Kodak, la empresa icónica de la fotografía durante el siglo XX, experimentó un declive que llevó a su desaparición debido a su falta de adaptación a la era digital. A pesar de haber inventado la primera cámara digital en 1975, Kodak no supo ver el potencial de esta tecnología y se aferró a su negocio de películas fotográficas. Esta resistencia al cambio, sumada a decisiones gerenciales desacertadas, llevó al colapso de la compañía en 2012.
El caso de Kodak ilustra las deficiencias que impiden a las empresas adaptarse a las tecnologías disruptivas. La falta de una mentalidad abierta al cambio, la falta de visión entre las innovaciones y las necesidades comerciales, la incapacidad de rediseñar rápidamente el negocio y las malas decisiones estratégicas son los principales factores que llevaron al fracaso de Kodak.
La revolución de la inteligencia artificial (IA) presenta desafíos similares para las empresas. Aquellas que no sean capaces de adaptarse y aprovechar las oportunidades que ofrece la IA corren el riesgo de quedarse rezagadas y desaparecer. En lugar de ver la IA como una amenaza, las empresas deben adoptar una mentalidad abierta a la innovación y utilizarla como una herramienta para ser más ágiles y disruptivas.
Los directivos deben aprender de los errores del pasado y abrazar la innovación habilitada por la IA. Crear espacios seguros para experimentar con esta tecnología, fomentar la adopción de ideas en toda la organización y contar con sólidos cimientos de datos son estrategias clave para aprovechar al máximo la IA.
El caso de Steve Sasson, el ingeniero que inventó la cámara digital en Kodak, ejemplifica el poder de la innovación y la importancia de desafiar las suposiciones establecidas. A pesar de la resistencia inicial de la empresa, Sasson continuó trabajando en la tecnología de cámaras digitales y fue reconocido por su contribución con la Medalla Nacional de Tecnología e Innovación.
En resumen, la historia de Kodak es un recordatorio de los riesgos que enfrentan las empresas que no se adaptan a las nuevas tecnologías. La IA representa una nueva era de innovación y aquellas compañías que sean capaces de aprovecharla de forma ágil y creativa estarán en posición de liderazgo en sus industrias. Por el contrario, aquellas que ignoren su impacto corren el riesgo de desaparecer.