Reprogramación del próximo año escolar podría ocasionar el cierre de algunas instituciones privadas
por CAROLAIN CARABALLO / Caraota Digital
La educación en Venezuela se ha visto gravemente afectada por la pandemia del COVID-19. Los bajones y apagones eléctricos y la pésima calidad del Internet ha dificultado el aprendizaje virtual. Considerando que la situación por el coronavirus podría agravarse, el régimen de Nicolás Maduro asoma la posibilidad de postergar el próximo año escolar para enero de 2021.
Aristóbulo Istúriz, ministro de Educación del régimen de Maduro, anunció este martes que el presente año escolar finalizará el 30 de junio. Istúriz precisó que si se agrava la pandemia en Venezuela, la educación en el país se paralizaría hasta que se logre controlar los contagios en la nación.
Los padres venezolanos han tenido que buscar alternativas en medio de la cuarentena. Enseñar a sus hijos, llevar a cabo las labores del hogar y producir dinero al mismo tiempo no es tarea fácil.
Maria Otero expresó que en medio de la pandemia debe salir a trabajar con su hijo. Si reprogramaran el próximo año ella seguiría encargándose de la educación del niño. «Yo vendo cigarros, me lo traigo al puesto y en la tarde le pongo sus tareas», reveló.
Nilsa García señaló que la educación virtual en Venezuela no ha sido de calidad. A principios de la cuarentena pagó clases particulares para sus hijos y nietos, que le costaban 4 dólares por hora. Pero ya no puede pagarlas.
Educación privada en riesgo
Fausto Romeo, presidente de la Asociación Nacional de Instituciones de Educación Privada (Andiep), indicó que si el inicio de clases fuera en septiembre podría ser de forma semipresencial. Romeo señaló que es necesario para los niños interactuar entre ellos, y que la propuesta de empezar el año escolar en enero ya ha sido rechazada en otras ocasiones.
Los colegios privados que tienen matrículas en bolívares se han visto afectados por la pandemia y forman parte de las instituciones altamente vulnerables por la hiperinflación. Según Romeo, algunas instituciones podrían cerrar sus puertas por no adaptarse al sistema de divisas.