Durante al menos tres años, la hiperinflación fue el principal de una larga lista de problemas que enfrentaba la economía del país, al punto de que pasará a la historia como uno de los procesos más pronunciados y extensos de este tipo de fenómenos en la sociedad moderna.
Durante 2017, 2018 y 2019 se anhelaba y esperaba con ansias el final del capítulo hiperinflacionario. Finalmente, todo parece indicar que el momento ha llegado con este nuevo año.
Si se toman los conceptos clásicos del economista estadounidense Phillip Cagan, puede afirmarse que un país abandona la espiral hiperinflacionaria cuando alcanza 12 meses seguidos con una tasa de inflación intermensual inferior al 50%. Teniendo en cuenta esta premisa, Venezuela ya habría superado su hiperinflación según el discurso oficial, y estaría a punto de hacerlo de acuerdo con estimaciones de terceros.
Los datos del Banco Central de Venezuela (BCV) indican que durante todo el 2021 jamás se superó la tasa intermensual del 50%. Por lo tanto, el país habría culminado su crisis de hiperinflación en diciembre de 2021.
Sin embargo, analistas desconfían de las cifras que presenta un ente emisor que se ha caracterizado por su opacidad en los últimos años y maquillaje de datos macroeconómicos para encajar con el discurso del oficialismo.
Incluso si las cifras del BCV son, cuando menos, engañosas, la tendencia apunta a una pronta conclusión del episodio hiperinflacionario. Fuentes como el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), que se ha dedicado a estudiar fenómenos económicos del país con algunos de los principales especialistas venezolanos en la materia, aseguran que en diciembre se cumplieron en realidad 10 meses con tasas inflacionarias por debajo del 50% intermensual.
En este sentido, incluso si se toman en cuenta las estimaciones del OVF en lugar de las del BCV, la hiperinflación culminaría una vez que finalice febrero, siempre y cuando no ocurra alguna catástrofe que impulse la tasa de inflación mensual del 6% que se estima actualmente a una cifra superior al 50% en los dos próximos meses.
Por lo tanto, es razonable afirmar que Venezuela superó o está en la frontera para superar su proceso hiperinflacionario, pero distinto a lo que se pensaba hace tres años, este hito no marca un antes y después definitorio en la economía venezolana ni implica una mejora sustancial en las dinámicas de los meses recientes.
De hecho, el impacto del fenómeno hiperinflacionario apenas se sintió durante 2021. Si bien es cierto que los precios se incrementaron sustancialmente en bolívares a lo largo del año (alrededor del 600%), la población venezolana parece haberse resentido más por la variación en dólares.
Esto se debe a que la economía venezolana ha afrontado su transición hacia una dolarización de facto en los últimos tres años. Desde que el gobierno de Nicolás Maduro dejó atrás su régimen de control cambiario para permitir la libre transabilidad del dólar, a inicios de 2019, la divisa norteamericana ganó espacio en la economía nacional.
Las consultoras económicas estiman que la masa monetaria venezolana está compuesta, aproximadamente, por un 75% en divisas y apenas un 25% en bolívares. En otras palabras, la moneda predominante en la economía, con diferencia, es el dólar.
Entonces, es necesario evaluar qué tanto impacto puede llegar a tener una tasa alta de inflación en bolívares en una economía que se maneja principalmente con dólares. De acuerdo a algunos economistas, el «fin de la hiperinflación» no genera mayor relevancia debido a que realmente el país ya superó este proceso hace meses.
Este es el caso de Daniel Cadenas, quien considera que 2021 fue un año sin hiperinflación, ya que la evidencia empírica extraída a partir de la investigación de los procesos hiperinflacionarios modernos sugiere que nunca se ha dado un caso en el que la economía de un país crezca el año que supera la hiperinflación, caso contrario a Venezuela, donde se proyecta un crecimiento de hasta un 5% para 2022.
«Podemos pronosticar crecimiento porque desde hace un buen tiempo, en la realidad, no hay hiperinflación en Venezuela. 2021 fue un año de no hiperinflación porque la tasa más representativa es la de dólares y fue de 50% anual, aproximadamente», sostiene.
De acuerdo con estudios de la consultora Econométrica, los precios en dólares incrementaron un 46% en el primer semestre de 2021 y se asoma que el cierre del segundo semestre mostró una cifra similar, en torno al 50%.
A pesar de que un 50% anual es una inflación alta, se aleja de los cánones considerados por los teóricos de la economía para categorizar la hiperinflación. Si el 75% de la economía venezolana dolarizada se mantuvo con una variación anual de 50% y solo el 25% restante en bolívares se sometió a la tasa de 600% anual, la inflación más influyente es la que sufrió la divisa estadounidense.
Además, con esta tasa de inflación, es posible que la economía crezca, tal y como esperan consultoras económicas y organizaciones internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
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