1. En Venezuela es urgente encontrar la ruta, los tiempos y los actores apropiados para la solución de las siete mega crisis: política, económica, servicios públicos, social, emocional, ética, y pandemia. Es hora de mostrar resultados tangibles que permitan recuperar la esperanza extraviada. Para ello es necesario asumir objetivos alcanzables y claramente delimitados (basados en realidades y huyéndole a las fantasías).
2. Los venezolanos están cansados de los diagnósticos y de la búsqueda de culpables. Lo que quieren es que se detenga el sufrimiento lo antes posible. Y tienen razón. Es necesario activar una nueva ruta que genere resultados y éxitos.
3. En primer lugar, es imprescindible bajarse del ring. Después de 20 años de confrontación radical, donde todos los actores han jugado duro, ni el gobierno ni la oposición han logrado resultados satisfactorios. El país está devastado. Todas las fuerzas políticas y la sociedad en general están extenuadas. La confrontación nos condujo a un callejón sin salida, y es la responsable fundamental de las actuales mega crisis (obvio, nadie discute que el gobierno tiene la mayor responsabilidad particular).
4. Creo que a estas alturas ya nadie debe dudar que ninguno de los factores en pugna podrá por sí solo enfrentar el caos actual. Aún unidos todos los venezolanos, tendremos severas dificultades para derrotar de manera simultánea las siete mega crisis en plena pandemia del covid-19 ¿Alguien se atreve a dudarlo?
5. Con excepción de las crisis política y ética, está claramente investigado y definido que la solución de las restantes mega crisis pasan por un desenlace pacífico y negociado. De manera que aun cuando sea factible un desenlace violento, este agravaría aún más la crisis económica del país.
6. El algoritmo del anterior razonamiento está plasmado en las siguientes imágenes:
https://cdn.elnacional.com/wp-content/uploads/2021/01/ruta-seguias-1-1392×783.jpg
https://cdn.elnacional.com/wp-content/uploads/2021/01/ruta-seguias-2.jpg
7. Como hemos visto, la única manera de resolver la crisis económica y la de servicios públicos (lo cual impactaría notablemente en la crisis del éxodo, la crisis alimenticia y la crisis emocional) es a través de grandes inversiones que sólo los empresarios privados pueden aportar.
8. ¿Y qué exigen los empresarios para invertir sus capitales? La primera condición obligatoria es que exista en Venezuela absoluta paz social y política (hasta los empresarios venezolanos exigen lo mismo), que se apruebe un nuevo marco jurídico, que se garantice la repatriación de sus capitales cuando así lo consideren, y que exista un gobierno que respete los acuerdos establecidos.
9. Por tanto, la única manera de ofrecer estas condiciones y garantías es a través de un desenlace consensuado y pacífico de la crisis política, y jamás a través de un desenlace violento. Así de simple y claro. Lo correcto entonces es enfocarse en un marco de soluciones globales y no parciales. La solución de una de las crisis debe contemplar la solución de las demás crisis, de lo contrario será una respuesta fallida.
10. Enfocarse sólo en los asuntos del poder político, por ejemplo, es un acto de irresponsabilidad que puede llevar al país a una situación peor. Resolver la crisis económica es tan relevante como la crisis política. Todo líder político que no comprenda esta realidad estará ampliando la brecha que existe entre los políticos y el resto del país. Para 84% de los venezolanos, la mega crisis política es menos importante que las demás mega crisis, especialmente la económica.
11. En segundo lugar, las realidades terminaron imponiéndose. Sostengo que todos los políticos venezolanos deben comprender de una buena vez que los caminos de la confrontación han fracasado, son inútiles, estúpidos, y hoy ya son inmorales.
12. Nos guste o no nos guste, “esto va a terminar en una mesa de negociación… y se va a negociar con los que están allí, no con los que uno quiera” (Elliot Abrams). Este argumento del representante de los Estados Unidos para el caso Venezuela vale para el gobierno y para la oposición, pero especialmente para esta última.
13. En tercer lugar, es necesario construir una nueva mayoría. La polarización política, entre chavistas y opositores, en la cual estuvo imbuido el país durante los últimos 22 años, ya caducó, no es real ni interpreta a la Venezuela actual.
14. Hoy, un poco menos de la mitad del país (47%) pertenece a un bloque conformado por chavistas y opositores que optaron por una confrontación radical para hacer valer sus propósitos políticos. Y en el bloque opositor hay mucho cuestionamiento hacia la actuación de sus líderes. En el chavismo la procesión anda por dentro.
15. La otra mitad de los venezolanos (50%) se siente ajena al chavismo y a la oposición, y rechaza la confrontación radical. Más aún, 60% de los venezolanos exige acuerdos negociados entre ambos factores y unidad nacional para resolver los principales problemas del país (Datincorp, noviembre 2020).
16. De manera que la nueva mayoría del país debe trascender a la polarización chavismo-oposición, debe ser unitaria e incluyente (por tanto, los partidos políticos debieran ser actores fundamentales, valga puntualizarlo).
17. Esta nueva mayoría, también debe estar decidida a sustituir el “modo pelea” por el “modo entendimiento” (en medio de las naturales y deseables diferencias políticas), que reemplace el odio por la aceptación y la tolerancia.
18. En fin, se trata de incursionar en una nueva dimensión de la política y del funcionamiento de la sociedad venezolana, totalmente diferente a lo que hemos practicado durante las últimas décadas. Esto implica un cambio radical de paradigmas. Será una ardua pero inevitable tarea. No hay manera de escaparse de ella si queremos cambios profundos en el país.
19. Llegó la hora de bajarse del ring, de detener la camorra, y acordarse para la reconstrucción el país. Si algún político de oficio se empeña en seguir peleando en el ring (lo cual es factible), pues lo más aconsejable y proactivo es ignorarlo y dejarlo en su lucha solitaria, haciendo boxeo de sombra, y comportándose como un irresponsable.
20. Los auténticos líderes y demócratas se caracterizan por su proactividad. Este es un principio básico del liderazgo. El líder no entrega el control a las circunstancias ni a sus adversarios, ni se deja imponer las estrategias. Éste define sus propios objetivos, su propia ruta, sus métodos. Dios nos ha dejado uno de los mayores dones de la especie humana: el libre albedrío. A través de él lograremos conquistar la proactividad.
21. Un demócrata que enfrenta a un adversario autoritario e imbuido en el odio, por ejemplo, jamás debe asumir la conducta de ese adversario, pues entonces ambos pasarán a ser compañeros de la misma trinchera. Ambos son dañinos para la nación. De manera que la madurez y la sabiduría serán recursos imprescindibles a partir de 2021.
Mañana: ¿Quiénes quieren y van a negociar? | Tercera y última de un análisis de la crisis en tres partes
(*) Resumen de la conferencia compartida con los cardenales Baltazar Porras y Jorge Urosa, el nuncio apostólico Aldo Giordano, monseñor Diego Padrón y monseñor Trino Fernández, de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), y más de 40 obispos de Venezuela el pasado 7 de enero de 2021.