Dos años después del 11J en Cuba, los familiares de los presos rompen el silencio y denuncian la injusticia y el maltrato en la cárcel

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Las familias en Cuba atraviesan momentos de angustia y dificultades a raíz de la situación de sus seres queridos detenidos tras las protestas que tuvieron lugar en el país en julio de 2021. Los relatos conmovedores de madres y familiares reflejan la impotencia y el sufrimiento que experimentan debido a las sentencias y el trato en prisión.

Con información de Infobae

Anay Hernández se aferra a su biblia con tristeza mientras lee las cartas de su hijo Adel, preso desde las manifestaciones del 11 de julio de 2021. Adel, ferviente cristiano, expresa su desesperanza en sus escritos, lamentando su situación y sintiendo que Dios no está con él. La madre, de 55 años y con problemas de salud, guarda las misivas que muestran cómo la esperanza de Adel se desvanece con el paso del tiempo.

Marta Perdomo, por su parte, no pudo hablar ni ver a sus hijos Nadir y Jorge durante los primeros meses de su arresto. Los hermanos estuvieron en cárceles separadas, a decenas de kilómetros de distancia de su hogar. La separación y el sufrimiento han sido una tortura para la madre, quien ha gastado una gran cantidad de dinero y esfuerzo para poder visitarlos.

Ana Mary García, madre de Brenda Díaz, una mujer trans de 29 años que cumple una larga condena en una prisión para personas con VIH, también enfrenta dificultades para visitar a su hija debido a la distancia y los altos costos de transporte. Además, ha denunciado golpizas y malos tratos en prisión.

Estos casos representan solo algunos de los desafíos que enfrentan las familias cubanas cuyos seres queridos fueron detenidos en las protestas. Muchos de ellos se han convertido en activistas y han sido citados por las autoridades cubanas, lo que agrava aún más su situación de indefensión.

El dolor y la angustia emocional son palpables en estas historias, marcadas por la separación, la incertidumbre y el trato injusto. Las familias sufren no solo por la ausencia de sus seres queridos, sino también por las dificultades económicas derivadas de los altos costos de visitas y la falta de recursos. La esperanza de obtener justicia y un mejor futuro sigue siendo una lucha constante para estas familias afectadas por las protestas en Cuba.