Las relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Francia están experimentando una normalización, después de que Emmanuel Pineda, el embajador del presidente francés Emmanuel Macron en Caracas, entregara sus credenciales a Nicolás Maduro en el palacio de Miraflores.
Esta reconciliación marca el fin de un capítulo en el cual el mandatario francés no reconocía a Maduro como presidente de Venezuela y expresaba su respaldo a Juan Guaidó como presidente interino de la República.
Según el internacionalista Luis Angarita, esta normalización era necesaria ya que Europa estaba atrapada en un juego de reconocimiento a Maduro como presidente legítimo de Venezuela. Al no haber tenido que cambiar de embajador, el gobierno francés pudo mantener su estatus hasta la salida de Romain Nadal.
Otro factor que influye en este reconocimiento es la situación en Ucrania, ya que los países europeos han tenido que diversificar sus fuentes de abastecimiento de petróleo, recurriendo a África y América. En este sentido, Venezuela, con sus grandes reservas de petróleo, vuelve a ser relevante en el mapa geopolítico.
«Francia ha entendido esto», señala Angarita. Además, el grupo petrolero francés Maurel & Prom ha establecido una presencia en Venezuela.
En línea con esta reconciliación, el gobierno de Maduro ha designado a Arturo Enrique Gil Punto como embajador en Francia.