Los suizos votaron este domingo a favor de una ley que prohíbe que las mujeres usen en cualquier lugar público el velo integral o burka, tradicionales de la vestimenta islámica, permitiéndolo solo en los lugares de culto. Las multas por llevarlo son de hasta 10.000 francos, o 9 mil euros.
“El objetivo de este referéndum no eran los musulmanes”, diferenció anoche el portavoz del sí y miembro de UDC, Jean-Luc Addor, “aquí de lo que se trata es de defender los valores de nuestra civilización”.
La iniciativa había sido presentada como “Sí a la prohibición de esconder el rostro” y salió adelante con el 52% de votos, un escaso margen. Su objetivo declarado es promover la igualdad, la libertad y la seguridad, ya que los proponentes afirman que evitará que mujeres sean obligadas a ocultar su rostro o que alguien lo haga con un propósito criminal o terrorista.
Su principal promotor ha sido el partido UDC, el más conservador del espectro político suizo, junto al Comité Egerking, una asociación de políticos, abogados y editores conservadores contra la “islamización de Suiza”.
“Ninguna mujer puede aceptar caminar por la calle con una tela sobre el rostro que le impide respirar, mostrarse como persona y como mujer, y decirlo en voz alta no es ni sexista ni racista”, declaró tras conocerse el resultado del referéndum la parlamentaria Jaqueline de Quattro, en declaraciones a la radiotelevisión pública suiza RTS.
También han celebrado el resultado musulmanes progresistas como la escritora y periodista suizo-tunecina Saïda Keller-Messahli, que recordó que “el velo completo de las mujeres musulmanas es una cuestión principalmente ética, porque quiere invisibilizar a las mujeres en los espacios públicos”.
Y defendió que “en el Corán (Sura 24) se hace referencia a la mujer como «awra», que significa «impura» y sobre la base de esta designación se crearon hadices que se han abierto camino en la jurisprudencia islámica (Sharia) y son extremadamente discriminatorios y no permiten ambigüedad: se trata de evitar que aparezcan personas enmascaradas en el espacio público, algo natural en una sociedad abierta como la suiza”.