Irán será incapaz de resolver el gran problema de abastecimiento de gasolina que padece Venezuela. Si no lo consiguió Rusia, con una mayor experiencia en el sector petrolero venezolano, menos lo lograrán los operarios iraníes, en parte vinculados a la Guardia Revolucionaria, a pesar de la tradición de refinado desarrollada en su país. Que las refinerías venezolanas no pueden reactivarse como un negocio explica que Rosneft se haya ido del todo, y también que Irán en realidad esté buscando la compensación en toneladas de oro.
Por: ABC
Las dificultades de producción de combustible en Venezuela se ven aliviadas, no obstante, por la continuidad de las actividades en el país de la estadounidense Chevron y de la española Repsol, que pagan al régimen con reservas monetarias internacionales y con producto refinado, respectivamente. Mientras sigan esas operaciones, Washington no podrá decir que ha cerrado completamente el cerco sobre Nicolás Maduro.
Los iraníes y El Aissami
El cese de actividad a finales de enero en las dos últimas refinerías operativas de Venezuela, Amuay y Cardón, ambas pertenecientes al Complejo de Refinación Paraguaná, en su día el segundo de mayor capacidad refinadora del mundo, puso en jaque el suministro de gasolina para uso interno del país. Ya con largas colas (desde antes se encontraban fuera de servicio el resto de las refinerías venezolanas: El Palito, Puerto la Cruz, Bajo Grande y San Roque), las estaciones de servicio se vieron aún más sometidas a la presión popular.
Hasta el mismo mes de enero trabajadores rusos habían estado en Amuay intentando reactivar secciones de la refinería y mantenerla en funcionamiento. Pero cuando Rosneft, que llegaba a comercializar el 80% del petróleo venezolano vendido al exterior, decidió abandonar el país debido a las sanciones anunciadas por Estados Unidos contra sus comercializadoras Rosneft Trading y TNK Trading International (la compañía rusa pasó a usar la segunda cuando inicialmente fue sancionada la primera), ni siquiera quiso quedarse en la operación de refinación para el consumo interno venezolano, porque es tal la inversión que hay que realizar que constituye un negocio ruinoso.
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