Expertos dijeron que la dirigencia debe considerar los resultados de las elecciones del 21 de noviembre, que demostraron que la renovación ocurre desde los espacios más locales: más de 100 alcaldías fueron arrebatadas al oficialismo con unas condiciones mínimas y un porcentaje ínfimo de participación
Por Luis De Jesús | @Luisdejesus_ – El Nacional
Expertos coinciden en que es necesaria la renovación del liderazgo de la oposición democrática. Para eso, se deben tomar en cuenta los resultados de los comicios regionales y municipales pasados, aunque se puedan cuestionar, y, además, se tiene que rescatar la confianza de los electores. Dentro de dos años en Venezuela se deberá escoger un presidente.
Keith Mines, director del Programa de América Latina del Instituto de Paz de Estados Unidos, y la oficial Ana Caridad, afirmaron que el 21 de noviembre pasado, cuando se eligieron 4 gobernadores y 117 alcaldes opositores, se demostró la necesidad de una renovación en la oposición democrática, que probablemente ocurrirá de abajo hacia arriba.
“La oposición debe aprovechar los liderazgos renovados a nivel local para desarrollar nuevos mecanismos de selección de líderes, que permitan una expresión más amplia de la democracia, que no descarten a sectores enteros de la oposición como colaboradores y se alejen del personalismo venenoso que ha sido la ruina del sistema político venezolano desde sus inicios”, manifestaron.
Dijeron que “la incapacidad de la oposición democrática” para agruparse tuvo un costo en las elecciones de noviembre. “La falta de unidad fragmenta las fuerzas democráticas en formas destructivas tanto para ganar elecciones como para mostrarle al pueblo que tiene los medios para abordar los problemas del país”, agregaron.
Debe surgir una nueva estructura
En opinión del analista venezolano Antonio De la Cruz, director ejecutivo de Inter American Trends, la renovación debe darse dentro del denominado G4 (Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular, Primero Justicia y Acción Democrática), los principales partidos que apoyan la presidencia interina de Juan Guaidó, y las organizaciones políticas que no cohabitan con el régimen de Nicolás Maduro —como La Causa R, Alianza Bravo Pueblo y Vente Venezuela—.
“Ahí debe buscarse la renovación de la conducción política de las fuerzas democráticas del país. Debe surgir una nueva estructura que permita coordinar los esfuerzos entre los diferentes partidos políticos. La mejor opción para ello es una consulta abierta. Escoger esa dirección política no tiene nada que ver con el interinato. Son dos cosas distintas”, dijo en entrevista con El Nacional.
“Veámoslo así: el interinato es el Poder Ejecutivo y, por lo tanto, debe cumplir funciones, que son básicamente resolver la ilegitimidad del régimen de Maduro; mientras que la conducción política de la estructura de los partidos que integran las fuerzas democráticas requieren de un nuevo liderazgo que permita estar alineado con la lucha del pueblo. Esa nueva estructura política puede ocurrir en este momento”, explicó.
Para eso, añadió, habría que establecer las bases y convocar a ese proceso de consulta abierta, en el que la oposición tiene experiencia.
“El liderazgo siempre emerge”
La consultora política Carmen Beatriz Fernández, profesora de comunicación política de la Universidad de Navarra, afirmó a El Nacional que la particularidad del liderazgo político es que no conoce vacíos: siempre emerge uno nuevo cuando el que existe no es satisfactorio.
“Estamos viviendo eso en Venezuela. No necesariamente el liderazgo que conocemos será el liderazgo que termine imponiéndose. Los cambios en el liderazgo van a llegar por las tensiones que se están viendo entre los liderazgos nacionales y los regionales. Esa es la lección fundamental que dejó la elección de noviembre y la de Barinas también”, manifestó.
En la elección de noviembre se hizo mucho énfasis en las gobernaciones, pero, aseguró la consultora, son más interesantes los resultados que la oposición alcanzó en los espacios locales. En esto, Fernández coincidió con Mines y Caridad.
“Hubo más de 100 alcaldías arrebatadas al oficialismo en unas condiciones (mínimas), recordemos que en esa elección hubo un porcentaje ínfimo de participación, la más baja de los últimos 20 años, pero con esos niveles, que tienden a beneficiar al oficialismo, hubo un voto en contra muy importante. Y ese voto en contra se expresó mucho más en las alcaldías. Entonces esas más de 100 alcaldías, que están en manos de líderes locales, marca lo que puede ser el nuevo liderazgo”, expuso.
Mantener el statu quo: un alto precio
Mines añadió que mantener el statu quo tendría un alto precio para la oposición. “Es evidente que la renovación de la dirigencia y el respaldo a una única plataforma unitaria serán fundamentales para lograr una transición electoral en el país”, aseguró.
Expresó que la oposición democrática debe reconocer que su estrategia de presión máxima “de suma cero” ha fallado y, además, recortar sus expectativas y posiciones intransigentes para lograr la coalición más amplia posible. El futuro del gobierno interino, afirmó Mines, será una parte importante de esto y la dirigencia debe estar abierta a cambios que aumenten el tamaño y la fuerza de su coalición.
¿Con el tiempo contado?
De La Cruz dijo que, pese a que la oposición venezolana no está a contrarreloj, necesita lo más pronto posible renovar su liderazgo para recuperar la confianza hacia la dirigencia y el voto. “Eso permite tener una estructura política y un interinato que actúan de manera interdependiente, y eso ayuda muchísimo en estos momentos”, afirmó.
Las presidenciales deben convocarse a más tardar en 2024. Las fuerzas democráticas, enfatizó Fernández, tienen que aprovechar el tiempo que queda porque —aún cuando se siga presionando por unas unas elecciones nacionales— se debe trabajar en base a los distintos cronogramas y escenarios que se puedan presentar.
“Es una oportunidad para que las fuerzas democráticas logren una reinstitucionalización que aprenda de los errores. Sin dejar de reconocer los aciertos importantes. Pero ha habido errores recientes muy graves. Entre ellos está uno que es fundamental: la inexistencia de reglas claras y consensuadas entre los actores. Hemos visto que la unidad perdió reglas claras, que es lo mismo que perder institucionalidad. Entonces se convirtió un poco en un espacio de privilegios a la hora de un proceso electoral que no tenía claro procedimientos consensuados”, opinó.
Aprovechar el potencial opositor
“Ese es un problema que no necesariamente es difícil de solucionar. Hay veces en que la sociedad venezolana lo ha hecho mejor. Veamos en qué momento se ha hecho mejor y aprendamos tanto de los errores como de los aciertos. La unidad necesita, para que exista una fuerza democrática que aproveche todo su potencial, tener un sistema de, entre otras cosas, escogencia de candidaturas derivado de reglas consensuadas y de formas acordadas para resolver las diferencias que, a la larga, establecerán redes de confianza sólida. Eso es imprescindible retomarlo”, agregó.
Mines manifestó que la oposición democrática debe hacer un balance y usar los próximos meses del 2022 para aprovechar su liderazgo a nivel local para reconstruir el apoyo popular y movilizar sus bases. “Si bien el liderazgo actual ha anunciado que buscará la renovación, ahora es más importante el mecanismo para lograr una alineación más amplia de los partidos y desarrollar un mecanismo para debatir problemas, establecer una visión y, en última instancia, encontrar un camino hacia un líder único en las próximas elecciones”, expresó.
El “último vestigio” de institucionalidad
Fernández recordó que Juan Guaidó no es reconocido como presidente encargado de la República por ser popular, sino porque “es el último vestigio” de la institucionalidad democrática de Venezuela y porque recibe el respaldo de una alianza importante de países occidentales.
“Ese es el rol de Guaidó. Que tiene que ver con la preservación de los activos en tanto exista una presidencia reconocida por esas fuerzas occidentales. Cuando hablamos de popularidad de Guaidó estamos introduciendo una variable que no es la más relevante”, señaló.
El director ejecutivo de Inter American Trends afirmó asimismo que Guaidó deberá seguir como presidente interino hasta que se restituya la legitimidad del gobierno en Venezuela y afirmó que no hay riesgo de que pierda el reconocimiento de la comunidad internacional.
El madurismo es minoría
De La Cruz afirmó que con la repetición de las elecciones en Barinas quedó demostrado que el madurismo es minoría en Venezuela porque ha perdido el apoyo popular y que las bases que acompañaron el proyecto de Hugo Chávez están descontentos con los resultados de la gestión del régimen de Maduro y que, por lo tanto, lo rechazan.
“Maduro ha tenido que reprimir, reforzar su liderazgo dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela para consolidar su posición de líder al ser cuestionado por las bases del chavismo. Por eso hay esa lucha interna, porque para Maduro es importante sostenerse con los ingresos de los negocios ilícitos en Venezuela (y sobre los que) busca tener la hegemonía. Vemos que están fuertes porque lo que está consolidándose dentro del PSUV es el madurismo. Ellos seguirán desplazando a grupos que le hagan sombra a la hegemonía de Maduro. Básicamente es una purga o una persecución de los factores que no estén alineados con Maduro”, expresó.
Después de años de crisis debilitante, enfatizó Mines, debería ser evidente para todos que el único camino de regreso a la estabilidad y el bienestar público es a través del compromiso. Barinas, señaló, fue un llamado de atención para el régimen, pero también lo fueron los resultados de las primarias del PSUV del 8 de agosto de 2021.
“El oficialismo ya no tiene el apoyo que tenía y si quiere mantener el apoyo popular también debe pasar por un proceso de renovación. El régimen debe reconocer que el statu quo no sirve a su popularidad ni a sus intereses económicos, y permitir un proceso de restauración del funcionamiento de las instituciones judiciales y estatales y allanar el camino hacia elecciones libres y justas”, concluyó.
@Luisdejesus_