena” y se posicionó como uno de los máximos representantes de la música ranchera y el mariachi, vendiendo más de 50 millones de discos e inspirando a nuevas generaciones de intérpretes como su hijo Alejandro Fernández Jr.
El astro de la música regional mexicana, también conocido como “Chente”, “El rey” y “El charro de Huentitán”, falleció la madrugada del domingo a los 81 años dejando un legado de clásicos que también incluyen «Mujeres divinas”, “Acá entre nos”, “Estos celos” y “La ley del monte”.
Fue galardonado con tres Grammy y nueve Latin Grammy, el más reciente a mejor álbum de música ranchera/mariachi por “A mis 80’s” el pasado noviembre. En 2002, la Academia Latina de la Grabación lo homenajeó como Persona del Año. Su huella como abanderado de la música popular tradicional es indeleble, mientras que en el cine llegó a actuar en más de 30 películas.
Fernández sufrió en agosto una caída grave por la que requirió ser hospitalizado y posteriormente conectado a un respirador. A partir de ahí, sus dolencias físicas fueron en aumento y no pudo recuperarse.