¿Qué se puede esperar de un régimen que trata a los contagiados con covid-19 como criminales a los que hay que exterminar? Por más que los médicos levanten su voz, no obtendrán respuesta. Ellos, que se deben a sus pacientes, que no pueden huir de la exposición al virus, son los más abandonados. Por eso, tres de cada diez fallecidos por la pandemia en Venezuela son profesionales de la salud.
¿Y si Venezuela se queda sin médicos? Eso tampoco le ha importado al régimen ni un minuto. Son años de fuga de cerebros, y prueba de ello es que los venezolanos están siendo reconocidos en otros países como los mejores profesionales en estos tiempos de covid-19.
Su dedicación, su entrega, su empatía, su humanidad, su responsabilidad, su preparación y sus conocimientos los hacen destacar siempre. Y es algo que nunca ha sido tomado en cuenta. Los médicos venezolanos llevan más de 20 años de desprecio.
Desde sueldos de hambre hasta terribles condiciones de trabajo. Ni siquiera en las escuelas de formación de las prestigiosas universidades venezolanas han dejado de lidiar contra la adversidad. Y a pesar de todo ello, se gradúan y en seguida se entregan al paciente venezolano en cada hospital que se cae a pedazos.
No han dejado de ser víctimas, pero ahora lo son más directamente. Porque ellos también se enferman, ellos, más que ningún otro venezolano, están en contacto con el horror del coronavirus y la mayoría no rehúye la responsabilidad. Al contrario, la asume con entereza, invierte su poco dinero en tratar de protegerse, pero muchos han perdido la vida en el camino.
¿Cómo podemos protegerlos? Alzando la voz una vez más. Señalando las injusticias de las que son objeto. Ahora pelean por la vida de los venezolanos y por la propia. Ahora más que nunca hay que no solo escucharlos, sino ayudarlos a gritar que los hospitales están colapsados, que el sistema de salud no tiene respuestas para esta emergencia y que el régimen es completamente incapaz de hacerle frente a esta debacle, aunque día tras días se llenen la boca dando números.
La situación de los médicos contrasta con la de los enfermos de la cúpula del régimen. Los rojitos creen que los paramédicos cubanos pueden cuidarlos, pero además, importan todo lo necesario para ser tratados. Una vez más, es demasiado grosera la evidencia de que poco les importa la salud del venezolano, y mucho menos de sus médicos.
Hay que exigir la completa dotación de equipos de bioseguridad para los profesionales venezolanos y para sus sitios de trabajo. Dejen de jugar con los números de contagiados y pónganse a trabajar en lo que importa. La seguridad de los médicos es la seguridad de los venezolanos.