Venezuela es uno de los países latinoamericanos con peores índices de libertad de prensa en el continente. Ocupar el vigésimo primer (21) puesto de este renglón a nivel mundial (según la Sociedad Interamericana de Prensa) y los constantes cierres de medios de comunicación han generado que actualmente en el país 60% de los medios, tal y como confirmó la organización Espacio Público, decidan no abordar temas «espinosos» para el gobierno, como podrían ser el área económica y la política.
Julián Alvarado | LA PRENSA DE LARA
Desde el año 2003 hasta el presente, poco más de 330 medios de comunicación han sido cerrados. En primera instancia el país sufrió una fuerte reducción de medios impresos; lo que en su momento era un formato muy vendido en todo el territorio nacional. Actualmente, representa apenas el 10 por ciento de las alternativas comunicacionales en Venezuela.
En estos momentos, el sector más golpeado es el de las emisoras radiales y una muestra clara es que, según precisó un reciente informe de Espacio Público, en los últimos cuatro meses 50 emisoras fueron cerradas en Venezuela; este mismo número debió bajar la santamaría durante el año 2017.
«Está ocurriendo una gran cantidad de cierres arbitrarios. La mayoría de los casos corresponden a razones administrativas que no deberían ser causa de sacar del aire a ese medio de comunicación que presenta el problema», indicó Marysabel Rodríguez, coordinadora del Programa Observatorio Social de Espacio Público, quien confirma que el deber ser es el de alcanzar el consenso entre las partes y no buscar el cierre de inmediato.
En relación al grave desenlace que en los últimos años han tenido tantas emisoras, medios digitales e impresos, Dioni Salas, sociólogo venezolano, considera que los días restantes de este año 2022 habrá un incremento en cierres aún más fuerte que continuará quebrantando la práctica de la democracia en Venezuela.
En búsqueda de evitar las tajantes sanciones, ha surgido la imperiosa alternativa de que los medios decidan inmiscuirse más en temas relacionados con el entretenimiento para no causar roces o fisuras en el entorno del Gobierno nacional. Como consecuencia, el ciudadano venezolano pierde oportunidades de poder empaparse del acontecer de la nación desde la verdad; y los comunicadores ven coartada su labor de informar de forma objetiva y veraz.
«Los medios están llamados a denunciar verdades, pero están siendo atropellados y limitados. Los medios a medida que desnudan verdades, se exponen a presiones abiertas y presiones encubiertas», afirmó Piero Trepiccione, politólogo del estado Lara.
Trepiccione es consciente de que existe una presión muy importante sobre los medios de comunicación y que dependiendo del contenido difundido se podrían generar duras consecuencias.
«La diferencia de esta época es grande con referencia a los años comprendidos entre 1953 y 1999. Ahora tenemos un panorama donde casi a diario hay cierres de medios, mientras que en la cuarta república se abrieron gran cantidad de espacios comunicacionales», enfatizó Salas, resaltando por ejemplo la infinidad de emisoras de radio en amplitud modulada (AM) y frecuencia modulada (FM) que surgieron en ese tiempo, cuando aún no existían las grandes cadenas de periódicos.
No se vislumbra un futuro alentador ni a corto ni a mediano plazo, porque las limitaciones de pluralidad informativa y el acecho a la libertad de información, expresión y prensa en Venezuela se acentuará en los próximos meses.
Anulación de permisos
El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), el hondureño Jorge Canahuati, condenó el cierre de 300 medios de comunicación en Venezuela en los últimos años.
Durante la septuagésima octava (78) Asamblea General de la SIP, Canahuati puso como ejemplo a Venezuela para señalar cómo algunos gobiernos utilizan el poder judicial para cerrar medios de comunicación.
Cuba, en el puesto 20; Venezuela, en el 21; y Nicaragua, en el 22; son los países con los peores índices de libertad de prensa en todo el continente. En contraposición, los mejores son Canadá, Jamaica y Uruguay.
Cualquier tontería es una excusa para anular las concesiones en Venezuela, las cuales se traspasaron a personas vinculadas al gobierno bajo el pretexto de no contar con permiso de operaciones, comenta la SIP.