El pasado sábado, el Sol emitió una intensa erupción solar que alcanzó su punto máximo a las 22:21 horas GMT, según informó la agencia espacial estadounidense NASA. A través de su Observatorio de Dinámica Solar, la NASA logró capturar una imagen de este impresionante evento. La imagen muestra un subconjunto de la luz ultravioleta extrema, que resalta el material extremadamente caliente de las erupciones y está coloreado en tonos rojos y naranjas, como se informa en la página web de la NASA.
Las erupciones solares son explosiones de energía poderosas que pueden afectar las comunicaciones por radio, las redes eléctricas y las señales de navegación, además de representar un peligro para las naves espaciales y los astronautas. Por esta razón, la NASA realiza constantemente la observación del Sol y nuestro entorno espacial mediante una flota de naves espaciales especializadas, que estudian desde la actividad solar hasta la atmósfera del Sol, pasando por las partículas y los campos magnéticos del espacio que rodea a la Tierra.
La fulguración que se ha captado recientemente corresponde a la clase X1.6, siendo X la categoría máxima, mientras que el número indica la cantidad de energía liberada. Con una edad de 4.650 millones de años, el Sol presenta un ciclo de aproximadamente once años, en el cual su actividad magnética varía entre un mínimo y un máximo. Durante el máximo solar, se registran más manchas solares, que aparecen como áreas más oscuras.
Es importante aclarar que las erupciones o fulguraciones solares no son lo mismo que las manchas solares, aunque existe una relación entre ambas. Las manchas solares son el depósito de energía que proporciona las reservas para las erupciones. Estas últimas son explosiones en la fotosfera del Sol, que se caracterizan por un incremento en el brillo, en la energía radiativa y en la expulsión violenta de partículas cargadas eléctricamente.
Durante períodos de alta actividad magnética, se producen numerosas erupciones, y las partículas que son expulsadas a velocidades de 1.000 o 2.000 kilómetros por segundo pueden eventualmente alcanzar la Tierra, produciendo las conocidas tormentas solares. En caso de que sean altamente energéticas, estas erupciones podrían romper la barrera natural que posee la Tierra, conocida como campo magnético o magnetosfera, lo que podría afectar las comunicaciones, como los móviles, los sistemas de posicionamiento global (GPS) y las estaciones de suministro eléctrico, entre otros.
El ciclo solar actual, conocido como Ciclo Solar 25, comenzó en diciembre de 2019. En junio de este año, la Administración Nacional de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) reveló que el ciclo solar se había acelerado más de lo previsto por los científicos, lo que resultó en un mayor número de manchas solares y erupciones de lo que se había pronosticado. Se espera que los eventos solares continúen aumentando a medida que nuestra estrella se acerque a su máximo solar en 2025.
«A pesar de que estamos observando una mayor actividad en el Sol, esperamos que este ciclo solar promedie en comparación con los ciclos solares del siglo pasado», afirmó la NOAA a través de su servicio de meteorología espacial.