“NO LO DEJEN MORIR”: el clamor de los padres de un comandante venezolano en huelga de hambre que exige el cese de los tratos crueles

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Igbert José Marín Chaparro lleva 24 días sin ingerir alimentos y no se doblega: tiene la convicción de que morir también es una manera de vivir

Por Sebastiana Barráez / Infobae

En el Alto Mando Militar de la Fuerza Armada no tenían duda, el comandante (Ej) Igbert José Marín Chaparro es un oficial de valores éticos y morales y líder nato, lo que representa un riesgo para cualquier revolución que no cree en principios democráticos, separación de poderes o respeto por los derechos humanos. Al primer atisbo de defensa de sus subalternos se le consideró peligroso, fue detenido, encarcelado y ha sido tratado con crueldad extrema. Hoy tiene 24 días en huelga de hambre y es uno de esos hombres para quien morir también es una manera de vivir y por eso no se doblega. Sus padres lo saben y claman, en medio de la angustia, que se cumplan sus peticiones: respeto a sus derechos básicos y su traslado a la cárcel militar de Ramo Verde como ordenó el Tribunal.

“Escuchen mis súplicas de madre, no lo dejen morir, por favor”, dice ante la cámara Nelis Margarita Chaparro de Marín, mientras trata de no estallar en llanto. Junta sus manos en señal de bendición, que después acerca a su boca para acallar su dolor. “No dejen morir a nuestro hijo”, dice por su parte el coronel retirado Igor Marín, quien agrega: “Ya basta de tanta injusticia hacia un oficial que ha dedicado su vida dignamente a Venezuela”.

Desde hace 24 días el Tcnel. Marín Chaparro inició huelga de hambre para exigir respeto a sus derechos básicos y el traslado a la cárcel de Ramo Verde, como lo ordenó un tribunal.

Desde aquel 2 de marzo de 2018, el coronel retirado Igor Enrique Marín Atencio y Nelis Margarita Chaparro Ochoa, padres del oficial, entonces jefe de la Caballería Motorizada GB Juan Pablo Ayala de Fuerte Tiuna, han padecido que su hijo haya sido incomunicado durante meses, negado los derechos a recibir sol de manera regular, mucho menos atención médica, recreación; eso solo sucede cuando en la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) necesitan hacer grabaciones para contrarrestar las denuncias por violación de derechos humanos en informes que envían a organismos internacionales.

Los videos y fotografías en una Navidad se hicieron simulando que la DGCIM obsequiaba regalos a los niños, cuando en realidad pidieron a los familiares que los llevaran, pero fue una oportunidad para los presos, padres, hijos, esposos, hermanos de compartir arrancándole un momento de felicidad en el compartir.

En el 2020 los presos estuvieron siete meses sin visitas de ningún tipo. Se permitió una a finales de octubre; Igbert estuvo esos 7 meses sin ver a su familia, ni siquiera a sus dos niños. Es el único oficial que desde su detención lo han tenido la mayoría del tiempo incomunicado, recluído en el más profundo de los sótanos y en la terrorífica Casa de Los Sueńos, el burlón nombre que tiene el lugar cerrado por las llamadas “puertas Bachelet”, como los carceleros llaman a las rejas de alta seguridad.

La huelga de hambre
Es la segunda vez en casi 5 años de prisión que Marín Chaparro va a huelga de hambre, “en virtud de que he sido sometido a varias y sistemáticas violaciones a los Derechos humanos, subsistiendo secuestrado en estos sótanos infames durante los últimos cuatro años, 8 meses, 19 días”, escribió el día que inició la huelga de hambre.

“A pesar de diversas conversaciones y dos días de ayuno como protesta, ante el empeoramiento progresivo de estas condiciones inclementes, no se ha tomado ninguna acción tendiente al cese de los constantes tratos crueles, inhumanos y degradantes, inicio nuevamente una huelga de hambre indefinida como protesta pacífica ante las persistentes infracciones a la Constitución Nacional y a las leyes nacionales e internacionales”.

Exige así Marín Chaparro, “la reposición inmediata de los derechos adquiridos, de acuerdo al principio de progresividad (tiempo y periodicidad) de las llamadas telefónicas, tiempo para recibir sol, posibilidad de efectuar actividades deportivas, académicas y de redención, el derecho a realizar nuestras actividades religiosas entre otras”.

También, “mi traslado al centro de reclusión ordenado por los tribunales competentes”. De igual forma, tomando en consideración sus propias excusas “es culpa de la Dgcim”, “no hay presupuesto”, “esta instalación no tiene condiciones”, demando la clausura de La Casa de Los Sueños como depósito de seres humanos y centro de violación de los derechos humanos”.

“Así mismo, solicito la libertad de todos los presos políticos y de conciencia, como manifestación inequívoca del compromiso por la paz y la democracia en el país. La liberación de los estadounidenses Jerrel Llloyd Kenemore y Alexis Hernández. La inclusión en todas las mesas de diálogo y negociaciones de: el cese a la violación de los derechos humanos, la reconciliación espiritual del pueblo venezolano, el apoyo irrestricto a todos los niños que esperan trasplantes de órganos y tratamiento”.

Pide vayan a La Casa de Los Sueños y entrevisten a los presos políticos representantes de “la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, la Comisión Interamericana de los DDHH, los embajadores de Francia, Colombia, Argentina, Chile y Nuncio Apostólico, así como la Conferencia Episcopal Venezolana, la Fiscalía General de la República y la Defensoría del Pueblo”, finaliza la misiva.

Así lo detienen
Marín Chaparro, el primero de la promoción 1999 “Cnel. Miguel Antonio Vásquez” del Ejército, obstenta el más alto rendimiento académico en la historia de la Academia Militar. Ese hecho ha sido determinante para el miedo que genera en los cuerpos de seguridad, en la DGCIM, en Diosdado Cabello que aun cuando Marín tenía cinco semanas aislado e incomunicado, lo señaló, en mayo de 2020, de ser uno de los cabecillas de la Operación Gedeón.

El 2 de marzo de 2018 el entonces Comandante General del Ejército, MG Jesús Suárez Chourio, oyó a varios tenientes coroneles exponer sus puntos de vista sobre la precaria situación de la tropa y de las unidades, donde los militares estaban pasando hambre, sin uniformes ni botas.

El liderazgo de Marín causa mucho ruido y por eso el Ministro de la Defensa, G/J Vladimir Padrino López, llama al Tcnel. Ígbert Marín Chaparro, quien al llegar al despacho del titular castrense se encuentra que también está presente el MG (Ej) Iván Hernández Dala Jefe de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y jefe de Casa Militar.

Ocurrió lo inevitable cuando un líder hace lo correcto, Marín Chaparro repitió lo que había dicho en la reunión con Suárez Chourio, haciendo énfasis en la urgente necesidad de mejorar la situación de la Fuerza Armada. Defendió con ahínco la necesidad de garantizar mayor cantidad y calidad de alimentos para la tropa, reclamó mejor equipamiento de las unidades y agregó que era grave el problema de la corrupción e inmoralidad de muchos generales, la falta de institucionalidad de la FANB y la necesidad de evitar una intervención extranjera, una explosión popular e incluso una guerra civil.

De inmediato fue detenido. Todos los cinco comandantes que habían asistido a la reunión con Suárez Chourio son llevados a los sótanos de la DGCIM, torturados, encapuchados y recibieron gas lacrimógeno durante sus interrogatorios. Los amenazaron con que sus familias pagarían las consecuencias.

En el caso de Marín Chaparro fue aislado durante siete días en un cuarto oscuro, esposado, incomunicado y sin recibir suficientes alimentos. Como en muchos otros casos, a él también lo presentaron a destiempo ante la Corte Marcial, sin que jueces o fiscales tomaran en consideración la violación al debido proceso.

Hoy hace 24 días que el teniente coronel activo del Ejército venezolano está en huelga de hambre reclamando sus derechos, aun cuando tiene medidas cautelares de protección dictadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).