La intervención militar internacional es necesaria para la salida del régimen, de lo contrario la población civil sucumbirá exhausta e irremediablemente

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La intervención militar internacional es la constatación del profundo estado de debilidad e indefensión en que nos encontramos los venezolanos frente a una fuerza armada que en lugar de defender las fronteras y mantener la paz y el orden arremeten diariamente contra la población civil.

Humberto González Briceño

Siempre hemos dicho que la salida del régimen chavista será por vías de fuerza. No porque seamos guerreristas o amantes de la violencia. Es más bien un reconocimiento al agotamiento de todas las formas políticas posibles para salir democráticamente de un régimen que controla todas las instituciones, incluyendo la fuerza armada para mantenerse arbitrariamente en el poder.

También hemos defendido con vehemencia la tesis de una intervención militar internacional en Venezuela, no porque celebremos que alguien venga a hacernos el favor de salir del chavismo. Se trata igualmente de la constatación del profundo estado de debilidad e indefensión en que nos encontramos los venezolanos frente a una fuerza armada que en lugar de defender las fronteras y mantener la paz y el orden arremeten diariamente contra la población civil. Esto quiere decir que el alto poder de fuego y la logística militar del estado venezolano está al servicio de la camarilla gobernante.

La tesis de la intervención militar internacional en Venezuela está plenamente justificada no solo por la desproporción de la confrontación armada entre civiles y militares, sino también por el peligro que representa el régimen chavista para los demás países en la región incluidos los Estados Unidos por sus vinculaciones reales con grupos y estados terroristas.

Los demócratas, consecuentes con una política blandengue frente a regímenes como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, han regresado a los tiempos de Barack Obama»

Con Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos hubo una pequeña posibilidad de materializar esa intervención quirúrgica al estilo Soleimani para liquidar la cúpula civil y militar del régimen chavista. Sin embargo, esa propuesta encontró el rechazo de la propia burocracia diplomática de Trump y la indiferencia del gobierno interino de Juan Guaidó quien nunca se atrevió ni siquiera a pedir asistencia militar.

Hoy el gobierno de los Estados Unidos, único país que podría liderar una acción de esta naturaleza, está bajo el control de los demócratas y Joe Biden. Los demócratas, consecuentes con una política blandengue frente a regímenes como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua, han regresado a los tiempos de Barack Obama y proclaman orgullosamente que “los Estados Unidos no promoverán la democracia con intervenciones militares” (Blinken, Marzo 2021).

Esto, por supuesto, se refiere a Venezuela y a la política que impulsa Biden de provocar cualquier tipo de negociación y acuerdo entre la falsa oposición y el régimen chavista. Claro, esta tesis solo es buena para los países suramericanos, no para los del Medio Oriente donde luego del ataque militar de los Estados Unidos a Siria podemos ver que esa región seguirá siendo el foco de atención de los EEUU y no América del sur y menos aún Venezuela.

Lo más probable es que el resto de países que dicen apoyar a Venezuela sigan el ejemplo de los Estados Unidos y alienten esa perversa política que deja el destino de millones de venezolanos en las manos del régimen chavista y la falsa oposición»

La nueva diplomacia norteamericana acaba de refritar un decreto de Obama calificando al régimen chavista como una “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos,” expresión ambigua que pretende desconocer la verdadera naturaleza de un estado que no solo patrocina el terrorismo sino que se apoya en el para seguir en el poder y que representa quizás una amenaza superior a la de Siria por estar en su ámbito geográfico de influencia. Llamar al chavismo “amenaza inusual” en lugar de estado terrorista luce más como un pícaro guiño de ojo y no una advertencia.

Ya lo dijo Geoff Ramsey vocero del gobierno norteamericano, refiriéndose a Venezuela “hay que volver a una estrategia basada en la presión doméstica, en lograr tanto presión como una negociación eficaz que logre una solución política a la crisis.” Palabras claves: Presión doméstica y negociación eficaz. ¿Qué quiere decir esto? Que los demócratas seguirán centrados en los temas del Medio Oriente y dejarán el tema Venezuela en manos de la inercia de unas negociaciones y unas elecciones que terminaran por atornillar al chavismo por lo menos cuatro años más, salvo que alguna poderosa conmoción política interna dicte otra cosa.

Lo más probable es que el resto de países que dicen apoyar a Venezuela sigan el ejemplo de los Estados Unidos y alienten esa perversa política que deja el destino de millones de venezolanos en las manos del régimen chavista y la falsa oposición en el eterno círculo vicioso elecciones-negociaciones que seguramente producirá los mismos resultados. Y así pasarán cuatro años. Con esa diplomacia internacional definitivamente no se cuenta. Solo contamos con nosotros mismos y con nuestras capacidades para organizarnos en rebelión civil y militar para sacar al chavismo del poder por vías de hecho.

@humbertotweets