En las últimas semanas, Venezuela ha estado inmersa en una intensa campaña política que ha mostrado su opulencia. Con la financiación de conciertos y una variedad de propagandas, el gobierno busca promover el referendo no vinculante del 3 de diciembre, en el que se busca sumar apoyo popular para reclamar el territorio del Esequibo, una disputa que mantiene con Guyana por una superficie de aproximadamente 160.000 kilómetros cuadrados.
Debido a la falta de mecanismos oficiales para rastrear los fondos utilizados en esta campaña, los ciudadanos desconocen cuánto les ha costado la intensa promoción de esta consulta, tanto por parte de las instituciones estatales como por un posible financiamiento privado.
Aunque es difícil calcular la cantidad de recursos movilizados, el gasto se hace evidente en las manifestaciones callejeras diarias, la proliferación de propaganda física y digital, la creación de canciones temáticas y la producción de videos promocionales, entre otros aspectos.
El gobierno, enfocado al cien por cien en esta campaña, ha dejado de lado otros temas, como la posibilidad de aumentar el salario mínimo, establecido por el Ejecutivo en 130 bolívares, lo que equivale a menos de cuatro dólares al mes, y que afecta a millones de pensionistas y empleados públicos.
La narrativa gubernamental no aborda estas necesidades, sino que enaltece la importancia de esta campaña electoral que comenzó tan solo 48 horas después de la victoria de María Corina Machado en las primarias de la oposición. Machado se ha convertido en la candidata presidencial con más posibilidades de vencer al chavismo en las elecciones de 2024, siempre y cuando se levante su inhabilitación política.
La consigna repetida por el gobierno es «El Esequibo es nuestro», una frase presente en cada municipio, donde las formaciones proselitistas insisten en apoyar la consulta que, aunque no tiene carácter vinculante, busca generar un cambio en la zona ubicada al oeste del río Esequibo.
Al ritmo de rap, reguetón, joropo, gaita, merengue y rock, la campaña ha logrado penetrar en la mente de los ciudadanos, quienes ahora repiten más que nunca que «el Esequibo es venezolano», mientras tararean canciones pegadizas cuyo origen en términos de financiamiento es desconocido.
Al menos siete videos musicales, con letras nacionalistas basadas en el reclamo de Venezuela sobre el Esequibo, se proyectan varias veces al día en el canal estatal Venezolana de Televisión y aparecen como publicidad no deseada en plataformas como YouTube, Instagram, Twitter (ahora conocido como X), Facebook, TikTok y casi cualquier otro espacio digital de comunicación masiva.
Esta compra de espacios en internet cuenta con el respaldo del presidente Nicolás Maduro, quien comparte diariamente en redes sociales las canciones y cuenta con el apoyo de ministros, gobernadores, alcaldes, diputados y todas las instituciones del Estado.
Así, el chavismo impulsa este referendo sin adversarios y con un resultado anticipado: cerca del 100% de los participantes votará «cinco veces sí», tal y como ha pedido el mandatario, para rechazar los alegatos de Georgetown y respaldar las acciones de Caracas en esta controversia.
Nunca antes un gobierno venezolano había hecho tanto esfuerzo para desarrollar y fortalecer entre los ciudadanos un sentido de pertenencia hacia el territorio en disputa, al que han llamado «zona en reclamación» durante un siglo y que prácticamente nadie conoce, mientras que Guyana lo ve y lo considera parte integral de su geografía.
Para lograr que los ciudadanos se identifiquen con este reclamo, el chavismo ha creado una gran cantidad de materiales que explican el «derecho histórico» de Venezuela sobre el área en cuestión y cómo fracasar en este pleito sería equivalente a perder la cabeza y el cuello de un ser humano, según una de las numerosas ilustraciones que circulan.
Con videos animados, infografías, panfletos impresos, grafitis, vallas gigantes y la proliferación de miles de camisetas con el lema de la campaña «Venezuela toda», el mensaje, respaldado por dinero cuya cantidad y origen no están definidos, circula a diario, siempre apoyado por el canal estatal, que no deja de emitir propaganda.
El gobierno de Maduro busca que los venezolanos comprendan que si Guyana gana el reclamo en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Venezuela perderá el 15% de su territorio, del cual no ha ejercido control desde 1899. Sin embargo, no se menciona que, para los guyaneses, una derrota en esta controversia significaría una reducción del tamaño de su país en casi un 70%, además de perder las riquezas petroleras de la zona.
Y los guyaneses son mochos.
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