Victor Rago, nuevo rector de la Universidad Central de Venezuela, electo en unas concurridas y ansiadas elecciones -también no exentas de percances- que fueron pospuestas por más de una década en contra de la voluntad de la institución universitaria, ha concedido una entrevista al portal Prodavinci que vale la pena considerar y tomar en cuenta.
Antropólogo, doctor en Lingüística, diplomado en Filología Hispánica, Rago es un guariqueño que ha dedicado más de la mitad de sus 75 años de vida a su alma mater como estudiante, profesor, investigador y en el desempeño de responsabilidades de dirección en la Escuela de Antropología y en el Decanato de Ciencias Económicas y Sociales. Ahora, como rector, espera ser una voz que recoja «el sentimiento mayoritario de la institución» y que entiende que la universidad debe participar en el debate nacional a través de múltiples voces.
Rago plantea redefinir las relaciones con el gobierno sobre la base de que haya un reconocimiento explícito y mutuo de los interlocutores. «El gobierno es un actor político por definición. Y las universidades, igualmente por definición, son actores académicos. Esos dos interlocutores, de naturaleza diferente, deben dialogar y ponerse de acuerdo». Pero, la pregunta es si eso será posible, cuando la UCV, al igual que las demás universidades públicas, han estado sometidas en este par de décadas a la indiferencia y el abandono, con asignaciones presupuestarias ínfimas que lastran su funcionamiento y han producido, entre otras cosas, la merma de su matrícula estudiantil y de su planta profesoral.
El nuevo rector de la UCV piensa que es posible en «algunas cosas» conseguir acuerdos sin mengua de la autonomía universitaria y «sin contemporizaciones acomodaticias», lo que pasa a su juicio porque la universidad reafirme un proyecto académico «más claro» y, a la vez, persuadir al gobierno de que es conveniente tener una relación armoniosa con las universidades porque al reunir en su seno a los distintos sectores de la vida del país contribuyen al desarrollo y el progreso.
Rago sabe, y lo dice, que la «particular» idea de democracia de quienes están en el poder difícilmente congenia con la idea habitual de lo que debe ser la democracia y con la forma que la democracia debe adoptar en una institución universitaria. «Yo creo que es importante que la universidad le proponga al gobierno nuevas visiones y nuevas prácticas de ejercicio democrático». Una propuesta polémica en una sociedad altamente polarizada y sin puentes de entendimiento ni en lo político ni en la atención de las apremiantes necesidades económicas y sociales de los venezolanos.
Lo que el rector anuncia es un amplio debate sobre la democracia puertas adentro de la universidad, tanto en su concepto general, que engloba a toda la sociedad, como en su aplicación al ámbito universitario, donde se planteó imponer un reglamento electoral que desconocía la relación de los diferentes sectores universitarios con la institución.
«La universidad es una colectividad con características muy particulares, que no permiten calcar la democracia política, propia de la sociedad, e instaurarla en la universidad como tal, entre otras cosas, porque los sectores que la componen no son clases sociales, cuyos intereses necesariamente se contraponen», señaló en la entrevista citada.
Que la UCV vuelva a ser el faro de ideas y debates que fue por su peso histórico y como centro del saber científico y humanístico es fundamental en esa ruta persistente de recuperar la vida democrática. “Todos estamos de acuerdo con que la solución a los problemas universitarios, que son muchos y grandes, dependen, en una medida considerable, de la solución de los problemas del país”.