El fundador de Microsoft lanzó una dura advertencia en medio de la tensión mundial por el control de los medicamentos y tratamientos contra el COVID-19
El multimillonario estadounidense Bill Gates se dijo “optimista” en cuanto a la lucha contra el COVID-19 y pidió distribuir los medicamentos y las vacunas a quienes los necesitan y no a los que más paguen.
”Si dejamos que los medicamentos y las vacunas vayan a los que ofrecen más dinero, en vez de a las personas que más los necesitan, tendremos una pandemia más larga, más injusta y más mortífera”, dijo el fundador de Microsoft, en un mensaje de video en una conferencia virtual internacional sobre coronavirus, que se celebró hoy como prolongación de la conferencia sobre el sida, también virtual. “Necesitamos líderes para tomar decisiones firmes para una distribución basada en la equidad y no sólo en factores relacionados con el mercado”, agregó.
El filántropo, dedicado a la lucha contra las epidemias, destacó que la pandemia había interrumpido las cadenas de suministro de medicamentos, incluidos los del sida, lo que podría “privar a cientos de miles de personas de los tratamientos que necesitan, y no sólo en el África subsahariana”.”Pero sigo siendo optimista”, agregó Bill Gates. “Vamos a ganar contra el COVID-19 y seguiremos avanzando contra el sida y otras crisis sanitarias”.
Además, dijo que los investigadores “están haciendo grandes progresos. Se están desarrollando mejores herramientas de diagnóstico para identificar a los infectados. Las inversiones van a los bancos de medicamentos antivirales, una rama de la ciencia donde había infrainversión”.
La segunda razón de su optimismo, añadió, es la solidaridad a escala mundial, ya manifestada en la lucha contra el sida, con el Fondo Mundial creado en 2002, y el programa de ayuda americano PEPFAR, lanzado por George W. Bush y destinado sobre todo al África subsahariana. ”La cooperación mundial, la determinación de inventar las herramientas y llevarlas a donde más se necesitan es fundamental”, dijo Gates. “Cuando tenemos esas cosas, naciones, instituciones y defensores trabajando juntos en esta respuesta colectiva, vemos un impacto notable”.
A medida que los países y las empresas se apresuran a llevar una vacuna al mercado, ha aumentado la preocupación de que las naciones más ricas reciban más medicamentos que los países en desarrollo. Se han hecho llamamientos para que las futuras vacunas contra el coronavirus sean tratadas como bienes públicos para todos, sin ánimo de lucro.
En una publicación en su blog en mayo pasado, Gates detalló la esperanza y las dificultades que hoy se viven en la carrera por la vacuna contra el COVID-19.
La Organización Mundial de la Salud dijo que 21 vacunas candidatas se encuentran actualmente en ensayos clínicos que se están probando en voluntarios humanos, tres de los cuales se encuentran en la tercera fase de esos ensayos.
La empresa biotecnológica estadounidense Moderna, la farmacéutica británica AstraZeneca y la china Sinovac Biotech son las que más han avanzado en el desarrollo de vacunas candidatas para el coronavirus. Sin embargo, Moderna, que trabaja con los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU., dijo recientemente que su ensayo de fase tardía para una vacuna se retrasará, posiblemente unas semanas. Una posible vacuna que está siendo desarrollada por el gigante farmacéutico Pfizer y la empresa biotecnológica BioNTech ha obtenido respuestas inmunes en pacientes sanos, pero también ha causado fiebre y otros efectos secundarios.
Ya en 2015, Gates alertaba sobre el riesgo de un virus mundial. Hace cinco años, el magnate tecnológico avisó que la próxima catástrofe global sería una epidemia. Entonces, aún conmovido por la virulencia del ébola, pedía que se destine más dinero a la investigación. “En 2014, el mundo pudo evitar un terrible brote de ébola, gracias a miles de generosos trabajadores de salud, y también, francamente, gracias a muy buena suerte. Pero ahora es el momento”, sugería Gates en su Charla Ted en abril de 2015. Hace cinco años, con la pesadilla del ébola fuera del panorama, el segundo hombre más rico del mundo alertaba que otros virus, uno “altamente infeccioso” era el peor fantasma de la humanidad. Ahora, con el coronavirus avanzando por el planeta, sus reflexiones cobran más sentido.
“Es momento de poner todas nuestras buenas ideas en operación, desde la planeación por escenarios, pasando por la investigación sobre vacunas y el entrenamiento a trabajadores. No hay necesidad de provocar pánico… pero hay que empezar a actuar”, alentaba. Razones tenía. Hoy, media década después, el coronavirus ya infectó a más de 12 millones de personas y mató a más de 160.000.