La verbena de piratas
Es comprensible que la élite venezolana se esté alineando con la dictadura chavista. Sé que me excedo porque en términos estrictos Venezuela no tiene élite, las tuvo en su Independencia con Bolívar, Sucre y Miranda, pero lleva muchos años sin una aristocracia intelectual, cultural o social que represente los valores de la nación y los defienda. Ha habido élite económica, tan advenediza como el tiempo político que le ha tocado vivir, pero no élite moral.
Cuando Gómez, la élite fue gomecista; con Pérez Jiménez, perezjimenista; con los Adecos, adeca; con los copeyanos, copeyana; con Chávez, chavista. No ha habido élite venezolana.
Claro, sin moral, intelecto o cultura no hay élite, sólo una verbena de piratas.
Los acomodados de siempre
Con lo que pasó en la fiesta chavista del Tepuy, con la carta chavista de los inefables que quieren enriquecer aún más a Maduro, Cabello, Carreño y los Rodríguez y con la actitud chavista de los alacranes (y su nuevo aliado Ceballos), entendemos que Venezuela vive un nuevo acomodo histórico, ahora con asesinos. Es comprensible, los acomodados viven en el país, no en el destierro, tienen que someterse. Si traicionaron a Bolívar, Páez, Guzmán Blanco, Castro, Pérez Jiménez, a adecos y copeyanos; ahora se traicionan a sí mismos y se acomodan con chavistas. Fácil.
Para justificar su inmoralidad…, llamémosle: su “situación”, tienen que acoplarse con lo que se tiene y hasta lavarle el rostro. No es su culpa, ha sido así siempre. Es su naturaleza.
¿Entienden la razón de nuestra agonía?
Subtítulo
No culpo a los acomodados, aunque me han escrito algunos en las últimas semanas reprochando el tono insultante de mis artículos, no los culpo. Como ellos mismos señalan, yo estoy fuera y ellos dentro, no pueden hablar por miedo. Me pregunto: ¿hablarían críticamente si no existiese una dictadura? Imagino que sí. Por tanto, el que yo sea crítico con la dictadura deberían de agradecerlo, ¿no lo serían ellos si pudiesen hablar? Aun cuando mis críticas los señalen por ser acomodaticios. En vez de molestarse porque los insulto, deberían de agradecerme.
No es Gustavo Tovar quien recrimina, es la historia y la moral de la nación liberada por Bolívar, fundada por Páez y democratizada por Betancourt la que lo hace. Venezuela les grita.
No se molesten conmigo, háganlo con su oportunismo.
Ser esclavos del silencio
Pueden decir u opinar lo que quieran en público, pero todos sabemos de su entrañable hipocresía. Detestan al chavismo, saben que son unos asquerosos criminales, que el país es una ruina, que no son libres ni hay democracia, sin embargo, se callan porque saben que –para el chavismo– calladitos se ven más bonitos. No lo culpo, insisto, tienen que sobrevivir y para hacerlo es preferible ser esclavos que rebelarse contra la tiranía, pero no se ofusquen entonces si otros decidimos ser libres y señalar a los cuatro vientos nuestra tragedia.
Estamos fuera, sí, vivimos un trágico y doloroso destierro, sí, pero mantenemos el honor, la dignidad y la integridad venezolana. Somos su conciencia crítica.
Más vale expresarse en libertad en el destierro que callar sin dignidad.
La triste realidad
Las acomodadas élites chavistas, esclavos como son, lo único que aspiran del chavismo es obtener dinero fácil. Sólo eso. Su oportunista necesidad de que las sanciones cesen se basa en la posibilidad de hacer más dinero. Es la triste realidad de Venezuela, una mentalidad pirata por arrebatar y adueñarse por las malas de lo que no les pertenece. Eso no se puede callar de ninguna manera. Qué callen los acomodados chavistas, no los críticos honestos.
No sé si logremos en el corto plazo cambiar nuestra realidad. Sí sé que generaciones futuras agradecerán nuestro esfuerzo. El chavismo será aniquilado en la historia.
Quedaremos los que dijimos la verdad.
Tú y yo…