La coordinadora nacional de Vente Venezuela insistió en que la mayoría del país está convencida de que el régimen de Nicolás Maduro solo caerá construyendo una alianza que denomina Operación de Paz y Estabilización
GDA | El Tiempo
Dentro de la agenda por el Pacto Unitario, a 100 días de las elecciones parlamentarias en Venezuela convocadas por el régimen de Nicolás Maduro, el presidente encargado Juan Guaidó se reunió con María Corina Machado, coordinadora nacional de Vente Venezuela, con quien no logró llegar a un acuerdo.
—¿Por qué la oposición venezolana no ha podido blindarse en el objetivo del “cese de la usurpación”?
—Porque dentro de lo que se llama oposición hay actores que están dispuestos a un sistema de cohabitación, otros no quieren asumir la naturaleza criminal del régimen, otros no confían en el espíritu de lucha de nuestros compatriotas y hay quienes no quieren buscar ni comprometer las fuerzas externas para terminar de desmontar un sistema criminal que tiene a Venezuela ocupada por fuerzas del crimen mundial.
—¿Cuál fue la propuesta que Guaidó le hizo? ¿Y qué generó su desacuerdo?
—Entre otras cosas planteó consultar a la sociedad venezolana sobre el destino o la ruta política a seguir. Los venezolanos han sido claros sobre lo que quieren. El 16 de julio de 2017 dieron un mandato, casi 8 millones de venezolanos, asumiendo un riesgo enorme, le dimos un mandato a la Asamblea Nacional, mandato que no cumplió, que no ha cumplido. Luego ratificamos ese mandato el 23 de enero de 2019, cuando se juramentó el presidente Juan Guaidó frente a miles de venezolanos. Ya decidimos lo que queremos y el mandato está vigente. No puede haber duda de la ruta por seguir. No es momento de consultar, sino de actuar.
—¿Una consulta como la realizada en 2017?
—Efectivamente. Esa es una de las propuestas.
—Pero ¿qué se le va a preguntar a la sociedad venezolana?
—No lo sé.
—Ah, ¿no se lo dijo?
—Bueno, es que hay múltiples propuestas. Lo que jamás aceptaríamos es que se busque un mecanismo –digamos de consulta plebiscitaria– para prolongar indefinidamente la situación en la que nos encontramos. Eso es inadmisible.
—¿Un plebiscito para consultar si quieren mantener vigente la Asamblea Nacional actual?
—A estas alturas es irrelevante el contenido. No podemos perder más tiempo. El gobierno interino lleva 17 meses en el poder, quedan cuatro meses, y se han manejado opciones que solo dan tiempo y oxígeno al régimen. El punto medular es: ¿es o no es Venezuela un Estado fallido?, ¿un Estado ocupado?, ¿un país donde el régimen viola masivamente los derechos humanos?, lo dijo la señora Bachelet, ¿una amenaza para la seguridad nacional de Colombia, Brasil, Bolivia, Perú, Centroamérica, de los EE UU?, y lo dijo el presidente Duque cuando habló de la pretensión de comprar los misiles, lo dijo el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, es una amenaza para la seguridad hemisférica. ¿Qué más hay que consultar?
Este régimen no va a salir por vía electoral, por diálogo. Solo va a salir cuando se conforme, se termine de construir, una amenaza inminente con acciones en desarrollo que les haga entender que tienen que aceptar los términos para su salida. No hay otra opción, eso lo sabemos los venezolanos y también nuestros aliados internacionales.
—Vienen las elecciones de EE UU. ¿Ese plebiscito lo quieren realizar inmediatamente? ¿Esa hoja de ruta de la que Guaidó habla de qué se trata?
—Eso no lo tengo claro. Eso habrá que preguntárselo a él.
—Muchos dirigentes de oposición la tildan de “populista”.
—A quien diga que soy populista porque digo lo que la gente quiere escuchar yo le respondo: la gente quiere escuchar la verdad y siempre la he dicho sobre este régimen y cómo lo vamos a sacar. Hace unos años era una minoría del país quienes compartían esta visión. Era más fácil creer que este régimen saldría por una elección, porque más de 90% lo queremos. Hoy la inmensa mayoría está convencida de que este régimen va a salir construyendo una ruta de fuerza que hemos llamado Operación de Paz y Estabilización, que implica un enorme esfuerzo organizativo y movilizador interno y conseguir y comprometer los apoyos externos que se necesiten.
—Yon Goicoechea dijo que EE UU le ha dicho a usted que “la opción de fuerza no es algo inmediato. Menos en plena campaña de Trump”.
—Les respondo a este señor, a los venezolanos y a los latinoamericanos: Venezuela es un Estado fallido, un Estado forajido y esas dinámicas criminales no conocen fronteras. A mí no me vengan a decir: ¡ah es que los actores y aliados externos no están dispuestos! ¡Si así fuese, la tarea prioritaria de un gobierno interino es convencer, persuadir y comprometer! El trabajo de la dirección política es la coordinación, sincronización de las fuerzas y eventos externos e internos, y eso tiene que ser conducido con un liderazgo que genere confianza. Se ha fallado frente al país y frente a nuestros principales aliados.
—¿Usted no piensa que el apoyo que se ha logrado internacionalmente es uno de los logros de este gobierno interino?
—Creo que los apoyos, el reconocimiento que hoy existe al gobierno interino es producto de 20 años de lucha de los venezolanos. Pero aún no se ha concretado. Falta convencer sobre la urgencia y concretar. Porque te voy a decir algo, muchos alegan el costo de la actuación en Venezuela por parte de nuestros aliados, y aquí quiero decir: nadie está planteando la invasión de Venezuela, eso es una banalización y una ridiculización de lo que nosotros estamos planteando.
Aquí estamos enfrentando un conflicto no convencional que no solo se está librando en el territorio venezolano, sino que tiene muchas dinámicas fuera del territorio. ¿Qué pasos importantes se están dando? Pongo como ejemplo la captura de Alex Saab y la gran coalición antinarcóticos en el Caribe. Esa es la línea que hay que continuar, pero no hay que demostrar debilidad, sino acelerar el proceso.
—Pero en esos dos ejemplos que menciona, ¿ha tenido un papel importante el gobierno de Guaidó?
—Creo que el gobierno interino está cumpliendo labores de interlocución internacional para acelerar algunas. Sostengo que hay que presionar, dejar descartadas las vías que sirven de distracción y que, lejos de generar más presión, descomprimen, cortar todos los vínculos de raíz con sectores que tienen intereses económicos vinculados con el régimen y que han estado influyendo sobre una política de cohabitación.
—¿Guaidó le manifestó que mantiene su propuesta de un gobierno de emergencia nacional?
—Sí, efectivamente.
—¿Cuál es la diferencia de esa figura y la del gobierno que él preside?
—Ese es mi punto. ¡El gobierno de emergencia es él! Yo tengo una profunda diferencia sobre eso, porque Guaidó ha planteado que en ese gobierno de transición permanecería en el poder el alto mando militar actual, pero, además, formaría parte del gobierno de transición. Esto recuerda a la fórmula fallida del 30 de abril, cuando el interinato planteó una fórmula en la que permanecían o eran parte del gobierno de transición la mafia judicial –Maikel Moreno–, la financiera –Raúl Gorrín–, la militar –Padrino López–.
Yo te pregunto: ¿cómo crees tú que se siente el militar venezolano, el teniente coronel, el mayor o el capitán, al cual hoy le pedimos que no acate las órdenes ilegítimas de Maduro de represión, persecución o de cohabitación con la guerrilla y carteles de droga, y que ahora se le dijera que, si se produjera un cambio con esta dirección política, esos altos mandos (que esos militares institucionales saben que son corruptos hasta la médula) no solo permanecerían impunes, sino, además, serían parte del gobierno de transición y seguirían siendo sus superiores. Esto genera un corto circuito y una contradicción profunda en los sectores democráticos institucionales que aún quedan en las fuerzas armadas.
—Venezuela no es el Chile de Pinochet, quien se mantuvo como comandante en jefe de las fuerzas armadas.
—Es que no hay instituciones. Es la mafia con la que no puedes negociar y mucho menos cogobernar.
—Me pide no hablar de invasión, pero, en carta a Guaidó, tras la reunión, usted le reclama: “Te has negado sistemáticamente a aprobar el artículo 187.11, que sería parte del marco jurídico para el apoyo internacional”. Y ese artículo dice: “Autorizar el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”. ¿Eso no es una invasión?
—Nosotros debemos conformar una Operación de Paz y Estabilización, pero no es para invadir al país. Es para contribuir. Cuando Maduro sienta la presión externa y acepte los términos de su salida, para contribuir a retomar el control del territorio con la desarticulación de estos grupos criminales. Si un país sabe que eso es impostergable, es precisamente Colombia. El problema es que nosotros tenemos las mafias en el régimen, en Miraflores, pero súmale los grupos terroristas de Hezbolá, de Hamas, a los agentes cubanos, rusos, iraníes operando en Venezuela. Esto lo saben nuestros aliados muy bien. Venezuela es un país ocupado.
De 335 municipios que tiene, 214 tienen presencia activa de grupos criminales. 71% del territorio. Estos grupos criminales han empezado a pelearse entre ellos y a desconocer la autoridad del régimen. Venezuela puede terminar como Somalia. Eso sí es un conflicto que se va de las manos.
—¿Será que el gobierno de EE UU le ha comunicado a Guaidó que no puede apoyar ningún tipo de acción hacia Venezuela, más allá de las sanciones y acciones judiciales?
—Eso no lo sé. Pero Guaidó está por el interés de los venezolanos, no de los Estados Unidos. Ese es su mandato y debe actuar en función de lo que necesitamos los venezolanos. Si no logramos configurar la paz y estabilización, la devastación y las muertes que nos vienen se pierden de vista. ¡Y no te quiero decir lo que le espera a Colombia! Porque Colombia está en la mira y es la próxima víctima de este proceso criminal.
Insisto. Si queremos enviar un mensaje inequívoco a las fuerzas armadas, al régimen de Maduro, sus cómplices internacionales y a nuestros aliados internacionales, habría que haber aprobado este artículo hace mucho tiempo.
—¿Se uniría a Henrique Capriles, quien no apoya la ruta de Guaidó?
—¡Mi problema no es Guaidó!, ¡mi problema es Maduro! Y Capriles está con el régimen de Maduro. Quienes plantean participar en esa farsa electoral le hacen el juego a la tiranía, y sí, son los que le están haciendo el daño mayor a Guaidó.